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El ARCO más polémico de los últimos años se cerró con unas ventas satisfactorias para galeristas y organizadores. Ifema, organizadora de la feria, no facilita nunca cifras concretas de ventas, pero sí estimaciones basadas en lo que le comunican las galerías. Sobre esta base aseguró ... que la 37 edición arrojaba un balance «muy positivo», con unas ventas que habrían crecido entre un 10% y un 20%. Son cifras provisionales pero que permitieron hablar de «la mejor edición desde el comienzo de la crisis» a Carlos Urroz, director de ARCO, y sugerir que la polémica por la censura no ha frenado el negocio del arte.
Más de 100.000 personas pasaron por los pabellones 7 y 9 de Ifema en una edición controvertida como ninguna e incendiada por el fantasma de la censura tras la retirada de 'Presos políticos en la España contemporánea', obra de Santiago Sierra que, en ausencia, acaparó todo el protagonismo tras ser retirada por Helga de Alvear a petición de la presidencia de Ifema poco antes de la apertura. Un hecho inédito en casi 40 años de feria.
Tras una bronca descomunal, un «ridículo total», según la propia Helga de Alvear, y las disculpas de Ifema, Carlos Urroz, admitió haber aprendido. Reiteró el domingo que lo ocurrido debe «servir de lección para respetar la libertad de expresión». «Pedir a la galería que retirara la obra fue una decisión desacertada, y que la galerista la retirara también», precisó. «Eso tiene que servir para aprender que en ARCO todos los artistas tienen libertad de presentar la obra que quieran, dentro los parámetros de calidad que exige el comité organizador», aseguró Urroz, al frente de la feria desde hace ochos años.
Santiago Sierra, autor la pieza que adquirió finalmente el periodista, empresario y socio de Meiapro Tatxo Benet por 96.000 euros, la presentará este lunes en Madrid. Cree Urroz que su retirada y la creciente judicialización de los contenidos artísticos creó un efecto contrario al pretendido. «Lo único que hizo es dar más visibilidad y más publicidad», dijo. Defiende Urroz la libertad de expresión «total y absoluta» en el arte y apela a la intervención de los jueces «cuando la obra esté rozando lo delictivo».
Muchas galerías lamentaron que la enorme controversia fuera como un tsunami que arrasó la feria e impidiera ver el resto de su amplia oferta, pero admitieron en las últimas horas que la polémica no había constreñido las ventas.
Para «más adelante» deja Carlos Urroz «la estimación global de ventas». Su optimista avance del domingo parte de la encuesta que cada año realizan entre los galeristas «y creemos que superará entre un 10% y un 20% los resultados de años anteriores». «Es el año más positivo desde la crisis», reiteraba el director de ARCO.
Los galeristas son remisos a informar en detalle sobre las ventas de las pieza más caras del certamen, que a menudo son adquiridas por museos, institucines o fundaciones cuyos patronatos deben aprobar su compra. Aun así, a Urroz le consta que «ha habido ventas de obras de más de un millón de euros».
Una fundación española publico-privada se interesó por la tela de Picasso 'Nature morte', que Leandro Navarro ofrecía por 2,4 millones de euros, quizá la más cara de la feria. El mismo galerista confirmó la venta de una escultura de Baltasar Lobo, 'Mère et enfant', por 330.000 euros. En León Tovar se vendíó la pieza 'Escritura Verde Superior' de Jesús Rafael Soto por más de 800.000 euros. Marlborough vendía dos singulares óleos de Antonio López, de 1957 y de 2017, por 315.000 y 90.000 euros, respectivamente.
Para la galería Pedro Cera «ha sido un año espectacular, el mejor por el buen ritmo de ventas desde el primer momento». «Hemos vendido mucho», confirmaba Thaddaeus Ropac, como la bilbaína Carreras Múgica para la que «esta edición ha ido muy bien y con muchas ventas todos los días».
La compra institucional volvió a ser relevante. El Reina Sofía adquirió un total de 23 obras de artistas como Rosa Barba, Patricia Esquivias, David Bestué, María Ruido, Inmaculada Salinas, Algirdas Seskus, Joachim Koester, Ángels Ribé y Engel Leonardo, por un valor de 224.480 euros.
A falta de contabilizar las visitas de la última jornada, Ifema estima que la cifra definitiva volverá estar a torno a las 100.000 personas, registro semejante al de 2107. Como siempre, casi un tercio de la asistencia fue profesional, unas 30.000 personas para quiened se reservan los dos primeros días de feria.
Han participado en esta 37 edición de ARCO 207 galerías de 29 países, bajo el lema «El futuro no es lo que va a pasar, sino lo que vamos a hacer». Y es que este año la feria no tuvo país invitado, una figura que que se recuperará el año próximo con Perú y su arte como grandes protagonistas.
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