«Las tentaciones están a la vuelta de la esquina»

-¿Cómo lidiaba con esas situaciones tan complicadas?

-Tengo dos roles bastante marcados. Cuando entro en las villas, intento pensar que la única referencia que tienen en cuanto se separan es conmigo. Entonces, ahí soy un poco más cercana, pero tampoco mucho, porque no puedo contar casi nada. Ahí les ayudo un poquito más a soportar la experiencia. Y luego están las hogueras. En las hogueras, hay un trabajo de contención absoluta, de sufrir por dentro con ellos.

-¿Lo pasó mal en las hogueras?

-Lo pasé muy mal, tanto para decirles que tienen más imágenes, como que no hay más, o que no hay ninguna, que existen las tres versiones. Soportar sus preguntas y sus miradas suplicantes es complicado, porque no les puedes ayudar. Lo bueno es que en el momento en que se prestan a ir, viven un viaje también por dentro, porque es una montaña rusa emocional desde el primer día hasta el último. Son dos tiempos: el viaje que viven por separado con la pareja, y el que viven con ellos mismos. Se dan cuenta de sus inseguridades, de sus miedos, de sus celos, y de tantas y tantas cosas que tienen dentro. Interferir o poder avanzarles cosas sería quitarle esencia a lo que es 'La isla de las tentaciones'. Así que, sí, en las hogueras lo he pasado bastante mal.

-¿Trae inconvenientes que las parejas ya sepan dónde se están metiendo?

-Las parejas vienen sabiendo lo que han visto, y aun así, no habían pasado ni 24 horas, y todos y cada uno de ellos ya me habían dicho: 'Si lo llego a saber, no vengo. Esto es más duro de lo que pensaba'. Es muy real. En el momento en que se separan en el primer programa, las parejas ya no vuelven a hablar. Entonces, depende de cómo se hayan despedido, de la última frase, de cómo estén, de los nervios…

-¿Es imposible llevar una careta durante todo el programa?

-Sí, porque no pueden mantener un personaje. Les sorprende a ellos mismos ver a su pareja cuando no está con ellos. Eso no lo vemos nunca, y ya no es tanto por caer en la tentación, pero aquí nos lo muestran las hogueras. Es una bomba que te va al corazón. Están desangelados. Aunque hayan visto la primera edición, los pobrecitos se quedan sin alas. La televisión es la gran indiscreta. Si tú no eres real y no te muestras, no funciona y no engancha, porque se nota.

-¿Cómo recuerda su primer 'hay más imágenes para ti'?

-De la manera más natural. No lo preparé. Esperé a estar en la primera hoguera, con esa tensión, porque todos estábamos nerviosos, y lo solté como soy. No me planteé nada, pero fue un momento muy mágico, porque la hoguera se convierte en un lugar en el que ellos se apoyan, sueltan todo lo que sienten, y solo estamos ellos y yo.

-¿Ha cambiado la percepción que tenía?

-Yo me fui pensando que en el amor todos somos frágiles, y lo sigo haciendo. Se ha escrito tanto y se ha intentado atrapar y definir este sentimiento maestro, y no somos capaces, porque es imposible. Lo que llegamos a sentir es un cúmulo emocional, son pactos de pareja, es comunicación a tope, fluye, no es nada fijo… Es como el Santo Grial. Yo no dejo de preguntárselo a mis padres, que llevan 54 años casados y han pasado de todo. Me ha ratificado que no va de la cabeza, sino del corazón. Y ahí, no somos maestros todavía.

-¿Pudo desconectar?

-Tengo la suerte de que me entretengo con una mosca. Mucha lectura, deporte, con entrenador 'online', y… tampoco he tenido mucho tiempo más, porque las grabaciones son intensas y los deportes de aventura en República Dominicana no los he podido hacer, porque la Covid es universal y había toque de queda a las ocho de la tarde. No he podido visitar lugares que me parecían maravillosos, ni hacer esnórquel. Me llevé las aletas y las gafas, y no las pude usar.

-¿Cómo fue la visita de su pareja?

-Fue como una válvula de oxígeno tras tanto tiempo allí, pero al final es algo anecdótico, porque de lo que necesitas desconectar es de esa carga emocional y de la contención que vives. Intentaba distraerme de cualquier manera y soltar todo lo que tenía que soltar después de cada hoguera.

-¿Cómo lleva no poder contar nada?

-Lo llevo muy mal, pero no he dicho nada, y eso que tengo dos sobrinos que no me habían escrito nunca para ningún programa, y que con este me han taladrado.

-Decía que nunca hubiese participado. ¿Qué piensa después de haberlo vivido en primera fila?

-Que para ponerme a prueba ya tengo el día a día. Lo queramos ver o no, la pareja no es algo fijo, y las tentaciones están a la vuelta de la esquina. La diferencia es que normalmente no lo ves, y en este programa sí. Si tu pareja fuera con una camarita y luego te enseñasen las imágenes… No sé cuántas parejas sobrevivirían a eso.