Borrar
Paseo de Papalaguinda 1920
Paseo de Papalaguinda 1920 Santos Florez

El Odonista de la ciudad de León

El origen de las calles de León
¿Qué había antes del Paseo de Papalaguinda y la Condesa?

Descubriremos el origen del Paseo de Papalaguinda, y cómo cambió de nombre, comenzando como el Paseo del Calvario y pudiendo haberse llegado a llamar Paseo de Papalapera

Miércoles, 18 de octubre 2023, 08:12

¿Qué Odonista que se precie no ha paseado alguna vez por los jardines de la Condesa o por el parque del Paseo de Papalaguinda, que conecta la Plaza de Toros de León con la Plaza de Guzmán? Estos paseos una vez no fueron más que veras del río deshabitadas y desprovistas de vida.

Puede pensar el Flâneur de las calles de León que una ciudad como esta se construye junto al río para que la vida fluya a través de él y, junto al agua, la habitabilidad aflore. Pero hubieron de pasar milenios, desde que el asentamiento de la Legio VII se afincase en lo que llegaría a ser León, para que estos terrenos, prácticamente abandonados, cobrasen un sentido arquitectónico y urbanístico para los oriundos de León.

Ya lo observamos en anteriores artículos, cuando nos topamos con la historia de la casa de don Valentín, y descubrimos que, antes de 1890, apenas existían edificios que soportasen el peso de la ciudad al cruzar el río Bernesga. Por ese motivo, hoy, con el predilecto y deslumbrante pasado que nos acompaña, descubriremos el origen del Paseo de Papalaguinda, y cómo cambió de nombre, comenzando como el Paseo del Calvario y pudiendo haberse llegado a llamar Paseo de Papalapera.

Imagen después - Construcción de la pasarela frente al Palacio de los Deportes (1971)
Imagen antes - Construcción de la pasarela frente al Palacio de los Deportes (1971)
Construcción de la pasarela frente al Palacio de los Deportes (1971)

¿Qué hubo antes del Paseo de Papalaguinda?

El Odonista, caracterizado por buscar el origen de los odónimos, o los nombres de las calles de León, persigue la verdad y se topa con instantáneas tan hermosas como la siguiente, realizada desde la plaza de Guzmán y ofreciéndonos la visión de un grupo de viandantes que han quedado atrapados por el papel químico en el que su recuerdo queda impregnado.

Esta calle, que bien podría ser una avenida parisina durante el desarrollo de la corriente postimpresionista, no es más que el Paseo de Papalaguinda y el Paseo de la Condesa. Pero, olvidándonos un momento de los personajes, hay una construcción que llama nuestra atención: el templete de los músicos.

Imagen después - Paseo de Papalaguinda y Templete de Músicos en 1900
Imagen antes - Paseo de Papalaguinda y Templete de Músicos en 1900
Paseo de Papalaguinda y Templete de Músicos en 1900 Santos Florez

El templete, que hoy en día sigue en pie, ha resistido incólume desde su construcción, en el año 1894. Desde la altura, observa el fluir del tiempo y el vagar de las horas, testigo también del cambio que han sufrido las arterias de León, representativas de su esqueleto urbanístico.

Como muestran las siguientes fotografías, el panorama arquitectónico de León ha cambiado por completo, pues descubrimos, a la vera del río Bernesga, una de las edificaciones más portentosas durante al menos 15 siglos, que fue demolida hace más de cien años y cuya historia, prácticamente, ha desaparecido: El Monasterio de San Claudio. Su muralla nos ofrece una maravillosa visión del pasado, y una increíble sensación de desubicación, pues a este Odonista le cuesta encuadrar la citada muralla dentro del plantel urbanístico de la bella ciudad actual.

