El Abanca Ademar cierra la temporada, cambia de ciclo y se queda sin aire ante el FC Barcelona

Así que estos partidos, tan imposibles, solo los animan equipos como el Abanca Ademar. El cuadro marista se presentó en el Palau con la misma ilusión de siempre, con esas ganas locas de organizar un festín, muy al estilo 'Cadenas'.

Hay cosas que no cambian en el adn del Ademar, tanto ha inyectado Manolo Cadenas en el plantel que todo lo que hay le recuerda. Mucho más este jueves, cuando su ausencia se dejaba ver en todas las esquinas.

En el Abanca hay una sensación de cambio de ciclo. Tanto ha dado Cadenas al Ademar, tanto se ha dejado en el balonmano, tanto ha latido su corazón y con tanta intensidad que ahora le pide reposo. Y frente a eso, poco se puede hacer.

Hoy toca ver al equipo leonés con una mirada analítica. Toca un cambio de ciclo al queobligan las circunstancias, con Manolo jugando sus partidos en los despachos, con el equipo impregnado por su saber y, casi con seguridad, con un nuevo entrenador.

Mucha carga para un encuentro que tuvo, como era previsible, a un Barça dispuesto a arrollar y al equipo leonés demostrando que eso no es tan sencillo (3-3). Juan Castro pudo lo que pudo, como el resto, pero es cierto que la lógica en el Palau siempre es la misma (6-4, 12-9, 17-13).

El Ademar siempre resiste con orgullo, aunque hay partidos en los que es imposible. Da igual que Antonio buscara ser el máximo goleador de la Asobal, o que Santista ofreciera un par de fogonazos, tal y como era previsible el cuadro blaugrana resolvió el encuentro en la primera mitad, con un gol desde la estratosfera (22-15).

A partir de ahí la historia no daba mucho más de sí. Hay rivales ante los que hay que resistir con bravura hasta un punto, y a partir de ahí tirar de orgullo y de dignidad sabiendo que la derrota es inevitable.

Y la de este jueves era una derrota segura. Con los Antonio Carlos Ortega sacando ventaja paso a paso (24-16) y todo ante una grada que ya por entonces se comía las pipas con mucha tranquilidad (28-19).

Hubo un momento en el que el Barça se convirtió en una apisonadora (33-22) y cuando el mejor equipo del mundo pisa a fondo resistir es imposible. Con Vargas y Nielsen todo era imposible. Nunca fallan.

Y así (37-27), hasta el minuto final y hasta el marcador que ya estaba escrito con anterioridad de la crónica (43-30).

No hay equipo que se resista al empuje blaugrana. Cierto que el Abanca lo intenta siempre que pisa esa cancha. Lo hace con un empeño admirable aunque sin fortuna, sin posibilidad real.

El Ademar León cierra la trapa a la temporada, pone su punto y final y mira al horizonte con la seguridad de que la presencia de Manolo Cadenas es sumamente complicada. El corazón le pide un descanso y a él no le quedará más remedio que dárselo. La vida, la deportiva, tiene sus tiempos y sus momentos.

Nada será igual a partir de ahora aunque queda la esencia de lo aprendido y el homenaje a quien todo es en este club tan ejemplar y tan lleno de León.