Una mujer se dispone a cruzar el control de temperatura. J. J. GUILLÉN/EFE

El Teatro Real reabre sus puertas sin «miedo a vivir»

El coliseo regresa con un aforo al 50%, controles de temperatura y desinfección constante

Lunes, 22 de junio 2020, 18:16

Control de temperatura al espectador, cara cubierta con mascarilla, manos desinfectadas con gel hidroalcohólico y paso por alfombrillas higiénicas. Así será el estreno el 1 de julio de 'La Traviata' en el Teatro Real, el primer espectáculo que acoge la entidad después de la pandemia. ... Si otros coliseos apuestan por volver a la normalidad con representaciones fastuosas, el de Madrid lo hará con n concierto semiescénico de la ópera de Verdi, sin abrazos entre Violeta y Alfredo y con un aforo del 50%, que posiblemente se amplíe al 75% a partir del 6 de julio. Los cantantes guardarán escrupulosamente la distancia de seguridad, una medida que regirá también para el público. Los responsables de la institución han decidido que después de cada butaca ocupada le sigan otras dos libres. De esta manera, en cada una de las 27 funciones previstas se pondrán a la venta 869 localidades, en cumplimiento de una estricta normativa sanitaria en la que ha participado el jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, Santiago Moreno.

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Todas estas prevenciones para convertir el escenario lírico en un foro libre de covid-19 han exigido un desembolso de 340.000 euros. La institución no ha ahorrado en medidas de seguridad: las puertas se abrirán una hora antes, los descansos serán de 40 minutos en vez de 30 para facilitar el desalojo y la entrada y unos 29 acomodadores colocarán al público en sus asientos.

En el vocabulario del director artístico del Teatro Real, Joan Matabosch, no entra la palabra «cancelación». «Los teatros tenemos la responsabilidad de contribuir a esa normalidad, con iniciativas proactivas según lo que la pandemia permita en cada momento, dado que lo prioritario es la seguridad de todos». «Hay que tener el coraje y la iniciativa de saber adaptarse y lograr las condiciones para hacerlo», zanjó Matabosch. El director musical, Nicola Luisotti, se ha visto de lleno afectado por la irrupción del virus. Se vio obligado a suspender 'Il trovatore' en la Scala de Milán, el primer teatro en cerrar en Italia el pasado 23 de febrero, y ahora será el primero en adelantarse a la desescalada. «Necesitamos volver al trabajo, pero necesitamos sobre todo volver a escuchar en persona las voces de los cantantes. El mundo sufre todavía la pandemia, pero también sufre de la falta del arte», adujo Luisotti. «No debemos tener miedo a vivir, tenemos que tener miedo a no vivir».

Cuatro repartos

Las funciones se harán con cuatro repartos en la interpretación del trío protagonista: como Violeta actuarán las sopranos Marina Rebeka, Ruth Iniesta, Ekaterina Bakanova, Lana Kos y Lisette Oropesa; en el papel de Alfredo Germont intervendrán los tenores Michael Fabiano, Ivan Magrì, Matthew Polenzani e Ismael Jordi; y como Giorgio Germont cantarán los barítonos Artur Rucinski, Nicola Alaimo, Luis Cansino y Javier Franco.

Todos los trabajadores y miembros del reparto, incluidos el coro y la orquesta, se han sometido a las pruebas PCR para averiguar si son portadores del coronavirus. El director general del Real, Ignacio García-Belenguer, explicó que los intérpretes deberán permanecer en áreas delimitadas -y marcadas en rojo en el suelo- para respetar la distancia de seguridad con sus compañeros. Con todo, se emplearán elementos escenográficos, vestuario y utilería provenientes, en este caso, de los fondos del Teatro Real.

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A la hora de reabrir sus puertas no se ha improvisado nada. El plan de seguridad ha exigido 3.200 horas dedicadas a tareas de limpieza y más de 2.600 destinadas a revisión de la higiene. El Real ha compartimentado su espacio en distintas zonas de uso, de manera que cada espectador tendrá asignado determinadas entradas, salidas o aseos. La entrada se hará de manera escalonada a lo largo de una hora antes de la representación: el público deberá estar en su entrada a la hora a la que se le haya citado previamente, según la localidad que ocupe. De igual manera, se impartirán instrucciones por megafonía para organizar el desalojo del entreacto y de la salida. Durante la representación, se instalarán 138 puntos de distribución de gel hidroalcohólico, se repartirán mascarillas a los espectadores que lo requieran, habrá 29 acomodadores trabajando (se han ampliado en un 70%) y 20 limpiadores.

Por añadidura, se han cambiado todas las llaves por grifos automáticos en los aseos, que se han incrementado en ocho, al tiempo que se han habilitado 19 zonas de restauración distintas. «Después de esta interrupción no debemos sentarnos a esperar que las cosas se normalicen por sí solas», sostuvo Matabosch, quien subrayó que los grandes damnificados por la situación han sido los artistas. «Cancelar ya no es la opción, el Teatro Real tiene que ambicionar otras soluciones. Es muy cómodo decir no abro hasta que haya un 100% del aforo».

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El coro ocupará 260 metros cuadrados, y la orquesta se desplegará a lo largo de 140 metros cuadrados del foso ampliado. A su vez, los solistas se desplazarán, siempre manteniendo la distancia acordada, por 100 metros cuadrados del escenario. «Pensaba que era necesario no vivir los protocolos como algo impuesto desde fuera, sino hacer de ellos la base de la obra», apuntó Leo Castaldi.

Marina Rebeka destacó el paralelismo entre el padecimiento de Violeta, enferma de tuberculosis, y los muertos por la covid, circunstancia que hace del montaje algo excepcional.

«Los artistas somos esenciales, somos lo que damos esperanza a la sociedad. Estamos muy agradecidos por estar aquí, por el bien común», argumentó Michael Fabiano, que encarnará a Alfredo.

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