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A las puertas de la Sala capitular los visitantes se agolpan.
- «Qué belleza».
El Museo de San Isidoro, más allá de sus obras, sigue congregando a cientos de visitantes en su interior.
El viaje, incómodo en algunos momentos, deja ver su enorme potencial museístico y advierte del enorme cambio que se podrá apreciar en apenas unas semanas.
Tras una inversión de 1,4 millones las obras de reforma serán entregadas de forma casi inmediata. A partir de ahí se abre un proceso de musealización que permitirá un viaje aún más intenso para el visitante.
San Isidoro contiene uno de los tesoros medievales más importantes de Europa, con piezas como el cáliz de doña Urraca o las pinturas románicas del Panteón Real. Piezas formidables que harán de la nueva instalación un referente museístico.
El nuevo museo, que ahora solo se intuye, elevará el espacio expositivo de los 1.200 metros cuadrados a 3.200 metros cuadrados. Una vez finalizado podrán visitarse nuevos espacios, tomará aún más valor la escalera renacentista, el adarve de la muralla o las galerías altas del claustro procesional, además de piezas de incalculable valor no expuestas actualmente como el Pendón de San Isidoro o el ajuar funerario de la infanta doña María.
La reforma permitirá además descubrir todas las dependencias del claustro, capillas, refectorio, cocina y cilla y el Panteón con un viaje intenso que finalizará en la puerta de la Capilla de los Arcos.
A la espera de que todo eso suceda San Isidoro muestra, prudente, parte de sus maravillas. Algunas, apelotonadas, no lucen lo suficiente pero solo es la incomodidad previa a un gran y prometedor estreno.
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Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
Clara Alba, Cristina Cándido y Leticia Aróstegui
Javier Martínez y Leticia Aróstegui
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