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Su arte traspasa fronteras. Emigró pronto a Madrid tras haber iniciado su carrera como ilustrador en los medios locales de León en la década de los 80.
«Me vine a la capital en 1987 porque en León no había mucho campo para la revista y el dibujo, y aquí sigo», explica desde el otro lado del teléfono Miguel Ángel Martín (León, 1960). Con la ilusión de partir a Japón en los próximos días, desprende una vitalidad típica en las personas que han pasado la vida amando lo que hacen.
En su caso es la ilustración; la música su musa. Tanto que gracias a ella encontró un vínculo en Tokyo hace más de 20 años que perdura hasta la actualidad. El grupo músical de psicodelia ruidista Copass Grinderz le contactó «de manera epistolar» a finales de los 90 para ilustrar uno de sus álbumes.
Así fue tejiendo esa relación artística que viaja este sábado hasta el país nipón, Martín incluido, para inaugurar la exposición 'Noise Bliss', un homenaje a la música industrial.
El Instituto Cervantes de Tokio le contactó para realizar una segunda exposición con ilustraciones de El Quijote que el artista leonés realizó en 2016 para la editorial Reino de Cordelia Pollux Hernúñez y Emilio Pascual.
El título de esta muestra es 'Un Quijote visceral en tiempos sintéticos'. Pero, ¿por qué visceral? «Es un Quijote con colores muy pop que no tiene nada que ver con las ilustraciones habituales. Me he centrado en cosas nuevas que no se han contado: la violencia, la agresividad, las putas, los palos y las palizas... Todo lo que se ha escamoteado», describe con cierto grado de susceptibilidad.
Porque la figura del Quijote que se ha universalizado se aleja bastante de la realidad de la vida de Cervantes en un intento por preservar esa figura ilustre. «Es puritanismo y mojigatería académica. Cervantes estuvo cautivo cinco años en Argel, implicado en duelos, tuvo una vida muy dura e intensa que se aprecia en muchos de sus libros», y la visión gráfica de El Quijote se suele alejar de los lados más grotescos de la obra.
«Hay humor de mal gusto, como el capítulo dedicado a contar cómo caga Sancho Panza; o la figura de Maritornes, que es una puta retorcida con un ojo mal y otro peor», detalla Martín. Ese «personaje maravilloso» es la metáfora perfecta de la verdad olvidada que reivindica el ilustrador leonés a través de su imagen de El Quijote.
Su obra también está influenciada por la estética japonesa, sus colores y espacios. «La limpieza, los tonos pastel, el minimalismo, la forma tranquila y zen» son inspiradores para Miguel Ángel Martín, que el pasado otoño de 2023 inauguró una exposición en la mítica tienda de cómics Elektra y que espera volver a León este 2024 de la mano de una institución por confirmar.
«Estoy muy desconectado del cómic, porque nunca ha sido mi referente principal. Mis referencias vienen de la música, la tecnología, la ciencia y la literatura», concluye el músico que compone arte con sus manos.
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