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Nuria Rozas
Miércoles, 13 de abril 2016, 14:57
Frank Cuesta (León, 16 de octubre de 1971) vuelve a oír la llamada de la selva en 'Wild Frank' donde buscará los referentes del mito del dragón -murciélagos, anguilas, pangolines, víboras wrangler- y concienciará sobre el tráfico ilegal de animales. Las nuevas aventuras arrancan en ... Nueva York y visitarán lugares tan dispares como Indonesia o el Museo del Prado. En esta entrevista, la voz del aventurero se quiebra al hablar de Yuyee, la madre de sus hijos, encarcelada a quince años de cárcel.
Su relación con la selva empezó cuando se perdió varios días en Tailandia. ¿Cómo sobrevivió?
Fue hace muchos años y estuve durante tres días allí perdido. Al final, te das cuenta de que eres capaz de beber y comer cualquier cosa. Al principio, pasé mucho miedo por los sonidos, los ruidos, la oscuridad... Aunque prácticamente ni me acuerdo, tengo recuerdos como muy románticos.
Ha estado dos veces en coma por picaduras de serpiente. ¿Qué se siente con la muerte en los talones?
En esa época no sentía mucho. Pensaba en sobrevivir, tampoco te da tiempo a reflexionar. Ahora, cuando hay situaciones muy jorobadas, siempre pienso en los niños.
¿Cómo se arregla para cuidar a cuatro niños y a Loli, su zorro, usted solo?
Loli ya está donde tiene que estar. Y con los niños me arreglo bien y mal. La situación no es la mejor, pero entre todos nos ayudamos y cada uno tiene su función en casa. Poco a poco.
Son pequeños hombrecitos. ¿Le ayudan con la cocina?
Sí, sí. Ellos llevan la casa, la economía y todo.
Y usted, ¿cómo era de pequeño?
Era malísimo... (Se pone serio y se lo piensa). Ahora soy muy bueno comparado con aquel chaval. Era como el hijo que no quieres tener.
Hace poco ha estado en un templo budista. ¿Le ha aportado la paz que necesitaba?
Si te digo la verdad... No. Porque a la salida vuelves a tener los mismos problemas. ¡Tendré paz el día en que la madre de mis hijos esté con ellos! De momento, seguimos viviendo, pero de una manera muy presionada y triste. Sobre todo para los niños.
Están recaudando firmas para liberar a Yuyee. ¿En qué punto está este asunto?
El caso está en el Tribunal Supremo y estamos esperando su veredicto, que saldrá en un par de meses. A ver si todo va bien.
¿España goza de una buena 'salud animal'?
No se le ve un país muy sano, se le ve con problemillas.
¿Hay mucha fiera por metro cuadrado?
Sobre todo en política. ¡Mira cómo estamos! Hay un problema gordo de entendimiento y de generosidad.
¿Qué es lo que más echa de menos cuando está fuera?
De España echo de menos todo y nada. Cuando vengo, lo disfruto mucho, pero ya he hecho mi vida fuera y no tengo morriña. La morriña la tengo del lugar donde están mis hijos.
Dice que su castellano es como el de un niño: con tacos y burradas. ¿Ya ha madurado?
No, sigo hablando igual. Maduraré el día que me muera. Ya tenemos muchas personas serias en el mundo, hay que dejar a los serios serlo y a los cortitos, también.
En África se le resistió una jirafa, en Brasil las hormigas... ¿Qué especie ha sido la más peleona esta vez?
¡Todas un poco! No he tenido ningún incidente grave. El equipo es el que más ha sufrido.
¿Cuál ha sido el momento más difícil de esta temporada?
Tuvimos que cruzar un río que venía con muchísima agua y casi se nos ahoga el productor. Yo me empecé a reír porque pensaba que era una broma y luego me di cuenta que no era cachondeo y entre todos lo sacamos de allí.
En un periódico tailandés la gente apostaba sobre el año de su muerte. ¿Ha batido el récord?
Esa apuesta la hicieron como hace diez años. Así que sí, ¡he batido todos los récords de la historia!
Le echó una buena bronca a César Cadaval en Twitter.
Si es por luchar por los derechos de los animales me da igual sea quien sea. No voy en contra de las personas ni de la televisión, sino que intento educar a los jóvenes en que hay cosas que no son éticas. Cazadores ha habido toda la vida, salen al monte, matan al conejo y luego se lo comen. Pero es que ahora hay una nueva moda, la de cogerte un avión, pagar 25.000 euros y pegarle un tiro a un animal salvaje. No es ético, aunque sea legal. Hace muchos años también estaba permitido que tu padre pegara a tu madre. Si se ha luchado por los derechos de las personas, ¿por qué no hacerlo por los de los animales?
¿Se les puede querer más que a las personas?
No es querer, los animales no tienen abogados y nosotros llevamos diecisiete años luchando por ellos. Pero no me considero el abanderado de nada.
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