Es una de las imágenes de la televisión pero Jorge Javier Vázquez es mucho más que eso. Este polifacético presentador llega a la capital leonesa, este domingo 20 de junio, para subirse al escenario del Auditorio Ciudad de León con su obra 'Desmontando ... a Séneca'.
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Un montaje en el que a través del humor reflexiona sobre uno de las preguntas que siempre ha preocupado al ser humano y que ahora con la pandemia ha adquirido todavía más protagonismo: ¿Estamos malgastando el tiempo de nuestra vida?.
Con la única ayuda de su profesionalidad, Jorge Javier Vázquez se sube él solo al escenario para ofrecer un completo espectáculo. Antes de su llegada a León, este comunicador regala unos minutos de su ajetreada vida a leonoticias, en el camino de casa a su otra casa, el plató de televisión, nos 'desmonta' a Séneca.
Lugar: Auditorio de León
Día: Domingo, 20 de junio
Doble función: A las 17.30 y 20.30 horas
Venta de entradas: en la web del Auditorio
Reparto: Juan Carlos Rubio dirige de nuevo a Jorge Javier Vázquez
-Llega a León con 'Desmontando a Séneca', una obra que reflexiona sobre la brevedad de vida, un debate muy actual en esta época de pandemia...
-Fijate, esta obra nace como reflexión después de que me diera el ictus. La íbamos a estrenar justo el día en el que se decretó el estado de alarma por lo que nos quedamos a un día de estrenar. Después de tener que suspender la función adquirió un significado más potente porque en estos momentos si que nos preguntamos qué es la vida y si la estamos aprovechando bien.
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-¿Cómo recibió la noticia de la cancelación?
-Con muchísima tranquilidad algo que también le ocurrió al director, Juan Carlos Rubio. Llevábamos dos meses ensañando todos los días y después de hacer el preestreno en Córdoba cogí el AVE para volverme a Madrid a presentar una gala de Supervivientes y fue cuando me llamó el director para comunicarme que no estrenamos. Pensé que le vamos hacer, estoicismo (corriente filosófica cuyo máximo exponente es Séneca). Lo cierto es que nos sirvió de mucho pero hay que tener en cuenta que nos nos pasaba solo a nosotros, se paralizaba el país entero; con lo cual era inútil revelarse contra esa realidad, no había otra salida que esperar.
-¿Se esperaba el confinamiento?
-No, estábamos en Córdoba y en ese momento la pandemia en Andalucía era más liviana, no tenía mucho que ver con Madrid donde, por ejemplo, ya se habían cerrado los colegios. Es cierto que nos preguntábamos si estrenaríamos porque nos hacía mucha ilusión por el estreno en sí y porque teníamos todo vendido para todas las funciones. Hasta el último momento pensaba que se iba a estrenar.
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-Cuando habla del inicio de la cuarentena, ¿tiene la sensación de que ha pasado más tiempo del que realmente ha pasado?
-Si, porque esto fue en marzo del año pasado y parece que fue hace mucho más. El confinamiento lo relaciono mucho con época de invierno; ir a trabajar, noche cerrada y ningún coche por la calle. Una época bastante gris.
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-Durante este tiempo, fueron la esperanza y el entretenimiento desde la televisión...
-Si, la verdad es que si, y eso que durante la época del confinamiento era muy curioso porque en televisión no había nadie; era un equipo mínimo, no había maquillaje , peluquería, publico ni gente trabajando en las oficinas. Daba la sensación que ibas a trabajar a un lugar fantasma y daba mucho vértigo pensar que había tanta gente viéndonos y que encontró en el programa un poco de entretenimiento.
-¿Cómo fue grabar sin público?
-Yo soy de los que hace de la necesidad, virtud. Ha sido un buen ejercicio para todos que nos devuelve a los orígenes de escucharnos mucho más los unos a los otro y de no estar pendiente de los aplausos del público e ir a lo esencial. En el Deluxe ha habido algunas entrevistas muy buenas porque estas en un sitio que es un garaje y piensas que no está viendo nadie, entonces dices cosas que no pensabas jamás decir.
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Ha habido situaciones que conseguirlas con público hubiese sido más complicado porque hemos logrado crear un clima muy íntimo. La sensación de que no te está escuchando nadie hace que cuentes cosas mucho más sinceras. Dicho esto, en otras muchas circunstancias el público es importantísimo.
-¿Y cómo ha sido la vuelta del público?
-Ahora en las galas de Supervivientes ya ha vuelto y ha sido una gran alegría volver a escuchar el aplauso de la gente y tenerla cerca. Te das cuenta de lo importante que resulta. Es una sensación extraña, a todo te acomodas, si estas sin público no puedes estar todo el rato echándole de menos porque sabes que no lo vas a tener pero cuando lo tienes piensas cómo lo hemos echado de menos. Un plató vivo es muy importante.
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-Y en los teatros, ¿cómo es ver al público separado y con mascarilla?
-Te acostumbras a todo y la gente viene con muchas ganas de salir de casa y ver espectáculos en directo. En la pandemia nos ha ayudado mucho la televisión y las series pero necesitábamos espectáculo en vivo porque la gente tiene ganas de sentir y emocionarse de otra manera.
-Detrás del humor de esta obra se encuentra la reflexión...
Este espectáculo habla de la vida, toda la gente que va a verla siente que alguna de las cosas de las que habla la obra les remueve. Es que al fin y al cabo, a los seres humanos nos pasan a todos las mismas cosas.
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-¿Está bien visto mezclar humor con seriedad?
-En uno de los lugares donde no te puedes reír es un funeral y a todo el mundo se le escapa una sonrisa. Todo en la vida va unido, cualquier momento puede ser de risa pero luego puede cambiar a melancolía, añoranza o lágrimas.
-¿Eres de reírte en sitios donde no se puede?
-Antes más y lo pasaba mal. En el teatro con mi primera función trabajaba con Kiti Manver que me hacía mucha gracia verla trabajar y me constaba mucho contener la risa. Cuando notaba que ella me vigilaba todavía me reía más y ella me reñía mucho porque mi risa hacia que la escena perdiera efecto.
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-Y ahora vuelve a León...
-Tengo ganas de ir porque todavía no me he subido al escenario leonés. Con la otra función tenía previsto ir pero no pude porque tuve que cancelar por el ictus. Ahora es la primera vez que voy a ir y con doble función.
-Su libro 'Último verano de juventud' comienza diciendo: «tengo cuarenta y cuatro años aunque estoy convencido de que tengo cuarenta y siete porque he decidido que a esa edad iniciare una nueva vida». ¿Cómo le va esta nueva vida?
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-Pues preguntándome lo mismo que a los 45 años, osea que no aprendo. (Risas)
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