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Kepa Acero.
Kepa Acero: «Mundaka es una obsesión y una pasión»

Kepa Acero: «Mundaka es una obsesión y una pasión»

El vizcaíno recorre el Camino de Santiago en bici y sobre su tabla de surf en 'Caminando sobre las olas', hoy en La 2

Julián Alía

Madrid

Domingo, 26 de abril 2020, 00:36

Kepa Acero (Vizcaya, 40 años) había sido campeón de Europa junior de surf, pero antes de cumplir los 30 se desencantó del mundo de la competición. Lo dejó, y se dispuso a viajar por el mundo y a buscar olas «tan buenas» como la de ... Mundaka, un lugar con el que tiene una estrecha conexión, y que visita hoy en 'Caminando sobre las olas', el programa que emite La 2 a las 19.25 horas.

–Se utiliza mucho la palabra 'surfero', pero no figura en la RAE. ¿Tiene connotación negativa dentro del sector?

–La verdad es que no lo sé. A mí me da igual (risas). Yo no lo veo despectivo, aunque igual 'surfero', por las películas, por los tópicos, se relaciona con tener mucho tiempo libre, y puede que haya algo despectivo, pero yo no lo veo así. Yo me considero surfista y surfero, las dos cosas.

–¿Le queda algún rincón por surfear?

–Cuanto más conoce uno, y he tenido el privilegio de poder ir a muchos sitios, se da cuenta de que no conoce nada. Llegas a un rincón de Alaska, y te queda toda la costa restante, hasta Canadá, o a Perú… Realmente, está todo por descubrir.

–¿Tiene algún lugar favorito?

–Si hay un lugar que me apasione especialmente, y que parte de mi corazón esté allí, es África. Quizá por las circunstancias difíciles que ha tenido históricamente ha sido el continente menos explorado, y para mí ha sido el más interesante. También es verdad que conecto mucho con la cultura, con el color y con las ganas de vivir. Me apasiona.

–¿Cómo surgió 'Caminando sobre las olas'?

–Yo hice el mismo proyecto en 2011 con un amigo. Hicimos el Camino de Santiago con un carro y una bicicleta. Estuve un mes, y saqué una pieza de seis minutos. Y años después, Aitor Gabiña, de The Surf Channel, la productora del programa, tuvo la misma idea. Me preguntó si me animaría y le dije: '¡Eso lo he hecho yo! (risas). Después de haber viajado a tantos sitios, te das cuentas de que no hace falta irse tan lejos para vivir una experiencia así de bonita. Surfeamos por el Cantábrico y conocemos un poco la vida de los peregrinos, y, al mismo tiempo, la cultura del mar, no solo del surf, sino también de pescadores, percebeiros…

–¿Vuelve por Mundaka?

–Sí, sí. De hecho, pasamos por Mundaka en el capítulo del domingo (por hoy). Aparecen entrevistados algunos de los pioneros, que cuentan cómo la encontraron y lo que significa para nosotros ese sitio, que es como un templo sagrado.

–Y más para usted, ¿no?

–Sí, claro. Ahora tengo 40 años, y a Mundaka llevo yendo desde que era un enano. Es una ola buenísima, de las mejores del mundo, y ahí aprendimos nosotros a amar la experiencia, en una ola de tanta calidad y con tanta dificultad. Yo creo que eso fue también lo que me llamó la atención para ir a buscar fuera olas tan buenas. Es un sitio que ha marcado mi vida, y donde también, curiosamente, tuve un accidente que casi me la quita. Me pegué un golpe en el cuello hace dos años y casi no lo cuento. Es un lugar en el que se juntan muchos sentimientos.

–Ha surfeado por todo el mundo. ¿Qué probabilidad había de que le pasara allí?

–Es increíble. He estado en sitios en los que coges un compromiso con lo que haces y con tu vida, pero, paradójicamente, me pasó entre amigos y un día de Navidades. Quizá tiene que ver con que estás más relajado en casa, más confiado. A veces los accidentes suceden cuando bajas un poco la guardia. A mí me dio una perspectiva de lo rápido que esto se puede apagar, pero para bien. Es un buen aprendizaje: pasar una de esas y, por supuesto, que todo salga bien.

–¿En ningún momento pensó en dejarlo, aunque el cuerpo le permitiese seguir?

–No, no. Desde el día que me dijeron que probablemente volvería a caminar y que era fácil que volviera a surfear, ya estaba viendo vídeos de Mundaka y quería volver allí. Para mí, es como una obsesión y una pasión. En cuanto tuve la oportunidad y me encontré mejor, fui. Aunque sí que es verdad que después del accidente he seguido viajando y, ante olas muy duras, cuento hasta tres antes de lanzarme. Ahora lo pienso más y me digo: 'Ya has gastado una oportunidad. Cuidado, que otra de estas no te la perdonan'.

–¿Y cómo lleva no poder coger la tabla estos días?

–No está siendo fácil, pero, por otro lado, estoy acostumbrado a pasar mucho tiempo solo.

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