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Daenerys, la Targaryen

Daenerys, la Targaryen

El giro del personaje ha despertado la polémica pero, como en la mayoría de las ocasiones, no es tan importante el qué sino el cómo

M. E. García

Valladolid

Miércoles, 15 de mayo 2019, 13:58

«Daenerys de la Tormenta de la casa Targaryen, legítima heredera del Trono de Hierro, legítima reina de los Ándalos y Primeros Hombres, Protectora de los Siete Reinos, Madre de Dragones, la Khaleesi del Gran Mar de Hierba, la que no arde, Rompedora de Cadenas» ... ... y así podría seguir un rato. Porque Danerys tiene un poco de complejo de Aragorn, hijo de Arathorn, señor de Gondor.

El tema 'titulitis', la Madre de Dragones siempre lo ha llevado muy a gala. Tanto los 'oficiales' como los extraoficiales. Y ahora, con la emisión del penúltimo capítulo de Juego de Tronos su personaje confirma un giro se veía desde hace... bueno, no desde hace tanto.

---- Si no estás al día con la serie mejor que no sigas leyendo----

«Locura y grandeza son dos caras de la misma moneda y cada vez que un Targaryen nace, los dioses lanzan la moneda al aire y el mundo aguanta la respiración para ver de qué lado caerá». Jhaerys II

Muchos son los Targaryen que a lo largo de la historia han desarrollado o han nacido con esa demencia propia de la familia. Desde Aerys, El Rey Loco, padre de Daenerys (al que le gustaba quemar gente con fuego valyrio en el salón del trono) hasta Maegor el Cruel, hijo de Aegon el Conquistador, los gobernantes de la familia de los dragones se han ido repartiendo entre los buenos y los que han sido un desastre en todos los sentidos.

Drogon y Danerys durante la Batalla del Campo de Fuego.

La locura Targaryen tiene como objeto principal el fuego y su desencadenante, si no es de nacimiento, tiene que ver con traiciones y desconfianzas varias. Así le ha sucecido a Daenerys. No importa si es congénita o si se debe a los incestos reiterados. El hecho es que ahí está. Y se manifiesta con relativa frecuencia.

En el caso de Daenerys es complicado no empatizar con una chica, tercera de tres hermanos, los otros dos varones, huérfana y exiliada, maltratada por su hermano, vendida como esclava y resurgida del fuego con tres dragones tamaño gallina. Es complicado no empatizar con alguien que se autodenomina 'rompedora de cadenas' y liberadora de esclavos', pero la locura de Danerys era de esperar.

Los indicios

  • El ojo por ojo. Daenerys ordena ejecutar a tantos amos como los 163 niños esclavos crucificados a lo largo del camino que la lleva a Meereen.

  • Los Tarly. La ejecución de los Tarly usando el fuego de Drogon y sin atender a razones para salvar al heredero.

  • Aemon. «Ella está sola y no tiene una familia que la guíe y la proteja. Un Targaryen solo en el mundo es una cosa terrible». No hay mucho más que añadir.

  • Viserys. Su impasividad cuando Drogo 'corona' a su hermano. Aunque bueno, esto es comprensible.

  • Qarth Es innegable que Daenerys, como Cersei, tiene talento para los castigos crueles. Ahí deja a Xaro Xhoan Daxos y a Doreah encerrados en la caja fuerte vacía.

  • Los hijos de la Arpía. Cuando Barristan muere asesinado en las calles de Mereereen, la reina encarcela a tres amos. Para dar una lección achicharra con el fuego de sus dragones a uno de ellos sin importar demasiado si han tenido una responsabilidad real.

El rechazo de Jon, el sentimiento de traición y, sobre todo, el no sentirse querida por 'su pueblo' hace que se lance en los brazos del fuego destruyendo todo y a todos en Desembarco del Rey. Su hermano, Viserys, pensaba que cuando llegara a Poniente los campesinos le recibirían por todo lo alto. Una idea que Dany rechazaba y pero en la que acabó cayendo después de ganar la batalla de 'La Larga Noche'. Al fin y al cabo, si llegas con tres dragones y te entregas en cuerpo y alma para salvar al mundo esperas un poco de cariño a cambio. En vez de eso ves como Jon, en principio un bastardo, cuenta con más cariño y más apoyo que tú y eso, sin hacer mucho esfuerzo, todo sea dicho.

También es verdad que el único Poniente que conoce Daenerys con un poco más detalle es precisamente, El Norte. Un lugar en el que es lógico que Jon sea el héroe, aunque realmente en la Batalla de los Bastardos o en la batalla de Invernalia no hay hecho nada.

Danerys con Drogon recién nacido.

