Juan Diego Botto: «Las heridas se cierran hablando del tema y atendiendo a las demandas de justicia»

En pleno rodaje hace un alto en el camino para hablar con leonoticias, se trata de su primer largometraje del que Botto ya nos adelanta el nombre 'Los Márgenes' y dos actores que estarán en el reparto, Luis Tosar y Penélope Cruz. Los buenos proyectos no cesan para este actor y director a pesar del coronavirus.

-¿Cómo es dirigir en plena pandemia?

-Bueno, de momento estamos con la preproducción, espero que cuando empecemos a rodar la vacuna haya avanzado bastante y ya sea todo mucho más fácil. Lo que yo he rodado lo estamos haciendo con muchísima seguridad; pruebas PCR dos veces por semana a todo el equipo, la mascarilla es obligatoria todo el tiempo, etc. Estamos extremando mucho las precauciones y de momento los rodajes están avanzando y no estamos teniendo problemas, aunque es cierto que es más complicado porque lleva más horas y en el cine el tiempo es dinero.

-Con estos protocolos, ¿porque se piensa que la cultura no es segura?

-Comprendo que haya cierto temor porque son espacios cerrados pero cuando el espectador entra en una sala todo el mundo lleva la mascarilla puesta, los cines y teatros son aireados y desinfectadas constantemente, además de ser espacios amplios. De momento no ha había ningún caso de contagio en el público que acude.

-¿Sorprende salir a escena y ver a todo el mundo con mascarilla?

-Si sorprende pero ya me he acostumbrado a ver a la gente con mascarilla o solo la mitad del aforo lleno. Lo importante es que podamos seguir, mantenernos vivos y poco a poco lo que ahora es un 50% del aforo, luego será un 70% y esperemos que en breve volvamos a la normalidad.

-Y bajo esta tesitura llega a León para presentar 'Una noche sin luna', una obra que habla sobre los aspectos más desconocidos de Lorca y en la que hace hincapié en temas como la libertad de expresión, más actual no puede ser…

-Esta obra la escribí pensando en hacer un recital de poemas de Lorca pero al leer diferentes biografías descubrí que había algo en la vida que le tocó vivir que sonaba muy presente. Por eso decidí contar esta historia que igual no se conoce tanto; las decisiones que fue tomando que le condujeron a que le fusilaran en el 36. Todos los compromisos sociales, estético o políticos que él adoptó me parecen muy actuales, tanto que la escribí hace tres años y tiene más vigencia hoy que antes y me da la triste sensación de que va a tener más vigencia el año que viene

-¿Qué sensación le produce que las reivindicaciones de Lorca tenga tanta vigencia?

-Es triste pensar que hay cosas que ocurrieron en los años 30 que están pasando ahora. Pero es cierto que en otras cosas también hemos avanzado y para lo que sirve la historia y el arte es para estar pendiente de las señales que de alguna manera nos advierten hacia dónde vamos.

-¿La grandeza de Lorca está todavía oculta?

-Lorca durante muchos años estuvo oculto, la dictadura intentó silenciar su obra. Hace poco estaba actuando en Granada y una profesora de allí me contaba que cuando era pequeña las obras de Lorca no se pueden hacer; ese silencio se intentó imponer pero cuando él estaba vivo ya era poeta más internacional que tenía España y hoy en día lo es sin lugar a dudas. No hay otro dramaturgo en España que sea tan internacional, sus obras se representan desde Nueva York hasta Tokio.

Pero es cierto que en cuento al significado de sus obras, a veces, pasamos de puntilla. En mi época, en el bachiller cuando se llegaba al siglo XX que tocaba estudiar la II República y la Guerra Civil ya eran temas que se pasaban por encima. Lo mismo pasa con la obra de Lorca donde algunos aspectos que trata se pasan de puntillas y también de su figura donde todas sus charlas, conferencias o entrevistas están publicadas y ahí ves la dimensión de un hombre enormemente comprometido.

-Otro de los aspectos que se habla en la obra es de la memoria histórica, ¿Están las heridas cerradas?

-El único hecho porque se genera debate es porque las heridas están abiertas. Cuando hay víctimas y victimarios siempre hay una parte que quiere que no se remueva para no quedar mal y otra que sí para saber lo que pasó con sus familiares.

Cualquiera que tenga un familiar en una cuneta es evidente que va a tener el dolor abierto y la voluntad de darle una digna sepultura. La conclusión que sacamos de estos que no conocemos bien la historia, no podemos quedarnos eternamente dando vueltas sobre el mismo dolor pero para poder superarlo lo que hay que hacer es conocerlo. Las heridas se cierran hablando del tema, conociendo las cuestiones y atendiendo a las demandas de justicia.

-¿Se le plantea un dilema al hablar de cuestiones políticas?

-Es innegable que te plantees hasta donde hablas, pero lo que no merece la pena nunca es pasarse por encima. Uno tiene que saber quién es y asumir hasta donde puede negociar consigo mismo. Hay límites que uno se puede poner y hay otros que si te quieres mirarte al espejo por las mañanas no son negociables. Es cuestión de cada uno saber cuáles son, para mí hablar de memoria histórica o expresar mi opinión sobre aquellas cuestiones que considero relevantes no es negociable.

Y si he tenido consecuencias por hablar de determinados temas no es relevante porque estoy en una situación de privilegio, vivo de mi trabajo.

-Su pareja, Olga Rodríguez, es de León, ¿Conocerá bien este sitio?

-Ella es muy de León. Conozco mucha gente de esta provincia y este verano disfruté tanto en la ciudad como en sus pueblos. Así que con gana de volver.

-Ella es reportera de guerra, ¿eso le marca?

-Después de muchos años de relación terminas normalizándolo, pero es cierto que me hace poner las cosas en perspectiva. Recuerdo al principio de nuestra relación que estaba rodando fuera y en una de las llamadas me pasé 25 minutos quejándome de los mal que estaba y al preguntarle a ella qué tal estaba me respondió- bien, hoy las ratas del hotel en el que estoy en Afganistán son más pequeñas con lo cual no me puedo quejar- entonces a partir de ahí me callé al darme cuenta que mientras ella estaba viendo cadáveres y guerra yo estoy en un hotel tranquilamente. Ella me hace poner las cosas en perspectiva.

-¿Le ha inspirado para algún proyecto?

-Ella me inspira siempre, me influye, revisa mis textos y le pido consejo. Pero más allá de eso, hay un relato que está inspirada en una historia que le pasó a ella y me gustaría escribir. Hay una miniserie y quiero hacerla con ella.

-¿Las miniseries le han comido terreno a los largometrajes?

-Creo que lo que pasa es que los formatos son muy fluidos, antes cualquier cosa seria significaba hacerla en cine ahora depende de lo que el relato necesite. Hay historias que las piensas como obra de teatro, otras como película porque da para menos de dos horas y otras que son para seis horas como mínimo. Depende de lo que la historia necesite y tenemos la suerte de estar en una época en la que el alto nivel de las plataformas nos permite hacer eso.

-Ahora en estos tiempos de pandemia, ¿prefiere el campo o la ciudad?

-He sido muy rata de ciudad. Sacarme una semana al campo te lo compraba pero más me agobiaba. Últimamente creo que me estoy haciendo mayor y tengo ya más ganas de salir de la ciudad, ya me empieza a agobiar.

-¿A qué edad se empieza a hacer uno mayor?

-Uno se empieza a ser mayor cuando envejece.

-Y, ¿A qué edad se envejece uno?

-Bueno, yo creo que uno envejece cuándo empieza a hacerse mayor. (Risas)