¿Quién protege los letreros de León?

En el anterior artículo conocimos a los Monuments Men (& Women) de León. Eran hombres y mujeres, empapados de la cultura de León, que arriesgaban su tiempo a base de esfuerzo y de energía para recuperar el patrimonio gráfico de León.

Como decíamos, no estaban solos, sino que contaban con la ayuda de una organización, llamada Red Ibérica En Defensa Del Patrimonio Gráfico. Este grupo de personas, de manera altruista, consiguen poner en valor el patrimonio historiográfico de la provincia de León. En este caso, un movimiento para recuperar los carteles perdidos de comercios de la ciudad e impulsar una conservación, con su hipotética legislación, que salvaguarde la seguridad de los futuros carteles olvidados.

¿Saben de algún negocio que se pueda adscribir a esta situación? Un cartel emblemático de León que siga expuesto aunque sus dueños hayan dejado el negocio años atrás? Leo sus testimonios en los comentarios.

Pero la Red Ibérica en Defensa del patrimonio Gráfico no está sola, pues tiene acólitos con poder en las redes sociales, o lo que yo llamo Soldados de la Sensibilidad (paradójicamente S.S.) que se encargan de promulgar la misma ideología. Son, por ejemplo, las cuentas de Instagram o Facebook, L Mayúscula, que se encarga de publicar la historia de los famosos letreros y Atrapaletreros, que intenta compartir con sus seguidores y con otros miembros de la comunidad de León la pérdida indiscriminada de esos letreros centenarios que van desapareciendo de nuestro pentagrama urbanístico. De manera análoga, Mures se encarga, todos los miércoles, de resucitar la historia de muchos de esos lugares, en sus ya tradicionales Rincones de León, que les convido a visitar para enredarse en la historia de nuestra urbe.

Hay, de todas maneras, seguidores de este movimiento, que no obligatoriamente tienen que pertenecer a Atrapaletreros, a L Mayúscula o a Rincones de León, y que, por su amor al patrimonio, han preservado lo que otros, con honores, hicieron antes que ellos. Es el caso, por ejemplo, de Jesús Riol, el ya conocido como Indiana Jones leonés, por su claro ímpetu conservador en cuanto al patrimonio. Nos hablaba Jesús, en su día, de cómo dentro del bar El Lobo, se habían conservado retazos de la muralla medieval, preservando el patrimonio de León. Por su lado, Mures, y volviendo a los letreros, nos mencionaba la gran labor de conservación de la Librería Tula Varona, quien con elegancia y respeto, conserva en su cristalera el nombre y la labor del antiguo comercio que ocupó aquel local, Encuadernaciones Tejuelo.

Como ya comentamos en el anterior artículo, la «movida» comenzó con una primigenia idea de salvar las letras del cartel de La Gafa de Oro, que tanto había dado a León y que por aquel entonces, en 2021, desaparecía para siempre del panorama urbanístico de León. Los orígenes de la Gafa de Oro se trasladan hasta 1925, cuando comenzase su andadura empresarial. No llegó a cumplir el siglo de edad, pues en 2021, el local que con tanto cuidado y elegancia había proyectado Manuel de Cárdenas era remodelado por los nuevos propietarios.

La Gafa de Oro fue una de las, sino la primera, tienda fotográfica a la que los leoneses podían acudir, y tal es su labor, reconocida por tan pocos, que hasta nuestros días han llegado sus vestigios y sus fotografías, pues si el lector bien conoce las secciones del Odonista y Edificios Emblemáticos de León, ya sabrá que muchas de las fotografías proceden de dicho origen.

Y si ya conocen cómo descubrir los secretos de Facebook, para llegar a grupos distinguidos donde se debate del pasado de nuestra ciudad, habrán comprobado que un 80% de las imágenes que allí se comparten fueron tomadas por la Gafa de Oro.

De justicia era que el Ayuntamiento, que mucho ha bebido del trabajo de estos incansables fotógrafos, tuviera a bien rendir un pequeño homenaje al establecimiento. De no haber sido por Mures, el cartel hubiera caído en el olvido, en la basura probablemente, perdiéndose el patrimonio gráfico, como ocurrió con otros modelos tan famosos como, por ejemplo, el de la Casa Ciriaco, desaparecido tras la venta del inmueble, como se apenaba nuestro ya conocido Nacho Ciriaco al hablar sobre la historia de su familia.

