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Vuelven a cruzarse los caminos de este Flâneur, que viaja por el entramado arquitectónico de León, con los de los Edificios más Emblemáticos de la ciudad en esta sección que ya ha dado la vuelta por toda España. Las semanas previas conocimos la historia de la Casa Pallarés, o los Almacenes Pallarés, que luego fueran reconvertidos en una de las sedes del gran Museo de León. Y hoy nos adentramos en un mundo especial, donde durante las siguientes dos semanas, exploraremos, de la mano de vuestro presente guía, y de la del Odonista de la ciudad de León, ocultos senderos para conocer la curiosa historia de un edificio que llama la atención por su fisonomía, pero que no siempre tuvo el presente aspecto. Conozcamos, al fin, la historia de la Casa Alfageme.
Relatará mejor El Odonista, dentro de dos días, cómo llegaron nuestros caminos a converger en la Casa Alfageme, pero mi labor, mucho más documental y humana, pasa por ofrecer al interesado lector de estos artículos, un análisis y un recorrido de los aspectos más fundamentales del Edificio; su intrahistoria, su construcción, su elevación en dos alturas y la venta del inmueble. De igual forma, exploraremos, tal y como hizo mi compañero homólogo con la Calle de Carmen, el árbol genealógico de una familia en cuyo seno habitaban empresarios, trabajadores e incluso un Alcalde de León.
La historia de la Casa Alfageme comienza con Santiago Alfageme Pérez. Que fundó en el siglo XIX, la fábrica de harinas, Santiago Alfageme e Hijos, recientemente desmantelada, en la zona de Michaisa. Su hijo, Isidro Alfageme Alfageme, nacido en 1872, fue uno de los Alcaldes de León, aunque su mandato no se extendió durante demasiado tiempo. Su popularidad, ya bastante circunscrita a la zona de León y Zamora, por la clara vinculación de su padre con el comercio y por el origen del mismo, pues provenía de esta última ciudad, permitieron a Isidro despuntar en el panorama político.
Como bien sabrán, el apellido Alfageme ha estado presente en muchos negocios de la provincia. Tanto es así que muchos confunden los nombres de sus promotores. Ya desgranaremos, en el siguiente artículo, a quién pertenece cada chalet, edificio, o negocio. Por el momento, ciñámonos a la Casa promovida por Isidro Alfageme y que ocupó el solar que hace esquina entre Ordoño II y Alcázar de Toledo.
Se proyectó, en el yermo paraje de Ordoño II, cuando aún las moreras eran dignas representantes del paseo y la planicie de un terreno baldío ocupaba toda nuestra vista hacia el río Bernesga, una gran casa de tres pisos que funcionaría como la vivienda habitual de la familia Alfageme. Esta es, tal y como argumentan los expertos, a la hora de platicar acerca de la arquitectura de León, una de las casas más importantes, que formaban parte del proyecto del Ensanche y que hicieron, de la ciudad de León, una preciosa y ordenada urbe abierta a la luz y al mundo.
El edificio se proyecta en 1912, y es obra de Juan Crisóstomo Torbado. Conocerán al arquitecto porque semanas atrás ya hemos conocido su obra, aunque perdura de ella poca en el actual edificio. Juan Crisóstomo Torbado fue el constructor del Banco Santander, que fuera propiedad de la familia Lubén. Su hijo, Juan Torbado Franco, elevaría, junto a Cañas del Río, uno de los Edificios más famosos de León y que ya hemos conocido en esta sección: La Casa Arriola.
Ya han visto los planos de la Casa Alfageme. Pero, ¿no encuentran curiosa la diferencia entre la representación gráfica y la real? En efecto, al igual que a otros muchos edificios, a la Casa Alfageme le ocurrió lo mismo. A medida que el tiempo pasaba, y el progreso arquitectónico de León sumía en la oscuridad al edificio, encontrando grandes rascacielos a su alrededor, el promotor decidió elevar la altura del edificio dos pisos. Pero no adelantemos acontecimientos. Veamos, a continuación, los detalles más característicos de la Casa Alfageme.
Beberá, este inquieto Flâneur, de la investigación que ha dado sus frutos en el Archivo Municipal de León, donde mi buen amigo Magín siempre consigue dar con el documento perfecto, y del análisis del experimentado Javier Caballero Chica, cuyo trabajo fin de máster les recomiendo conocer.
La Casa Alfageme debe contener, por su clara vinculación con el rompedor estilo que se pretendía implantar en la segunda década del siglo XX, elementos disruptores que generen una reflexión al viandante, y que permitan, a la arquitectura modernista, abrirse paso en el panorama urbano de León. Como tal, la Casa Alfageme contiene detalles que bien podrían haber pertenecido a la Casa Botines, de Gaudí.
