Jordi Évole: «Vivimos en la crispación permanente»

-¿Cómo surgió la temática?

-La idea de hacer un programa sobre las cárceles ya nos rondaba desde hacía mucho tiempo, porque habíamos tenido ocasión de estar en contacto con el mundo carcelario. Nos interesaba mucho, porque pensamos que las personas que han pasado por la cárcel, o las que están allí, tienen una manera de narrar las cosas muy única, muy inédita. Nos apetecía dedicar toda una serie a esas personas, ya fuesen anónimas o conocidas. También pensábamos que, teniendo en cuenta que nosotros durante la época de 'Salvados' reflejamos muchas de las malas praxis que había en la vida política y económica de este país, era interesante también ver cómo ahora algunos de esos personajes estaban pagando por ello con la cárcel.

-¿'Lo de Évole' siempre va a estar centrado en el mundo carcelario?

-Todos los capítulos de esta temporada van a tener vinculación con el mundo de la cárcel. El primero es como un prólogo, en el que explicamos por qué hemos llegado hasta aquí, y hacemos un recorrido a través del que fue uno de los primeros que hizo un programa enteramente dedicado a las cárceles, que fue Jesús Quintero, y que tuvo todas las facilidades para entrar en ellas. Y haciendo ese recorrido también vemos cómo 25 años después hacer ese tipo de televisión y tener ese acceso se ha dificultado mucho. Denunciamos también ese retroceso.

-¿Y las siguientes temporadas también?

-No, no. Nos gustaría que, en caso de que funcione, que nunca se sabe en televisión, las próximas temporadas tuviesen otro tipo de paraguas.

-¿En qué diría que se diferencia de 'Salvados'?

-Quitarnos el sambenito de que esto se parece a 'Salvados' va a ser muy difícil, pero diría que tiene un punto más íntimo, y una realización y un guion que arriesgan más. Espero que se vean esos matices.

-Este programa lleva su nombre. No se lo va a poder dejar a nadie (ahora 'Salvados' lo presenta Gonzo).

-(Risas) Eso es verdad, eso es verdad. No lo había pensado.

-¿Cómo fue el encuentro con Junqueras?

-El proceso lo iniciamos prácticamente el día que Oriol Junqueras entró en la cárcel. Nosotros ya habíamos tenido contacto con su equipo antes de entrar, y llevábamos unos dos años y medio detrás de la entrevista. Lo que nos encontramos fue a un Oriol Junqueras muy fuerte, combativo, pero también conciliador. Yo creo que vamos a ver a todos esos 'Orioles Junqueras' en la entrevista.

El miércoles decía en 'El Hormiguero' que Abascal se merecía «un hostión». Aunque fuese de broma, ¿no le asusta hacer ese tipo de declaraciones, por lo que puedan generar?

-A mí lo políticamente correcto ya me empieza a molestar. Entonces, si alguien interpreta lo que yo dije sobre Abascal como una amenaza real, o como algunos de Vox están diciendo, que fue un delito de odio, es que no lo han visto entero. La incitación a la violencia la están haciendo ellos poniendo el vídeo recortado, porque si lo ves completo se nota claramente que además matizo lo que digo, se ve el tono en el que está dicho. Pero, claro, si ellos cogen solo cinco segundos del vídeo. Me parece que sí que es una incitación a la violencia no poner las cosas completas y con el tono que tenían, pero bueno, creo que todos los políticos intentan aprovechar cualquier cosa para sacarle provecho, y digamos que ellos son expertos en eso. Tampoco me gustaría darle más bola.

-Comenzó siendo El Follonero. ¿Se esperaba que la política se volviese tan 'follonera'?

-En este país, la crispación y la política han ido muchas veces de la mano. No es la primera vez. Lo que pasa es que la crispación tenía como valles. Tenía sus subidas, luego bajaba. y el problema de ahora es que vivimos en la crispación permanente. No desaparece nunca, y eso al final agota al ciudadano.

-¿Cree que se solucionará el tema catalán o que irá a peor?

-Si pensase que no se fuese a arreglar, estaría desesperado, porque yo vivo en Cataluña y tengo muchas ganas de que se solucione. Entonces, espero que esta puerta que se ha abierto ahora al diálogo y a una mesa de negociación no sea una puerta falsa, sino que realmente dé sus frutos. No se me ocurre ninguna otra manera de llegar a acuerdos que no sea sentándose a una mesa.

-¿Le cuesta explicar a sus familiares de Extremadura y Andalucía que muchos catalanes quieran separarse de España?

-Bueno, yo, como no me quiero separar, no tengo por qué explicarlo. La verdad es que en mis familiares, tanto de Extremadura, como de Andalucía, como de Valencia, aparte de Cataluña, encuentro mucha sensatez. Y yo creo que la hay en la mayoría de los ciudadanos. La mayoría española no es la del 'a por ellos', ni mucho menos. Lo que pasa es que a los extremos les gusta hacer mucho ruido.

-¿A quién le compraría un coche de segunda mano, a Junqueras o a Torra?

-Pues. a Junqueras.

-¿Por algún motivo en especial?

-No, porque Junqueras es casi vecino mío. Vive en el pueblo de al lado, del que fue alcalde, hace mucho tiempo que nos conocemos, a veces nos hemos encontrado en la misma gasolinera. No es que seamos amigos, pero nos conocemos.

-¿Presentaría la gala de los Goya si se lo ofrecieran?

-No. De hecho, me lo propusieron hace cinco o seis años y no quise hacerlo. Creo que uno tiene que ser consciente de sus limitaciones. Yo no soy el mejor maestro de ceremonias, ni mucho menos. Igual un día lo pruebo y digo: 'Pues oye, tampoco ha salido tan mal'. Pero así, de entrada, me daría pánico. También creo que, teniendo a gente como Buenafuente, como Sílvia Abril, o los propios Ernesto Sevilla y Joaquín Reyes, aunque ellos rajen mucho de su propia gala, Dani Rovira, José Corbacho. También recuerdo las galas que presentaba Rosa María Sardá, que eran una auténtica maravilla. Cuando tú te ves ante esos monstruos, tienes que saber encontrar tu sitio, y creo que el mío está en preguntar cosas.

-¿Qué recomendaría de lo último que ha visto en cine y televisión?

-'Vida perfecta', de Leticia Dolera (Movistar), 'Joker', 'Jojo Rabbit', y 'Years and Years' (HBO).