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La calle Cascalería oculta grandes historias, aunque su recorrido, en teoría, parezca algo banal o rutinario, pues conforma una avenida de paso, sin monumentos ni lugares especiales para el visitante ocasional. Nada más lejos de la realidad, pues, por su localización y su nombre, es una de las más importantes de León, encerrando en ella la etimología de un pueblo, y el pasado romano del mismo bajo sus adoquines, conozcamos la historia de la calle Cascalería.
Si no la sitúa, podemos indicarle que Cascalería se trata de una calle que se encuentra en el centro expreso de León, a escasos metros de la muralla romana original, siendo una de las más cercanas al centro histórico original. Está rodeada por varias edificaciones a priori residenciales y de comercios que hoy en día han despuntado y que, quien conoce la calle, seguro que se alegra de ello, pues al no ser una especialmente transitada, la proliferación del comercio es muy compleja. A un lado, Conde Rebolledo, dedicada a Bernardino Rebolledo, uno de los más ilustres escritores de León. En la mano contraria, Fernández Cardóniga, que conecta la Rúa y las concepcionistas con la plaza de Don Gutierre y el barrio húmedo a los pies de la Plaza Mayor y la Catedral de León.
Una pequeña calle, abierta casi como callejón, une la vía protagonista de este artículo y la famosa Rúa, llevando el nombre de calle Plata, anteriormente conocida como calle Pequeñita, un sufijo tan amable como anecdótico que se ha perdido con el tiempo.
Pero lo que muchos conocen como Cascalería otros trasforman al plural y se refieren a la misma vía como Cascalerías. No faltan las discusiones sobre cómo se debe hacer referencia a la calle entre los leoneses, pero su origen es en singula. Pero, ¿de dónde viene este nombre y cuál es su historia?
Desconocemos la verdad sobre el nombre, pero asociamos su etimología a la de la labor comercial, como en tantas otras ocasiones ha ocurrido con las calles de León, convertidas en proyecciones de los trabajos que en ellas se llevaban a cabo. En concreto Armando G. Colino plantea dos hipótesis en cuanto a su significado. El primero, también compartido por Cayón Waldaliso, parece asegurar que procede del casquero, es decir, la persona encargada de vender las vísceras y los órganos internos de los animales para su consumo. La segunda, habla sobre la «casca», teoría compartida por Cubillo de la Puente, quien dice que este elemento alimenticio, que consiste en el resto cutáneo o pellejo que resta de la uva cuando esta es pisada y exprimida, es el que da nombre a esta calle. Por su cercanía a la calle Zapaterías (otro ejemplo de cómo influye el comercio leonés en el callejero) pudo tratarse de una calle utilizada exprofeso para el tratamiento de las pieles que conforman el calzado o para la destilación de la casca de la uva, convertida después en orujo.
La calle Cascalería es ahora famosa por otras cuestiones, sobre todo patrimoniales e históricas. En su entronque con Conde Rebolledo, encontramos un cubo esquinero de la muralla antigua en perfecto estado de conservación, tras haber sido restaurado. Pero el elemento que más destaca no se encuentra visible al ojo humano, pues lo hallamos bajo tierra, en la Cripta de Cascalería, donde miles de años atrás se ubicó el gran Coliseo Romano de León.
Este anfiteatro, más humilde que el de Roma, era un edificio destinado a la diversión de legionarios del campamento militar de la Legio VII, afincado, claro está, a escasos metros de la calle Cascalería. Este edificio pudo tener una forma elíptica de 75 por 50 metros y llegó a albergar, según la información compartida por «León Romano» hasta a 6.000 espectadores.
En la cripta de Cascalería se esconde el pódium, que resulta ser el muro que separaba la arena en la que se celebraba el espectáculo del graderío en el que estaban los espectadores. Este resto arqueológico está fechado en el siglo I de nuestra era, siendo útil hasta bien entrado el siglo III, cuando desaparecería hasta su descubrimiento en los años noventa y su apertura al público en el 2004.
Actualmente la cripta permanece cerrada, por diversas cuestiones administrativas, saliendo en varias ocasiones a subasta y comprobando que a ninguna institución le interesa el rescate de este gran monumento a la humanidad y a la historia de León. Sin embargo, Cascalería es testigo de este paso del tiempo, y su trazado se ha extendido desde entonces y hasta nuestros días, convirtiéndose en una avenida de paso, que cuenta con mucha historia y que observa el fluir de los viajeros, que pasean a sus anchas por una de las calles más importantes de León.
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Borja Crespo, Leticia Aróstegui y Sara I. Belled
Natalia Reigadas y Lidia Carvajal
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