Para rematar estás enamorada de ese bastardo, que no lo es, sino que es tu sobrino y tiene más 'derechos'* que tú al Trono de Hierro. Él te rechaza al descubrir que sois familia. Además, pierdes en muy pocos días a Rhaegal, a quién fue tu más leal consejero y a tu mejor amiga. Todo así, sin anestesia. Pues puede que te cabrees un poco, puede que se te vaya la olla, pero claro, es que Daenerys sigue siendo la Madre de Dragones, el único título que nunca nadie le podrá quitar, y tiene a Drogon, el más grande, el más destructivo, el único que hubiera podido hacer sombra a Balerion, El Terror Negro.

Los amantes de Teruel, tía y sobrino.

Daenerys, la reina mendiga, llegó más allá que ningún otro personaje, hasta Qarth (buscadlo en cualquier mapa y alucinad) y se internó en la Casa de los Eternos para recuperar a sus dragones, a sus hijos. Venció. Superó la muerte de su esposo, consiguió a los Inmaculados y liberó a los esclavos de la Bahía del mismo nombre. Cayeron Astapor, Yunkai y Meereen. La reina piadosa, la que se preocupaba por la gente, la que encerró, con lágrimas en los ojos a Vyserion y Rhaegal, para que no comieran niños.

La que consiguió montar sobre un dragón, por primera vez en siglos, solo para huir de la arena de Meereen superada por la situación política, la crueldad del ser humano y el agobio que provoca el poder. Volvió a ser una reina mendiga, volvieron a secuestrarla y a intentar venderla como esclava pero, como viuda de un khal, acabó en Vaes Dothrak, destinada a pasar encerrada el resto de su vida. Pero no se rindió, sino que volvió a resurgir del fuego, mató a los khal que pretendían esclavizarla y consiguió unificar las hordas. Salió de allí más fuerte que nunca para poner rumbo a Poniente con 24.000 Inmaculados, miles de dothrakis y tres dragones, dispuesta a conquistar lo que creía suyo por derecho. Podía comerse el mundo.

Daenerys vuelve a salir del fuego en Vaes Dothrak achicharrando el Dosh Khaleen con todos los jefes de la tribus dentro.

Y cuando llegó resultó que nadie la quería allí.

A Danerys se le nota la sangre Targaryen. Además de la fantástica llegada la las conversacion de paz con Cersei a lomos de Drogon y el sentido del espectáculo que te da tener un bicho gigante que escupe fuego, es valiente, dispuesta, inteligente. Pero la situación le acaba superando. Parece que es capaz de soportarlo todo menos que a los que ella quiere no le quieran. Y ahí está el vuelco.

El giro no es extraño, es 'natural' y muy posible, pero no para hacerlo en tan corto periodo de tiempo. Es cierto que existen momentos en los que pueden mosquear ciertas actitudes. Partiendo de la ambición tornada en obsesión por alcanzar el Trono de Hierro que se muestra desde la séptima temporada, el revés definitivo se ha definido en un unos pocos capítulos, dos o tres, que no terminan que justificar la locura (aunque sí la ira) que demuestra en el ataque a Desembarco.

Cabe recordar que Daenerys es joven y los palos que se ha llevado, aunque gordos, parecen no ser suficientes. El ejemplo más sencillo al que recurrir es el de su propio padre. La decadencia de Aerys fue paulatina y no quiso quemar Desembarco hasta que no vio traicionado por su supuesto más fiel aliado -Su mano, Tywin-, perdió a su primogénito en el Tridente y, sobre todo, porque la capital iba a caer sin remedio. Es decir, iba a perder la guerra. Este punto es determinante.

Aerys quiere quemar una ciudad y a unos ciudadanos porque no quiere entregar la ciudad a su enemigo. Cuando dice que «gobierne sobre cenizas» se refiere a Robert no a él mismo. Daenerys la abrasa porque sí. No parece que ni siquiera la locura sobrevenida de manera tan rápida justifique una acción tan desproporcionada.

«Conseguiré lo mio a sangre y fuego», dijo en una ocasión. Y ha cumplido la promesa, vaya si lo ha cumplido. Al menos la parte de la sangre y el fuego. El lema Targaryen, que nadie lo olvide.

Drogon destruye Desembarco y fríe a todo el que pilla.

Danerys no deja de ser un personaje repleto de luces a la que las sombras han devorado. La narración de su bajada a los infiernos es precipitada y demasiado simple. Da la sensación de que los guionistas se lo han querido quitar en tres capítulos mientras construían una personalidad casi perfecta durante seis temporadas. No es de extrañar que al espectador le chirríe el cambio, por lo precipitado, que no injustificado.

No es lógico que la narración construya el carácter de un personaje pausadamente durante cinco, seis, siete años y lo cambie de manera tan radical en tres capítulos por muchos indicios que hayamos querido ver.

Por mucho que duela a la mayoría de la audiencia Daenerys es, ante todo, una Targaryen y como tal debe hacer honor a su apellido. Los guionistas ya no lo han hecho tanto. Hemos visto crecer al personaje desde niña inocente a poderosa conquistadora lo que no se esperaba era la crueldad pero así es la grandeza.

*La serie ignora de manera deliberada el derecho de conquista.

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