Pero no se preocupen, pues ni los seres humanos ni la materia somos eternos, y por ello la desaparición de los carteles, de los negocios es rutinaria y debemos aceptarla. El problema radica en la pérdida del patrimonio y la obliteración de la importancia del mismo. Por ello, esta iniciativa surge con intención de poner el foco sobre esa tropelía de tirar a la basura la herencia comercial leonesa. Debo comentarles una novedad, pues a raíz de la publicación del anterior artículo, ya hay una persona interesada en donar un letrero de un negocio emblemático de la ciudad. Pero necesitamos más. Por ello, desde aquí les alentamos a colaborar con esta iniciativa y, sobre todo, compartirla para hacer ruido y que la legislación permita una cosa tan sencilla como proteger nuestro patrimonio leonés. Agradecimiento es poco lo que siento hacia este buen amigo, Pedro, que ha comenzado, con una donación diligente, lo que esperamos que se convierta en una cascada de donaciones.

Uno de los primeros trabajos que realizó el grupo de Atrapaletreros, fue el de la tienda Decor, en pleno centro de León y que luego de su venta pasó a pertenecer a la Armería Castro. Mures recoge, en un fantástico reportaje, cómo los operarios de la empresa de aceros descuelgan el cartel para observar que, incluso, estaba pintado a mano. La dueña de la armería asegura que data de los años setenta, cuando la tienda Decor comenzó su andadura. Hoy podemos decir que los protectores de estos pequeños olvidados, los letreros de los comercios de León, pueden estar tranquilos, pues hay un numeroso grupo de personas que pretenden protegerlos del paso del tiempo.

Mures nos reconoce que, otro de los carteles que salvaron fue el de la tienda de Medias Sachu, que se encontraba en Ordoño II número 4. Gracias al trabajo de los investigadores de L Mayúscula, se puede datar el cartel al albor de la segunda mitad del siglo XX, alrededor de 1950, y que tanto las letras que componen el nombre de la tienda como las luces de neón proceden de aquella época.

La más actual de las iniciativas de protección del patrimonio gráfico, parte de la mano de un vecino de la zona de Gran Avenida de San Marcos, en concreto en el cruce entre Sampiro y Lucas de Tuy, que muchos de ustedes ya habrán recordado que perteneció al establecimiento de Labanda. Desde un cartel vertical que ocupaba los dos primeros pisos del edificio, hasta el letrero oficial que coronaba la entrada de la misma. El local fue adquirido por Óscar, un vecino de la calle, que ha decidido conservar el nombre del establecimiento, denominándose Bar Labanda, en honor al comercio predecesor. Este es, según Mures, el espíritu que desean transmitir a todos los lectores, seguidores y espectadores.

El patrimonio resulta imprescindible para conocer los orígenes de una ciudad, y los comercios de León, impulsados por el cariz cómico de los diseñadores, y por la creatividad de los mismos, forman parte de ese catálogo mercantil en el que todos los establecimientos de León conforman un abanico de eternas muestras de nuestra historia.

Ya solo resta, queridos lectores, conocer el nombre de las personas que hacen posible esta iniciativa y que, aparte de Mures, contribuyen al cuidado y respeto del patrimonio leonés. Entre ellos se encuentran Eva, comúnmente conocida como Eva Galáctica, Pepe Muñiz, Rosa Isabel Muñiz, Carlos Cuenllas, Juan Bajo o diversos artistas e investigadores que han aportado su grano de arena a la causa como lo son Pablo JeJe y Jandro Sáenz de Miera.

A todos vosotros, y a todos lo que lucháis por la preservación de la historia comercial y antropológica de León, gracias por vuestra labor.

¿Y ustedes? ¿Conocen algún letrero que salvar? ¿Qué comercio llama su atención, cuando observan el callejero de una ciudad y comprueban que lleva representando al comercio de la misma durante décadas?

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