Imagen después - Paseo de Papalaguinda y Antiguo Monasterio de San Claudio (1908)
Imagen antes - Paseo de Papalaguinda y Antiguo Monasterio de San Claudio (1908)
Paseo de Papalaguinda y Antiguo Monasterio de San Claudio (1908) Santos Florez

La muralla, durante muchos años, fue lo único que quedó del mismo, reconociéndose casi como parte de la mismísima muralla medieval, error que fue tomándose por cierto debido a que dicha valla de adobe y ladrillo poseía unos cubos similares a la ya famosa muralla romana de León. Poco o nada remanece de este monasterio, más que las leyendas que le han sobrevivido.

Muralla del Monasterio de San Claudio (1924)

Aquí tienen ustedes, interesados lectores, a los señoritos y a las señoritas de los felices años veinte, posando para la cámara junto a la citada muralla.

Quizás, con gusto y esfuerzo, este ilusionado Odonista podría convencer a su otra mitad, el Flâneur que descubre los Edificios Más Emblemáticos de León, para investigar la historia del Monasterio de San Claudio.

Vaguemos, de momento, por el Paseo de Papalaguinda para obtener las respuestas que hoy hemos intentado buscar y dejemos al devenir futuro encargarse de los asuntos que están por llegar.

Cuando Papalaguinda y la Condesa no existían

Imagen después - Puente de hierro de Saavedra (1915)
Imagen antes - Puente de hierro de Saavedra (1915)
Puente de hierro de Saavedra (1915) Santos Florez

Como si la fotografía estuviera tomada desde la casa de don Valentín (aunque hubiera de esperar el fotógrafo a su construcción pues aún faltaban casi veinte años para que se levantase), la instantánea nos ofrece una preciosa postal sobre Guzmán el Bueno, de cuya plaza se desprenden 3 avenidas principales que son, Ordoño II (o el Paseo de las Negrillas entonces) hasta su unión con Santo Domingo (Plaza de la Libertad). Hacia la izquierda nace de ella el paseo de la Condesa de Sagasta y hacia la derecha el Paseo de Papalaguinda, asediado por la vegetación, por el desbroce de árboles y por abandonada visión de un barranco que conecta con directamente con uno de los ríos de León.

Imagen después - Paseo de Papalaguinda 1920
Imagen antes - Paseo de Papalaguinda 1920
Paseo de Papalaguinda 1920 Santos Florez

Al fondo de la imagen, San Marcos, y a la derecha y entre los árboles, la estatua de Guzmán, que nos indica el camino hacia la estación del Norte, si es que resulta que León no ha sido de nuestro agrado.

Imagen después - Paseo de Papalaguinda (1940)
Imagen antes - Paseo de Papalaguinda (1940)
Paseo de Papalaguinda (1940)

Esta preciada fotografía, a vista de pájaro, nos confirma todas aquellas dudas que a lo largo del artículo han ido surgiendo. La vera del río, apenas aprovechada, ha sido limpiada y despejada, para que los paseantes solitarios puedan disfrutar de un preciado caminar junto al río Bernesga.

Pero aún restan decenas de años para que el Paseo de Papalaguinda será perfectamente transitable, tal y como lo conocemos hoy en día.

Han de ocurrir cientos de eventos, celebraciones y maravillosas construcciones arquitectónicas para que goce del esplendor del que hoy hace gala. Y poco han de esperar los lectores para conocer el origen del nombre de Papalaguinda, extraño odónimo que rige el comportamiento de los transeúntes y los habitantes de León, que entre la ternura, la nostalgia, y también un poco de lujuria, viene a nuestra mente como recuerdo incólume que nunca ha de desvanecerse.

La siguiente semana, por lo tanto, hallaremos respuesta al interrogante planteado, topándonos con la leyenda y la realidad de un odónimo maldito, con curiosidades del Paseo de Papalaguinda y con fotografías antiguas y transiciones de edificaciones emblemáticas situadas en el mismo paseo. Se despide este amable Odonista, suplicando paciencia a los lectores, esperando tan solo siete días más, para seguir desgranando los secretos mejor guardados de las calles de León.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

leonoticias ¿Qué había antes del Paseo de Papalaguinda y la Condesa?