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Rodrigo Cuevas enamora a quien se detiene dos segundos a escucharle. Una persona sincera, sencilla y que defiende la identidad de cada uno como algo esencial. Alguien que vive feliz, ahora que ha superado muchas cosas, y que intenta transmitirlo.
Rodrigo Cuevas se ha ... sincerado en cada respuesta en el programa de Jordi Évole en La Sexta y ha tenido también unas palabras de cariño para Rodiezmo de la Tercia, el que también considera 'su pueblo'.
¿Cómo era vivir en Oviedo?», inicia la conversación el presentador. El artista comparte un desayuno con Jordi Évole, con quien habla de su niñez en Asturias y del 'bullying' que sufrió en Oviedo. «Es una ciudad muy conservadora, no hay hueco para un tipo de persona y tu estás en los márgenes», asegura el artista que recuerda el acoso escolar que vivió en aquellos años.
«¿Sabes donde no me hacían bullying?», repregunta Rodrigo Cuevas al periodista, y responde sin dejar tiempo a nada, lo hace con contundencia y con orgullo: «En el pueblo, en Rodiezmo». Y es que si al principio del programa dejó claro que vive feliz cuando está en el pueblo leonés, también tuvo un remanso de paz en esas calles cuando era un niño.
«En Rodiezmo nunca me llamaron maricón y tenía muchísimos amigos, ninguno de ellos me hizo bullying, nunca», Rodrigo Cuevas ha supera aquellos años, pero en sus ojos, en sus palabras y en su forma de expresarse se ve aún aquel sufrimiento. Porque mientras sigue relatando su infancia recuerda que «en Oviedo en todos los sitios donde estuve estudiando me hicieron bullying».
Aquellos años, «me acuerdo de ir por el patio aguantando las lágrimas para que no me vieran débil y no contarlo en casa porque era una vergüenza», relata Rodrigo Cuevas. Unas confesiones que ha hecho en muchas ocasiones en sus conciertos y que también sirven para aquellos que hoy día sufren acoso en las aulas o en cualquier otro entorno se atrevan a romper con ello.
El artista reconoce que «ir a un colegio nuevo era súper duro, pero yo pensaba 'aquí no me van a llamar maricón'». En ese momento, buscaba evitar esos momentos de acoso y pensaba para si mismo «voy a hacer el macho» algo que hoy le hace mucha gracia y rompe a reír a carcajadas asegurando «que cuadro tenía que ser eso».
«Yo no sabía si era maricón, no sabía qué era ser maricón», lamenta el artista.
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