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Muchos han sido los artículos que nos han llevado hasta aquí. Conserve usted, querido lector, la calma mientras narro esta trayectoria que tiene como protagonista a la Imprenta Moderna y a un Edificio Emblemático de León que sobrevivirá al paso del tiempo y permanecerá en la memoria de todos los leoneses por su valor histórico.
Y es que pocos edificios tienen como punto de partida de su historia la Edad Media, ya que en la ubicación en la que hoy se encuentra la Imprenta Moderna, perenne baluarte de los impresores leoneses, se hallaba el Hospital de San Antonio Abad, que fue demolido en 1922 para levantar en su lugar el edificio Roldán, acompañado del surgimiento de la calle Legión VII y la construcción, en 1931 de la casa de la Imprenta Moderna.
Pero el Flâneur que un día comenzó con esta historia, debe poner punto y seguido a este desarrollo argumental. En 2005, la casa de la Imprenta Moderna cerró sus puertas a los fieles clientes que durante décadas habían acudido al negocio para solventar sus necesidades gráficas. Pero, un último remanente nos aguarda por descubrir, sabiendo que aunque el nombre de «La Moderna» se dejase a un lado, otros siguieron con el oficio, en una localización cercana a la anterior, brindando una nueva oportunidad a las artes gráficas de proliferar en esta ciudad bajo otro nombre ligado al gremio.
Nos cuenta Fernando Chamorro, uno de los herederos de la Imprenta Moderna, nieto de su fundador, Joaquín Chamorro, que después de observar el crecimiento de la Imprenta y la aceptación del público, se vieron obligados a adquirir la parte derecha del local del negocio de «Singer», que puede observar el lector en el escaparate de la fotografía superior.
La parte derecha de este local, que comprobamos hoy se ha convertido en el Café San Marcelo, sería adquirida por la familia Chamorro, dando un acceso directo al taller de la Imprenta Moderna, que ocupaba los bajos del edificio sito en Legión VII nº3 y que es el objeto de estos estudios.
¿Habían observado este logo en alguna ocasión? Este es el sello de la Imprenta Moderna, pudiéndose contemplar en las facturas y en las cartas manuscritas. Pero aquí lo hallamos en una tarjeta publicitaria, encontrándonos con los orígenes del emblema. Un primitivo símbolo aguileño que desembocaría en la siguiente representación.
Esta tarjeta data de entre 1926 y 1931, intervalo entre el que Joaquín Chamorro desarrolla su actividad en el taller de la calle Cervantes nº3.
Tras la muerte de Joaquín, en 1938, recogió la batuta Eleuteria, su esposa, firmando tal y como comprueba el lector: Viuda de Joaquín Chamorro.
No se tienen datos sobre la procedencia o el autor del logotipo de «La Moderna», pero procederemos a explicar su significado dentro del gremio al que pertenece el dibujo.
El Águila sostiene en la garra izquierda un «Componedor», que era el instrumento utilizado para colocar las letras de una línea y proyectar su relieve sobre el papel o sobre el aluminio. Elemento fundamental e indispensable para los impresores de la época.
Por otro lado, la garra derecha sostiene también un rodillo de impresión, que se cernía sobre el relieve de las letras para que estas se proyectasen sobre el papel.
Ambos elementos nos dan a entender que el logotipo no se trata de una representación cliché y sin lógica, pues ambos instrumentos o herramientas ayudan al impresor a transcribir la información para ser ofrecida a la población. Pero, ¿qué significado tenía el águila bicéfala?
Y es que ha tenido que retrotraerse hasta el siglo XVI después de Cristo, este escritor, para encontrar el primer rastro del águila bicéfala, entendiendo este símbolo como uno de los más potentes del momento, siendo representante oficial de la unión entre el Sacro Imperio Romano Germánico con la Monarquía Española. Será esta, el águila bicéfala, el emblema de los Habsburgo en Madrid y en Viena hasta la desaparición de la dinastía con la muerte del Rey Carlos II a finales de 1700.
Fernando Chamorro, impulsado por la melancolía y por la memoria de su familia, ha estado confeccionando un grueso libro con información de la Imprenta Moderna, que en muchas ocasiones ha servido de fuente de inspiración para los documentos gráficos que aquí ha podido encontrar el lector. Pero, indagando un poco más en el pasado, surgen infinidad de recuerdos que sacar a relucir y que, seguro como se halla este escritor de que ocurre en cada casa de León, muchos de nosotros también encontramos entre nuestros papeles antiguos.
