Sobre romerías y vías pecuarias

El próximo día 28 de Mayo Cistierna festeja a su patrón S. Guillermo de Peñacorada y el 30 del mismo mes Sorriba del Esla, rendirá homenaje a la Reina de los Cielos, en la ermita situada en los aledaños del Puente de Mercadillo. Las dos antiguas villas de realengo e hidalguía general, mantienen lazos de afectivos y proximidad geográfica; apenas 500 metros separan las dos pueblos. Desde siempre, han compartido vínculos de amistad en festejos, bodas, sepelios y romerías.

Una relación casi endogámica, pues los apellidos: Vidal; Tejerina; Rueda; Reyero; Villarroel; Lera; Garmilla; Valladares; Yugueros; Ferreras; Díez; Tagarro; Llamazares; Rodríguez y Villacorta, se repiten con frecuencia pasmosa en las dos villas. Para aquellos que no la conocen, merece la pena asistir a la romería de San Guillermo de Peñacorada, declarada de interés provincial, cuando los comarcanos repitiendo un rito de 800 años, suben a la ermita rupestre situada en uno de los lugares más espectaculares, bellos y misteriosos de Peña Corada, donde todo invita al recogimiento, contradictoriamente acompañado de un gozo de existir que disipa las penalidades de la vida. Los descarriados panteístas de la Nueva Era que meditan por estos andurriales haciendo figuras imposibles sobre las peñas y abrazando arbolitos, incluso llegan a saborear en esta romería algo del aliento divino que late en nuestras montañas, envuelto todo ello en una diversidad de matices que los cinco sentidos trasforman en una original forma de orar.

El día 30 de mayo, por lo llano, en el fondo del valle, las buenas gentes de Sorriba, se dirigirán acompañando con el pendón concejil la venerada imagen de la Virgen hacia la ermita de la Vega, cuando los campos muestran toda la gama del verde, salpicado aquí y allá del rojo de las amapolas, amarillo colza y el azul intenso del aciano; enmarcado el cortejo y procesión por el impresionante telón de fondo de las blancas peñas de la Jagariz; el Macizo de Peñacorada, Pico Moro y Pico Cerroso.

El viajero que pase por Sorriba, que haga una breve pausa, salga de la carretera en dirección a la iglesia de San Juan, allí, desde el privilegiado balcón bajo la airosa espadaña del templo parroquial, podrá admirar uno de los conjuntos mejor conservados de la edilicia tradicional montañesa con casas blasonadas de grandes portaladas ya existentes en los siglos XVII-XVIII. Preciosas fotografías antiguas muestran la procesión de Sorriba con la imagen de la Virgen, seguida por los niños de primera comunión y todo el pueblo, cuando, casi en diagonal se dirigían desde la iglesia de S. Juan hasta la ermita de la Vega; todo ello antes de la obra que eliminó el paso a nivel del ferrocarril.

Admira la perseverancia de cisterniegos y sorribeños en sus compartidas tradiciones religiosas. Continuando con esas tradiciones nos convertimos en un eslabón más de la cadena que explica de dónde venimos y la realidad presente que mira hacia un futuro en el que late un corazón de siglos.

La comunicación, la unión de personas y los paseos entre Sorriba y Cistierna fluían en el pasado. Hoy no tanto. El escaso kilómetro que nos separa fue hace años ocupado a la altura del cementerio de Cistierna por una rotonda que cortó en seco la comunicación en línea recta entre los dos pueblos; en un momento en que parecían destinados a la unión urbana completa. Se viene reclamando desde hace tiempo a Fomento para que al menos haga un paso de peatones en una carretera por la que pasa un coche cada 10 minutos ¿es mucho pedir? Y qué me dicen de la principal vía de entrada a la Montaña de Riaño, la nacional 625 a Santander, en el tramo Mansilla de las Mulas –Cistierna; tras años de abandono y promesas incumplidas para hacer una «vía rápida», se ha convertido en una trocha, en una vía pecuaria solo practicable para cuadrúpedos ferrados.

No podemos vender el turismo y la comarca con este tipo de comunicaciones y presupuestos, agravios todos ellos que nos llevan al aislamiento, al olvido, a la desunión vecinal y comarcal. El tan cacareado interés de: Diputación; Mesas por León, Foros y otros concejos que hablan de la penosa situación de la provincia de León, se tiene que demostrar en estos asuntos, ellos son los que tienen la potestad para presionar a Fomento y con ellos deberían ir nuestros ayuntamientos haciendo fuerza.

La población muestra ya cansancio e indiferencia ante las promesas de los políticos que desde hace tiempo pasan de temas como el vaciamiento de nuestros pueblos. En las zonas rurales sentimos años tras año el abandono de las instituciones y partidos que nos gobiernan y amuelan a impuestos cada día más injustos, más onerosos, sin reciprocidad, conculcando sistemáticamente el principio de subsidiariedad.

El descrédito es total, de tal forma que ya no creemos nada de lo que dicen; lo malo es que de ellos dependemos para asuntos tan graves como: sanidad, transporte, educación, industria, ganadería y agricultura. La sociedad civil debe organizarse, reaccionar y vigilar para que se cumplan los tratos establecidos con los políticos que a menudo se desvían de la recta senda para servir únicamente a sus ambiciones y a los intereses de los partidos en que militan. Aunque no escuchen ni hagan caso por reburdiar y carpir que no quede: a tanta estrella, alteza, señoría y dignidad que pontifican desde los despachos de lujo asiático capitalinos, les debemos recordar tenaz y machaconamente que cumplan lo prometido. Viene aquí como anillo al dedo una cancioncilla recogida por el insigne escritor montañés, paisano nuestro de Pedrosa del Rey D. Antonio de Valbuena (1844-1929):

El mentir de las estrellas

Es muy seguro mentir,

Porque nadie ha de subir

A preguntárselo á ellas…