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DANI GONZÁLEZ
Domingo, 18 de diciembre 2016, 10:39
Un chaparrón de agua fría. La desilusión más absoluta. Una pesadilla que, por desgracia, no era un sueño, era real. El Abanca Ademar ha sido barrido por un ciclón, llamado Granollers, por 23-30 en el que los maristas no tuvieron opciones ... de victoria en ningún momento y los vallesanos multiplicaron exponencialmente sus puntos fuertes.
La fiesta era increíble antes del encuentro. Una gran ambiente, una grada a rebosar, cánticos y ruido para llevar al Abanca Ademar en volandas hasta la final. Solo faltaba que fuese correspondido en la pista con un gran partido en el que los leoneses se llevaran el triunfo. Pero la guinda al pastel, lo deportivo, falló en el inicio. Un parcial de salida para Granollers de 0-3 fue el inicio de la pesadilla. En apenas cinco minutos, Guijosa ya había pedido tiempo muerto.
El ataque vallesano atacaba y marcaba. El fallo no existía en el cuadro de Viver que, confiado, asestaba un golpe tras otro al cuadro marista. La ofensiva leonesa, en cambio, rebosaba nervios e imprecisiones. Solo un infalible Costoya, lo único destacable en la primera mitad de los de Guijosa, mantenía en el partido a los locales.
Sin soluciones
Pero poco a poco la renta vallesana crecía. Y no paraba. Un nuevo tiempo muerto de Rafa Guijosa no servía de nada. Eran pocos los ataques buenos del Abanca Ademar y, de ellos, muchos eran detenidos por un Vicente Álamo que estaba reviviendo sus mejores tardes en el Palacio, y otros eran frenados por la suerte que 'enviaba' el balón a los postes. Nueve goles de ventaja llegó a tener Granollers, momento en el que los maristas despertaron y comenzaron reaccionar.
Con Jaime Fernández en el avanzado sobre Cañellas, cerebro y centro motriz del ataque catalán, el Abanca Ademar su puso a seis goles. Carlos Viver detuvo el partido, leyó la situación a la perfección y frenó la intentona de remontada. Los errores simples en el cuadro leonés volvieron a aparecer, fallando tiros y pases fáciles que volvieron a colocar una losa de nueve goles sobre el Abanca Ademar.
Biosca, que tuvo que entrar en lugar de un negado Cupara, detuvo el último lanzamiento de la primera parte. Una pizca del carácter del Abanca Ademar apareció entonces. Con escasos segundos de juego, montaron un contraataque que Costoya transformó para dejar la montaña a ascender en la segunda mitad en 'solo' ocho tantos.
Microscópicas esperanzas
El primer minuto de la segunda mitad parecía que el milagro era posible. Vieyra anotó y Biosca enlazó dos paradas seguidas. Era posible. Pero esta posible reacción se frenó de golpe con la rigurosa expulsión de Juanjo Fernández. Si el Abanca Ademar estaba al borde de la locura, esta decisión desquicio por completo al conjunto marista. Solo Biosca, excelso, mantenía el partido vivo.
Y es que los fallos, los nervios, las imprecisiones de la primera mitad regresaron. Vicente Álamo volvió a crecerse, se convirtió en un frontón. La puerta estaba cerrada, el túnel hacia la final no era en el que se había metido el Abanca Ademar. Un pequeño haz de luz, de esperanza se abrió para los maristas con una triple exclusión de los vallesanos. Ante tres defensores, los leoneses esperaban dar un buen mordisco a la renta catalana. Pero el parcial fue de 0-0.
El partido termina de romperse
Esa fina línea que separaba al Abanca Ademar de ir perdiendo de diez goles cada vez era más delgada. Y acabó rompiéndose pese al empeño de Biosca, con más de un 43% de acierto, para que así no fuera. Había que jugársela y Guijosa colocó una defensa 4-2 con Jaime y Rodrigo de avanzado. Pero nada podía evitar la derrota en la que los árbitros, al igual que el conjunto local, estuvieron muy poco acertados.
El partido pasó a ser un intercambio de goles con la renta siempre en torno a los diez tantos. El Abanca Ademar, pese a todo, no bajó los brazos, mantuvo la intensidad y lo intentó. Pero no era posible, no había nada que hacer. La pizca de fortuna que se necesita en las grandes citas no había hecho acto de presencia, la serenidad en los momentos clave se esfumó y el sueño se fue con ella.
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