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Alejandro Sáenz de Miera contempla la alegoría republicana en su taller, en compañía de Pablo López. José Mendoza

La República pasa por el taller

La alegoría republicana que lució en 1932 en el patio del Palacio de los Guzmanes pasa ahora por las manos expertas de Alejandro Sáenz de Miera y su equipo tras décadas abandonada, consiguiendo devolver a la figura femenina el lustre y la presencia que recuerda la única imagen que se conserva de la obra de Manuel Gutiérrez Álvarez

Nacho Barrio

León

Miércoles, 31 de marzo 2021, 08:15

Alejandro abre la puerta de su taller como el que invita a pasar a un mundo diferente que respira a otro ritmo. El pulso de la ciudad se queda fuera y aquí el reloj se toma su tiempo. Entre mesas de trabajo, una moderna impresora de cerámica en 3D y miles de piezas repartidas por toda la estancia, en la que reina un tono blanquecino característico, aparece la joya que ha centrado sus desvelos en el último mes. Ahí está, sobre un trono provisional de madera. Es una mujer, alza en su mano una antorcha y todo apunta a que está en ese proceso de recobrar la fuerza que tuvo un día, hace ya 89 años.

Tras medio siglo escondida y tres décadas abandonada, la alegoría de la República que en 1932 lució en el patio del Palacio de los Guzmanes, sede de la Diputación de León, pasa ahora por el taller. Las manos maestras del equipo de Alejandro Sáenz de Miera han conseguido la magia necesaria para revivir una escultura vencida por el paso del tiempo, la historia y la desidia. Hoy comienza a lucir con un esplendor recobrado casi noventa años después de su nacimiento.

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«La recibimos con mucha ilusión, cuando te traen una pieza de la que solo existe una foto antigua es todo un reto, te enfrentas a cómo lo hizo el escultor hace casi cien años», comenta Sáenz de Miera junto a la escultura.

Una pieza única

La pieza, elaborada por el joven Manuel Gutiérrez Álvarez, es de las pocas representaciones de la II República que se salvaron de la quema tras la Guerra Civil. Tras pasar cincuenta años en un almacén, permanecía abandonada en el patio del céntrico edificio del Instituto Leonés de Cultura. Llegó mutilada al taller, pero la pericia del equipo logra sacarla del olvido. Sin brazo de la antorcha y con el otro reventado, la escultura contaba con numerosos golpes y heridas por el paso de los años.

La alegoría, antes de la intervención. NB

¿Quién encontró a la República?

Un buen día, en una fecha indeterminada de la década de los 80, Wenceslao Álvarez Oblanca bajó al almacén que la Diputación Provincial de León tiene en los bajos del Palacio de los Guzmanes.

Ante él se presentaba un rompecabezas cubierto de polvo y tiempo. Un puzzle de no se sabe muy bien qué que no iba a pasar por alto en la mirada del historiador leonés, que ha dedicado gran parte de su vida al Instituto Leonés de Cultura, del que fue director en dos ocasiones.

«Vi las piezas de cemento ahí tiradas y las cogí para llevarlas al Edificio Fierro (sede del ILC), donde las uní con ayuda de Valentín Yugueros, ordenanza de la institución». Wenceslao hace memoria de aquel buen día en el que se topó con una alegoría de la II República ante sus ojos.

Al colocarla en el patio del Edificio Fierro, Wenceslao leyó la inscripción del pedestal en el que se levanta la mujer junto al león. 'Manuel G. Álvarez. León 14 de abril. 1932'. Ahí comenzó una labor investigadora que traza esta historia.

Alejandro se vuelca en terminar la intervención cuanto antes. Tocará llevar a cabo una limpieza completa, el rejunte de los sillares (la escultura se forma de diferentes piezas) y una lechada general siguiendo el guión establecido por el autor. «Lo que buscamos es una reintegración de la pieza, que se vea grandiosa y no amputada», confiesa el artista.

El reto, como es obvio, no es menor. De hecho, es la primera vez que se enfrenta a una aventura similar. «Al final la historia está ahí y es una maravilla, es volver a dar forma a lo que alguien ha hecho en un momento concreto; si además hace referencia a un momento del pasado que ha quedado ahí me parece poner un granito de arena importante», asegura.

Recorte del periódico 'La Democracia' del 16 de abril de 1931. ARCHIVO DE W. ÁLVAREZ

En esta jornada en el taller, el diputado de Cultura, Pablo López Presa, contemplaba por primera vez el resultado sin esconder ciertas dosis de satisfacción. «Ha sido emocionante poder verla, le ha cambiado la cara y es otra pieza totalmente distinta, a veces las esculturas dialogan tanto con su entorno que parece que tienen vida, y ahora tiene una energía totalmente diferente», apuntaba en conversación con Alejandro.

Tocará ahora decidir dónde reposará esta alegoría republicana que logró sobrevivir a la historia, sometiéndose a una nueva instalación en la que luzca con el león que vigila a sus pies, como en aquellos días de 1932.

'La Libertad', en el patio del Palacio de los Guzmanes. Archivo de la Diputación de León

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