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Plaza de las palomas 1971.
Plaza de las palomas 1971. Fernando Rubio

El Odonista de la ciudad de León

El origen de las calles de León
El secreto mejor guardado de la Plaza de San Marcelo: La Mezquita Ben i Mea

La eterna Plaza de San Marcelo, más conocida como La Plaza de las Palomas poseía, hace casi cincuenta años una mezquita mozárabe con un secreto que hoy pocos pudieran adivinar

Miércoles, 4 de octubre 2023, 08:14

Ya nos vamos conociendo, ¿verdad, querido lector? Ya sabe usted que me gusta hacer malabares con las palabras y realizar ímprobos esfuerzos en pos de la musicalidad de estas líneas. Pues es este Odonista, prestidigitador del lenguaje, el que ha llegado, con la tardanza a la que está acostumbrado el veinteañero, a la verdad que se esconde tras la Mezquita que se levantó durante más de cuarenta años en pleno centro de León.

¡Ay, que el experimentado lector ya sabe de lo que hablo! Pero dejemos al amateur, al novel y al inexperto y entusiasta amante de las letras llegar a descubrir el secreto que se esconde tras la Mezquita Ben I Mea de la plaza de San Marcelo.

Tan solo como un ejercicio cultural, intenta este Flâneur recorrer las calles en busca de respuestas, hallando la sencilla verdad implícita en el odónimo que se refiere a esta plaza, oficialmente conocida como de San Marcelo y comúnmente denominada Plaza de las Palomas. Pero... ¿por qué?

Imagen después - Plaza de san marcelo 1917
Imagen antes - Plaza de san marcelo 1917
Plaza de san marcelo 1917

La plaza de San Marcelo

Antes de entrar en barrena, es necesario contextualizar el lugar y dar un nombre a todo aquello que rodeaba a la Mezquita Ben I Mea. Durante la primera década del siglo XX, el Ensanche estaba de moda en la capital leonesa. Apenas hacía unos años que parte de la calle Ancha se había derribado para convertir la arteria en una gran vía con capacidad para los habitantes y para la reflexión de la luz que tanto buscaban los modernistas. Esto provocó ciertas remodelaciones. El Hospital de San Antonio Abad, ya en desuso, se derruyó para ser convertido en escombros y trasladado a los Altos de Nava.

Por aquel entonces, la Iglesia de San Marcelo contaba con tan solo dos alturas en su campanario y sufrió varias reformas posteriores que le llevaron a recuperar el esplendor del que un día gozó el templo de Dios.

Fuente de San Marcelo. Siglo XIX. Archivo Santos Florez

San Marcial, nombre del que deriva San Marcelo, fue una plaza en la que se llevaban a cabo todo tipo de actividades comerciales, pero fue la fuente lo que cautivó la atención de los habitantes de León durante el siglo XVIII pues son los escultores José Velasto, Isidro Cruela y Felix Cusal los encargados de crearla y colocarla en 1786 en esa predilecta ubicación.

Al fondo de la instantánea, tomada a principios del siglo XX, podemos observar otro palacio que rodea la plaza de San Marcelo, el Palacio de Hernando Villafañe, que data del siglo XVII y dedicado al entonces corregidor de la ciudad. Aún hoy en día puede uno atestiguar que el escudo de la casa sigue en pie, impertérrito ante el paso del tiempo, y resaltando la cruz de San Andrés y las dos cruces de Santiago.

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Una mezquita mozárabe en el centro de León

Pero es hora de abandonar los prolegómenos para encaminarnos hacia la verdad. La verdadera historia de la Mezquita Ben I Mea. Durante la cuarta década del siglo pasado, una preciosa edificación estilo mudéjar apareció en el centro de la plaza de San Marcelo. Acompañando a esta, unos jardines con pequeños brotes que pronto dotarían de color verde y de sombra a la plaza de San Marcelo. Este edificio comenzó entonces a ser famoso entre los viandantes, que daban uso a la conocida mezquita consiguiendo que el tráfico se intensificase en la entrada de la edificación, cuyo ritmo provocaba largas colas que eran observadas por los paseantes solitarios. ¿A qué se debían estos minutos de espera y por qué fue tan solicitada una pequeña mezquita por los feligreses cristianos de la ciudad de León?