Este modernismo incipiente choca con el eclecticismo imperante de la época, donde batalla por la vanguardia con otros hermanos arquitectónicos, como la Casa Lubén, levantada apenas unos años más tarde, o la Casa Lorenzana o la Calvo Quirós, que beben de esa miscelánea de estilos y que llaman la atención por su dispar ornamentación. Este es el caso de la Casa Alfageme, pues en su fachada se encuentran cientos de elementos decorativos, cuyos símbolos exploraremos gracias al trabajo de los expertos.
Un pequeño adelanto, de cara al miércoles. Mi compañero Odonista les contará una historia curiosa nunca antes conocida por ninguno de ustedes. Pedro, un ferviente lector de estas secciones y amante de la ciudad de León y de su historia, me contó cómo su propio abuelo había sido el encargado del edificio Alfageme. Allí vivía junto a su esposa y, durante el verano, Pedro visitaba a sus abuelos y jugaba en la calle Alcázar de Toledo. Tan grande era el edificio, que poseía, en la zona interior, un amplio patio por el que la luz se colaba en todas las viviendas. Pero su grandeza no se quedaba tan solo en eso, pues no contentos con un portero, por las dimensiones del edificio, la Casa Alfageme contaba con dos encargados, para sendos portales que miraban a Ordoño II y a Alcázar de Toledo. Pero Pedro no termina ahí su relato, pues en un sorprendente episodio de la historia, el abuelo de Pedro encontró una misteriosa caja con unos negativos que conservó hasta el día de hoy, legándoselos a su nieto. El miércoles, el Odonista los compartirá con todos ustedes, dando a conocer fotografías inéditas de León que les aseguro les sorprenderán.
Volviendo de nuevo a la Casa Alfageme, su ornamentación exterior distaba de la interior, pues era mucho más austera y sencilla. En su primera planta, se reconoce un balcón corrido que se asoma a ambas calles y su decoración se asemeja mucho a la del Art Nouveau.
En la planta segunda, que correspondía a uno de los hijos de Isidro Alfageme, se pueden encontrar, según la investigación de Caballero Chica, dos dinteles que incorporan un esgrafiado compuesto de tres flores de cuatro hojas de brazos iguales, a modo de cruz griega y enmarcadas en un doble círculo. Rematan el detalle dos espigas vueltas sobre sí mismas.
Pero, ya para terminar con el análisis visual del edificio, y adentrarnos en el futuro que se le había prometido, es necesario rescatar el detalle más característico del mismo: sus dos grandes torres cilíndricas que se proyectan en los vértices de la Casa, hacia el exterior de la fachada y que comienzan en el primer piso, sin apoyo alguno sobre la calle. Son preciosos miradores que permiten asomarse al exterior y contemplar el edificio desde una perspectiva única. Funciona, de igual manera, con la torrecilla instalada en el Banco Santander en la remodelación del edificio alrededor de 1980.
Las torres se cubren con sendas cúpulas ornamentadas con una variedad de coloridas cerámicas. No las hay igual en ningún otro edificio, y su llamativa estructura, nos invita a conocer más sobre su historia.
Con aún tres alturas, la casa Alfageme fue concebida para albergar familias activas y en buena forma, pues por aquel entonces, debían subir las escaleras hasta la vivienda ante la falta de ascensor, que fue colocado más adelante, sirviendo exclusivamente para subir, recurriendo de nuevo a los peldaños para bajar al portal.
Como ya bien hemos apuntado, el edificio sufrió una remodelación, alrededor de 1956, que propició la elevación en dos pisos de la altura del edificio, suponemos, por cuestiones espaciales. Pero, ¿cuáles fueron las verdaderas razones? ¿Quién habitó la casa desde su construcción hasta su transformación y quién la habita en la actualidad? ¿A quién pertenecieron las fotografías encontradas por el encargado del edificio?
Estos misterios, ya resueltos gracias a la ayuda de todos los personajes citados y algún otro al que aún no he hecho alusión, serán desvelados en el siguiente reportaje sobre la Casa Alfageme, en el que nos encontraremos con el testimonio fehaciente y exhaustivo de uno de los descendientes de la familia Alfageme, Rafael, que nos contará, de primera mano, la historia de cómo su familia llegó a levantar en la ciudad uno de los Edificios más Emblemáticos de León.
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Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
Clara Alba, Cristina Cándido y Leticia Aróstegui
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