Mario Gómez: «A Kamin simplemente hay que venir a disfrutar»

Un Sol Repsol que no hace otra cosa que dar peso a la constancia y a la mejora; unas ideas que siempre están presentes. «Es una actitud no es un fin ni una meta, es el camino. Ser mejor en el día a día», afirma Mario Gómez, chef de Kamin.

Kamin es la niña de Mario Gómez, una hija que nació casi en pandemia y pese a esta dificultad ya es uno de los restaurantes que elevan la gastronomía de la capital leonesa.

El jurado valoró que la apertura de este rincón en pleno corazón del barrio húmedo «supuso en 2020 un soplo de aire fresco que llega a sorprender con menús originales y creativos, fruto del empeño en compaginar, el afán por innovar y la determinación de emplatar productos locales de toda la vida. Lo de siempre, pero de una manera diferente».

Algo que para Mario es bueno y malo «porque te ponen un listón, alguien te dice que tu restaurante tiene una la calidad, te han puesto un nivel y cuando te levantes por la mañana vas a pensar, -tengo que mantenerlo-», explica este cocinero.

En ese «lo de siempre de una manera diferente» se esconde la exigencia que se auto impone y la necesidad de innovar de manera constante.

Cruzar las puertas de Kamin es adentrarse en una experiencia que comienza en el momento que se abre la puerta y culmina cuando se cierra, durante todo este tiempo, en el que nada se deja a la improvisación, el comensal solo tiene que hacer una cosa, disfrutar.

«Si yo fuera el comensal, no pensaría en lo que voy a comer, vendría simplemente a disfrutar. Sé que no me gustan ciertas cosas, pero yo siempre me meto mucha caña en probarlas otra vez. Esa es un poquito la filosofía, hay gente que dice que no le gusta la cebolla pero la última vez que la comió igual fue hace diez años, ya no eres la misma persona; igual ahora te gusta y te lo estás perdiendo», resalta.

No hay conformismo posible y durante la entrevista ya nos cuenta que está trabajando en incorporar unos relojes de arena que reflejen la importancia del tiempo. «Estoy viendo cómo puedo hacer que con ese reloj de arena, que dura tres minutos 50 segundos, puedo incluirlo en el menú. Decir en este tiempo se va a cocinar algo, mientras tú te comes otra cosa; son las cosas que se me pasan por la cabeza», señala entre risas.

Y es que el tiempo es muy importante tanta en la elaboración de los platos como en la degustación. El tiempo es un ingrediente más. «Es una filosofía que nació en la pandemia y trata de hacer ver al cliente que solo con el paso del tiempo, sin hacer nada, las cosas se hacen o se cocinan. Un ejemplo es el vino que necesita años en botella para que este más rico, ahí el tiempo es un ingrediente porque sin él no sería igual», reflexiona este chef.

Y en ese transcurrir del tiempo hay cambios, cambios que permiten que la innovación este presente. Hay cambios para que nada cambie.

Nada es eterno en este restaurante menos su marcada idiosincrasia, a pesar de la corta edad que tiene. «No hay una definición de Kamin, ni quiero que la haya; de hecho le doy constantemente vueltas», afirma.

En ese origen, tradición, inquietud ahora también hay un sol que ilumina Kamin y hace visible un trabajo cocinado a fuego lento, de esos que la espera merece la pena.

El Sol Repsol tan solo es el aperitivo del menú degustación que el futuro deparará a la niña de Mario Gómez.