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Abraham de Amézaga
Viernes, 24 de enero 2025, 21:52
La idea surgió del propio Napoleón IIIº, la de crear un nuevo teatro en la Ciudad de la Luz. Y todo a raíz de un atentado que sufrió en 1858, y que a punto estuvo de costarle la vida, cuando se dirigía a un teatro parisino. El que se imagina, se espera sea una academia imperial que reúna música y danza, y desde luego todo un fortín, en materia de seguridad.
Cuentan que cuando el proyecto le fue presentado a la emperatriz Eugenia de Montijo, su esposa, ésta exclamó que no veía por ningún lado el estilo en el que se había inspirado el autor del edificio. Ante su asombro, Charles Garnier, su artífice, le respondió que no era ninguno de los del pasado, sino uno nuevo, del momento, «el estilo Napoleón IIIº». Referente por tanto en cuanto a construcciones del Segundo Imperio, con mezcla de influencias clásicas, sobre todo del Barroco y del Renacimiento.
Majestuosa obra pública, una de las más bellas dedicadas a las artes del planeta. Se tardó casi tres lustros en erigirla, en un París en plena transformación urbanística, la que encabezara el barón Haussmann. De hecho, el lugar elegido para ello fue en el centro de tres destacadas calles. A pesar de que el terreno era pantanoso, no impidió que recibiera autorización ministerial. ¿Su coste total? 36 millones de francos de oro (alrededor de 329 millones de euros actuales). Sin lugar a dudas, la construcción más importante de Garnier, junto a la Ópera de Montecarlo, que se construiría años más tarde.
Inspirado en los palacios del Renacimiento tardío italiano, en cuyo interior no faltan la escultura y la pintura; una opulente decoración, y donde destaca su impresionante escalera. Ésta, haría que muchos denominaran a Charles Garnier «el Veronese de la arquitectura». Diferentes teatros de la capital gala y uno de Marsella, sirvieron de inspiración al maestro, a la hora de diseñar la gran sala y el auditorio. Además, por vez primera, el conjunto de los espacios públicos ocuparía una superficie sumamente mayor que el propio auditorio. Algo inaudito hasta entonces.
En el interior, de misteriosa atmósfera, el visitante se aísla por completo del exterior, en un lugar que es en sí un espectáculo, como se ha señalado con tino. El techo es también uno de los espacios en el que se repara por su solemnidad. La obra original lleva la rúbrica de Eugène Lenepveu, inspirado en El triunfo de la belleza; y que está recubierta desde 1964 por otra obra, también colorista, de Chagall, encargo del entonces ministro de la Cultura, el escritor e intelectual André Malraux.
Lugar para ver y ser visto, espejo de una época y que ha figurado además en películas, series, comedias musicales o dibujos animados. Entre las más significativas, Funny Face (1957) de Stanley Donen, con Audrey Hepburn y Fred Astair, como actores principales; así como la hilarante La Grande Vadrouille (La Gran Juerga, en español), con un siempre divertido Louis de Funès. También ha acogido importantes desfiles de moda, como el que tuvo lugar en junio del pasado año de alta costura de Chanel, uno de sus grandes mecenas.
En en el apartado de cifras, cada año son más de un millón de visitantes llegados del mundo entero quienes descubren esta construcción que sobrepasa los once mil metros cuadrados de superficie, y más de trescientos mil quienes asisten a sus diferentes representaciones, ocupando anualmente su gran sala, que cuenta con más de dos mil butacas de terciopelo rojo, símbolo del poder imperial.
Los actos de conmemoración del 150 aniversario del Palacio Garnier se extienden a lo largo de todo este 2025. Aparte de la gala del 24 de enero, día de su inauguración oficial siglo y medio atrás, habrá visitas temáticas. De cara a otoño, se han preparado exposiciones sobre la historia del edificio, así como de una selección de trajes de escena desde 1950 a nuestros días. Residencia de doce artistas, para doce meses en los que realizarán doce obras; fuera del teatro, nombres del universo de la joyería, el calzado o la gastronomía, se han unido a la celebración, lanzando creaciones inspiradas en el palacio. Todo ello, coincidiendo con el doscientos aniversario del nacimiento de Charles Garnier, que tendrá lugar el 6 de noviembre.
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