Millán Salcedo: «A la gente del espectáculo siempre se nos exige renovarse o morir, pero esto no sucede con la clase política»

¿Qué es en mis trece 2.0?

En mis anteriores show yo me metía mucho con la tecnología, pero de repente he sido abducido por ella y me he visto obligado hacer una gran parodia de ello.

¿Qué tal se lleva Millán Salcedo con la tecnología?

Ahora mismo me llevo bastante bien. Yo soy manchego, pero a veces parezco maño de lo cabezota que me pongo. Me puse tan testarudo que no quería saber nada de las nuevas tecnologías, no tenía ni móvil, ni ordenador. Pero ahora ya llevo tres años enganchado a estos aparatos.

En sus espectáculos, escribe, dirige, protagoniza, en definitiva, hace de todo. ¿Cómo lleva que si algo sale mal no le pueda echar la culpa a alguien?

Eso es un gordo que me tocó hace mucho tiempo, yo he tenido la suerte de poder dedicarme desde pequeño a lo que me gusta. Desde hace doce años que monte mi propio show; meto, quito, saco cosas en relación a la actualidad, en definitiva, hago lo que quiero. El domingo en León puede aparecer la reina Leticia intentándonos tapar, Cristina Cifuentes o el desaparecido Carles Puigdemont.

A pesar de que siempre se está actualizando, el público le recordará a menudo sus gags más ilustres…

Sí, eso es una cosa que he querido rentabilizar. Hay un sector del público que te viene con una sonrisa, lo cual en estos tiempos es de agradecer, para preguntarte por la Encarna y las empanadillas de Martes y 13; entonces, decidí hacer un apartado dentro del espectáculo en el que hablo de este tipo de anécdotas. Ayer, la casualidad quiso que me fuera a comer y jugar al mus a Mostoles, algunos flipaban viendo a la Encarna en Mostoles.

¿Se puede hacer humor con todo?

Creo que sí. Además, en esta era de las redes sociales todo el mundo puede dejar su comentario, incluso los más cobardes y la gente más resentida tienen voz y en muchos casos están bien considerados. En la comedia está el sentido del humor de por medio y también el buen gusto. Yo puedo salir de monja, pero eso no quiere decir que obligatoriamente me vaya a meter con la iglesia. Primero hay que escuchar, porque hay un sector del público que no escucha. Nosotros estamos para hacer reír a la gente, el sentido del humor es el único oxigeno que podemos respirar.

¿Cómo ha evolucionado el público? ¿Cada vez está más indignado?

Pero como no va a estar indignado. A la gente del espectáculo siempre se nos exige renovarse o morir, pero esto no sucede con la clase política. En pleno siglo XXI todavía seguimos con una caspa que no es normal; ¿por qué la mujer tiene que estar tan discriminada?, ¿Por qué unos tienen tanto y otros nada?, ¿Por qué los pensionistas sufren dificultades para llegar a fin de mes?, ¿Por qué sigue habiendo homofobia y racismo? Hay que evolucionar, hay que ser más positivo.

¿Qué le preocupa a día a hoy?

Pues ir a León el domingo y ver lo que le cuento al público que va a estar allí. Yo prácticamente debuté en esta ciudad, con 18 años, en la compañía Dramática Española. Vinimos a León a trabajar a un polideportivo enorme y allí hice yo mi primer papel. Fíjate lo que es para mí, años después, ir solo a llenar un auditorio.