En este pequeño libreto, se hallan los detalles más importantes de la Catedral de León, y resulta un tesoro, ya que, dejando a un lado que está impreso por la Imprenta Moderna antes de la disolución de la sociedad Álvarez-Chamorro, tiene, a día de hoy, más de 110 años. Y se conserva en perfectas condiciones en el expositor de Fernando Chamorro.
Aquí mismo podemos observar, en uno de los recortes de hace más de 100 años, uno de los anuncios que colocaba La Imprenta Moderna sobre el propio libro de la Pulchra Leonina. En él se presentan los muchos otros productos que uno podría encontrar en ambas sucursales, tanto en Cervantes nº3, donde tenía la Imprenta el taller, como en la calle Reina Victoria nº7, donde se localizaba el establecimiento. Pero, si uno observa el plantel urbanístico de León, llegará a la conclusión de que no existe, a día de hoy, la calle Reina Victoria. ¿Entonces, dónde se localizaba el negocio Álvarez-Chamorro hacia principios del siglo XX?
Calle Mariano Domínguez Berrueta
Calle Reina Victoria
No se trata sino de la calle Mariano Domínguez Berrueta, que comenzó su andadura bajo la nomenclatura de calle de la Reina Victoria, contando también con el nombre de C/ Nueva, tal y como nos informó Fernando, pues allí es donde se localizaba el primer negocio familiar.
Estos pequeños santorales, de apenas 7 centímetros de largo por 4 de ancho eran vendidos a los clientes, que, según nos cuenta Fernando, calaron muy hondo en ellos, pues años después de sus últimas impresiones, aún había quien se acercaba a preguntar en la Imprenta Moderna sobre si podrían hacerse con uno de ellos. Estos datan de 1928 y de los años cuarenta y cincuenta. Una verdadera joya y un eterno recuerdo.
La casa de la Imprenta Moderna cerró sus puertas en 2005. Casi cien años después de que Joaquín Chamorro, el abuelo de Fernando, fundase la empresa en 1904 junto a Álvarez.
Pero no quedó relegado al olvido el pasado de uno de los edificios más emblemáticos de León, pues los descendientes de esta familia, aún desarrollan actividades relacionadas con el sector.
Si el paseante solitario que soy le ha servido como consejero durante estas semanas, permítame recomendarle una última premisa que debe implementar a sus escapadas por el centro neurálgico de la ciudad de León. Pasee por la calle del Cid, y a su paso por ella, descubra a su derecha el presente de la Imprenta Moderna.
Hallará, en la esquina, Impresión Punto y Seguido, haciéndome sentir escalofríos ante la bella metáfora escondida en su nombre. De esa manera, sin que la historia hubiera terminado, la familia Chamorro aparta a un lado su inmutable pasado para hacerse un hueco en el presente histórico de León, sirviendo con amabilidad y diligencia a los clientes que un día visitaron también a los antepasados de los actuales dueños.
No existen palabras, en el diccionario español, para agradecer a Fernando Chamorro su participación y su amabilidad recibiéndome en su hogar y abriéndome las puertas de su más tierna nostalgia. Este escritor, que se adentró una vez en la memoria de un Edificio Emblemático de León, quedará siempre prendado de las personas que lo habitaron y de las vivencias que ellos me hicieron sentir en mis propias carnes.
Abandono la casa de la Imprenta Moderna, que tanta vida posee aún, y visitan mi imaginación los tesoros humanos que un día la poblaron. Gracias a Fernando, que posa orgulloso con su mujer y, tras él, su maravilloso pasado, he comprendido que la fachada de una casa no es sino la ventana a un millar de historias que entre sus paredes se esconden y espero, con mi relato, haber contagiado al lector, pues comprendo que su sensibilidad se haya visto colmada con gratitud al conocer la historia de Fernando Chamorro y su familia.
Me alejo del nº3 de la calle Legión VII y me despido del edificio que ha ocupado mis ensoñaciones durante los últimos meses, en los que he comprendido cómo puede llegar a cambiar el plano urbanístico de León y afectar, a 100 años vista, a miles de familias que pasaron por la Imprenta Moderna a lo largo de su historia. Me despido de ella, sí. Pero no es un adiós. Tan solo es un... Punto y Seguido.
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