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Miguel Ángel González Febrero.
Luto por Miguel Ángel González Febrero

Luto por Miguel Ángel González Febrero

Su adiós deja a León huérfano de un elemento clave en la pintura y el arte a nivel provincial y un artista de extensión nacional e internacional | Desde hacía años se mantenía retirado tras sufrir un ictus que limitó su capacidad creativa

Leonoticias

León

Lunes, 27 de abril 2020, 12:53

El mundo de la cultura en la provincia de León se viste de luto este lunes por la pérdida de una de sus referencias. Ha fallecido Miguel Ángel González Febrero (León, 1948), un elemento clave en la pintura y el arte a nivel provincial ... y un artista de extensión nacional e internacional.

Formado al abrigo del escultor Víctor de los Ríos y Francisco Espinos ingresó en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. Febrero destacó por su acierto a la hora de plasmar retratos y paisajes y desde los años 60 fue todo un referente hasta que un ictus inmovilizó gran parte de su cuerpo.

Recientemente la muestra 'Secuencias. Retrospectiva de Miguel Ángel Febrero' dejó ver en la Sala Provincia del Instituto Leonés de Cultura un merecido homenaje a su obra.

Entonces se mostraron 62 pinturas de diversos formatos y técnicas, cedidos por el artista y su familia dejando ver una aproximación muy interesante y fiable a las diferentes etapas evolutivas que integran los casi cuarenta años de intenso trabajo en su trayectoria creativa.

Trayectoria

Miguel Ángel González Febrero nace en León en 1948 e inicia su formación de la mano del escultor Victor de los Ríos y posteriormente con Francisco Espinos en Madrid, asiste al Círculo de Bellas Artes y expone por primera vez sus dibujos con otros compañeros de este centro en 1967.

Posteriormente ingresa en 1969 en la Escuela de Bellas Arte de San Fernando, sin que llegase a terminar los estudios. Su obra muestra desde un principio una vinculación al naturalismo y al realismo, aunque se pueden diferenciar algunas variantes según el momento y las obras pictóricas.

Sus obras reflejaron inicialmente un enfoque impresionista y un cierto hiperrealismo en su vertiente más castiza o española, cargada de una cierta melancolía a la hora de captar y reivindicar el aspecto urbano más popular y tradicional de la ciudad y de los pueblos con cierto vínculo a la obra de Petra Hernández.

Realismo

También cuenta con obra de un realismo que incorpora cierta influencia del hiperrealismo americano con un cierto toque pop, planteándonos la captación de la realidad más actual, con unos enfoques formales y estéticos muy próximos a las primeras etapas del pintor hiperrealista español José María Cuasante; así se podría comparar la similitud de la pieza de Febrero que representa el autobús de la Empresa de Transportes Fernández con algunas obras de calles con coches y personajes de Cuasante.

Posteriormente trabajó de forma intensa el paisaje natural, la figura y el retrato que pasan a ser temas estructurales que siempre estarán presentes en su pintura, aunque puedan estar subyacentes. A partir de finales de los años ochenta su pintura se libera, se irá poco a poco desmaterializando formalmente, desnudando de elementos superfluos y generando una obra sintética en un espacio plenamente pictórico de experimentación cromática y matérica, dando paso a la liberación plena de la mancha de color en una utilización de una composición abierta y dinámica.

Años 90

Desde ese nuevo nuevo enfoque llegaron en los años noventa una inmersión en un intenso expresionismo en bodegones, paisajes e incluso rememoraciones o interpretaciones de figuras clásicas de la pintura española como ocurre en el Cardenal, piezas de una gran densidad y textura pictórica, donde el gesto del pincel y la brocha toman protagonismo en la expresión dramática y gestual del tema representado.

Por otro lado, desarrolló un expresionismo muy potente y significativo, centrado en este caso en la representación de la figura humana, que se hace más sereno, menos agresivo en su expresión, con un colorido más alegre y sutil, que presenta la desnudez y deformidad de las figuras que se definen casi linealmente y por manchas, desvaneciéndose o fundiéndose en el plano pictórico que en ocasiones. Posteriormente a mitad de los noventa surgirá con fuerza lo que denomina Rosa María Olmos en su tesis doctoral sobre el informalismo leonés, la etapa informalista de Miguel Ángel Febrero.

Expresionismo figurativo

Un periodo que se superpone con otros enfoques y planteamientos, en los que desnuda su trabajo de una referencia explícita y clara sobre la figuración o referencias a lo natural, aunque en cierto sentido siempre tienen una presencia latente. Su obra en este momento se hace densa, intensamente experimental y en cierto sentido constructiva y se centra en la investigación puramente plástica.

Desde mediados a finales de los noventa su pintura se hizo mucho más vibrante, dinámica, colorista y retorna a la referencia de la figura y la naturaleza desde lo sutil, lo parcial, lo celular, lo germinal, lo orgánico, generando un mundo nuevo de imágenes que sugieren lo vital y la energía de vivir. A partir de este momento regresó al expresionismo figurativo, ya sea de tono clásico de influencia germánica, como la magnífica pieza Ostracismo de Caronte, o a la vertiente vinculada al primitivismo y tratamiento arcaico.

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