Edificios Emblemáticos de León

Dante y San Isidoro: la conexión entre León y la Divina Comedia

El origen del mito del santo y los primeros pasos hacia la canonización de una de las figuras más representativas de nuestros Edificios Emblemáticos y monumentos

Lunes, 18 de noviembre 2024, 08:20

No solo los leoneses sienten predilección por los Edificios Emblemáticos de León, sino también los grandes artistas de la historia, como John Singer Sargent, artista polifacético y prerrafaelita, de la escuela del romanticismo, que visitó en varias ocasiones la ciudad de León, deleitándose con la Catedral, la calle Ancha, y la Real Colegiata Basílica de San Isidoro, de la que tomó varias fotografías en el periodo finisecular dieciochesco y que llegaron a nosotros tras ser compartidas por su propia esposa.

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San Isidoro de Sevilla. Juan de Tabalán

Fue también Albert t`Serstevens, cronista fancobelga, que llegó a León para hacer turismo por la ciudad, el que se quedó prendado no solo de ella, sino de los monumentos, como San Isidoro, Colegiata a la que describió como joya arquitectónica de España.

Otros artistas y escritores, poetas en su mayoría, han dedicado loas a la Colegiata, pero rescatamos uno, que seguramente no visitase León, sino que quedó prendado por la historia del Santo de Sevilla acogido en León póstumamente a petición de Fernando I: Dante Alighieri:

Pues vio los bienes todos, dentro goza

el alma santa que falace el mundo

de manifiesto pone a quien le escucha:

el cuerpo del que fue arrojado yace

allá abajo en Cieldauro; y a esta paz

llegó desde el martirio y el destierro.

Ve más allá las llamas del espíritu

de Beda, de Isidoro, y de Ricardo,

que en su contemplación fue más que un hombre.

Dante en el exilio. Domenico Peterlini

Así lo describía en su Divina Comedia, donde el autor de Etimologías, ocupa un lugar especial en el paraíso dantesco, mientras junto con Beatriz, el florentino recorre los dominios de Dios para alcanzar la Sabiduría, camino que propugnaba también el Santo Isidoro.

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Ya hemos conocido, en otro de nuestros viajes, junto al Odonista por la ciudad de León, la historia de los restos de San Isidoro, pues fue enterrado en la ciudad de Sevilla tras su muerte, allá por el siglo VII de nuestra era y rescatado por Fernando I y sus enviados especiales, Ordoño y Albito, quienes recuperaron sus restos y los trajeron a León, donde reposaron con el manto del Emir, quien rodeó la urna con su capa para que su alma nunca caminase sola.

Pero ahora conozcamos el origen del Santo, y cómo, de una familia cartaginense, surge una de las figuras más conocidas de nuestro callejero y de nuestros Edificios Emblemáticos: San Isidoro de Sevilla.

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San Isidoro no es canonizado hasta bien entrado el siglo XVI, por lo que nos referiremos a él como Isidoro. Nació en Cartagena, y aunque de la madre no se conserve ningún dato, sabemos que su padre se llamaba Severiano. Tres de sus hermanos, llamados Leandro, Fulgencio y Florentina, también fueron famosos a su manera, pero no adelantemos acontecimientos.

Frontispicio de San Isidoro. 1854. Recopilada en Archivo León Antiguo

Isidoro se mudó, aunque prácticamente no era consciente debido a su corta edad, a Sevilla alrededor del 554 después de Cristo, debido al régimen bizantino y a la opresión que sufría su familia. Sucediéronse entonces las inmersiones de los hermanos en la política clerical de la época, alcanzando el grado de obispo en el caso de Fulgencio y arzobispo en el de Leandro. Florentina, en concreto, asumió el cargo de abadesa y dirigió más de cuarenta conventos.

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Como curiosidad, San Isidoro tuvo una cuarta hermana, Teodora, quien contrajera nupcias con Leovigildo, convirtiéndose el santo en tío carnal de Hermenegildo y de Recaredo.

Murió Isidoro en el 636, tras ser un ilustre personaje de la sociedad española, promoviendo la conversión al catolicismo de los arrianos, y promulgando la proliferación de las artes y las letras, enseñando el latín, lengua que dominaba a la perfección, el griego, y las materias de Derecho y Medicina.

Enlazamos con la historia ya antes narrada, pues Albito y Ordoño de Astorga, encomendados a traer a León los restos de Santa Justa, vieron imposible realizar su tarea y San Isidoro, apareciéndosele a Albito en sueños, le condujo hasta su sitio de descanso, donde los emisarios encontraron los restos que llevaron a León; hoy descansan en una arqueta que ordenaron construir los reyes Fernando y doña Sancha.

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Plaza de San Isidoro con la fuente en el centro. Ca.a. 1897. Recopilada en Archivo León Antiguo

Allí fueron recibidos con honores. Pero hay varias historias que ahora debemos continuar; por ejemplo, sabemos ya quien fue San Isidoro y cómo llegó a León, y por qué su egregia figura ha trascendido hasta los poetas estilnovistas, pero ¿cómo fue el proceso de construcción de la Real Colegiata Basílica de San Isidoro? ¿Cuáles fueron sus orígenes arquitectónicos y qué otros detalles podemos rescatar de la iconografía y de la historia de la Real Colegiata de San Isidoro?

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