Imagen después - Antiguo ayuntamiento 1940
Imagen antes - Antiguo ayuntamiento 1940
Antiguo ayuntamiento 1940 Santos Florez

Espere, impaciente compañero de andadura, pues el misterio no ha de resolverse aún. La parte superior de la mezquita era ocupada por un habitáculo convertido en palomar, del que muchos dicen que se aprovechaba un guardia urbano cuya mujer poseía un puesto de pichones en la plaza.

En su parte superior, una coplilla que muchos recordarán. Una pegadiza rima que simboliza a la perfección la importancia de esta mezquita para los oriundos de la zona. Sobre todo para los más apurados.

Este puede ser, por lo tanto, el origen del odónimo con el que se le reconoce a esta plaza: la de las Palomas, por aquello de que, durante treinta años, un pequeño palomar ocupase la parte alta de la Mezquita Ben I Mea. Pero, ¿qué otra misión debía cumplir la mezquita? Y si el palomar estaba ubicado en la parte de arriba, ¿qué función desempeñaba la parte inferior, más cercana a los viandantes de la plaza?

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El secreto que esconde la Mezquita Ben i Mea

Ha llegado la hora de descorrer el telón y de descubrir, a los pacientes lectores, la razón de la existencia de la mezquita Ben I Mea. Esta diminuta edificación no estaba dedicada al culto de ningún tipo de religión musulmana, sino que, uniendo su cierto parecido con estilos arquitectónicos mudéjares y aprovechándose muchos de la picardía y del ingenio leonés, se denominaron, a estos mingitorios, como la Mezquita Ben I Mea.

PLaza de las palomas 1955

¿Qué son mingitorios? Se preguntarán muchos de ustedes. La respuesta es muy sencilla: urinarios públicos. De esta manera, los leoneses utilizaron un peyorativo juego de palabras para referirse al lugar en el que hacían sus necesidades los peatones más apurados. Su significado es sencillo y directo, y su parecido con el dialecto árabe es pegadizo y fácil de recordar. Pasaría a llamarse de esta manera Ben I Mea. O lo que es lo mismo: Ven y mea.

Imagen después - Plaza de las palomas 1960
Imagen antes - Plaza de las palomas 1960
Plaza de las palomas 1960

Delante de los servicios de caballero, había siempre un biombo opaco para evitar el impropio desfile de breguetas abiertas tras la micción vespertina y, en el baño reservado para el sexo femenino, una mujer custodiaba la entrada, para que ningún fisgón pudiera molestar a sus ocupantes. Además, como han recordado varios de sus utilitarios, la mujer vendía papel higiénico a trozos.

PLaza de san marcelo 1968

Después de una época de esplendor, la Mezquita Ben I Mea se había convertido en un nido de malos olores, propios de los baños públicos que convertían la plaza de San Marcelo en un conjunto de malas caras y de narices tapadas a su paso por la misma. Todo ello acompañado de la proliferación de las palomas, que habían dado nombre a la plaza de San Marcelo, provocaron el adelantamiento del proyecto del párking público que en 1970 se puso sobre la mesa.

PLaza de las palomas 1971 Fernando Rubio

Para 1971, ya no quedaba ni rastro de la Mezquita Ben I Mea y su patrimonio y su recuerdo cayó, como suele decirse, en el olvido. Cientos de coches ocuparon el parking de la plaza de San Marcelo, pero ya nadie podría volver a ver la Mezquita irguiéndose en un emplazamiento cuya historia no podría llegar a igualarse.

Ben i Mea 1971 Fernando Rubio

Rescatando estos tesoros escondidos, sobrevivimos al paso del tiempo y conseguimos recuperar parte de nuestra historia. Ello nos hace diferentes, especiales, únicos, excepcionales y eternos, pues las historias y las leyendas prevalecen sobre cualquier hecho. Como buen Odonista que soy, intento rescatar del pasado el origen de los nombres de las calles de León, y la Mezquita Ben I Mea es parte fundamental de la historia de la Plaza de San Marcelo o de las Palomas.

De esta forma, conseguimos recordar aquella frase a la que hicimos alusión anteriormente, que llamaba la atención de los paseantes solitarios y que se había grabado en la memoria de todos los leoneses, tallada en forma de verso en el palomar superior de la mezquita Ben I Mea, trasmitiéndonos su importancia y su trascendencia histórica para todos los románticos como usted y como yo:

Viva León porque tiene

lo que no tiene Albacete,

una Catedral bonita

y un palomar con retrete

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