Botín y Calleja

Ya he comentado alguna vez que esta patología tiene nombre, teleofobia, que es la que padecen quienes sienten un temor persistente, anormal e injustificado a los planes definidos.

Así que si yo presidiese el Banco Santander tendría que prepararme para padecer angustia de forma permanente. Afortunadamente -para el mundo y para mí- no está previsto que yo llegue a ocupar un cargo de estas características.

La banquera acudió al programa de Calleja, que es experto en conseguir que comparezcan en la tele aquellos que son más reacios a hacerlo pero que caen convencidos por el entorno natural que les proponen.

Condesas, toreros y actores internacionales le han dicho sí al montañero, pese a su aversión a este tipo de aventuras frente a las cámaras. En eso hay que reconocerle el mérito al comunicador, sobre todo en un panorama televisivo cada vez más homogéneo.

En Mediaset no dudaron en tirar la casa por la ventana para recibir a la Botín y emitieron su periplo por Groenlandia en todos sus canales a la vez. Y porque no tienen una radio, que si no lo retransmiten en directo.

Lo de cambiar de caras en la tele se agradece y la dirigente del Santander, a la que presumíamos que le habían preparado un discurso muy estudiado, dio juego.

Contó cómo su padre le echó del banco y las desavenencias que ambos tuvieron en el ámbito laboral. Y también desveló que había sufrido un aborto, motivo por el que regresó a España tras varios años entre Inglaterra y Alemania, entre otros destinos.

Afirmó, además, que hubo un tiempo en que se planteó ser periodista. De haber tomado aquel camino seguramente su agenda para los años venideros sería bastante más inestable.