Natividad del retablo situado en el camarín de la Virgen de la Velilla, señora de los valles de Peñacorada Siro Sanz
Vindicanda

La navidad y el crítico momento por el que pasa la nación de los españoles

Siro Sanz García

Cistierna

Sábado, 17 de diciembre 2022, 14:21

Que toda la Santísima Trinidad tomo de la sangre purificadísima de las entrañas de María Virgen la porción que fue menester para formar como formó un cuerpecito de un niño chiquito, allí en aquel frondoso huerto se hizo el injerto admirable de las dos naturalezas ... divina y humana y, salió este sol de justicia del vientre de su madre, como entra el sol por una vidriera ó cristal, que ni se quebranta ni se rompe, sino que lo dexa más claro y brillante

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Este hermoso texto plenamente navideño, nada que ver con el actual concepto anglosajón de la Navidad, hortera y alejado de nuestra tradición, extraído de un devocionario del s. XVII procedente del pueblo de Argovejo (Montaña de Riaño, León) narra de forma sencilla y candorosa el Misterio de la Encarnación.

Bello también el símil final que viene como anillo al dedo, para explicar los transparentes ubicados en algunos santuarios Marianos como el de la Virgen de la Velilla en Valdetuejar, bajo Peñacorada, que iluminaban al amanecer la trastera de la custodia sagrario situado en la base del retablo y también a la imagen titular algo más elevada recortando sus siluetas, otorgándoles un aura casi mística, acentuada por el reverbero del oro.

No es la de la Velilla la única aparición de una imagen entre las ruinas de antiguo castillo, es una más, continuadora de esa querencia Mariana por habitar entre viejos paredones en ruinas, hasta que el humilde pastor, o hidalgo de limpia sangre viene a descubrir removiendo con la reja del arado las vetustas piedras.

En las montañas del Reino de León, alguna de estas Vírgenes habita y es venerada en altos y Coronas donde aún se mantiene cierto atavismo guerrero. Nuestra Señora de la Corona (Valdeón); La Virgen de Castrotierra (Maragatería); La Virgen de la Velilla (Valle del Tuejar, alto Cea) de la que se dice que el hidalgo Juan de Prado, encontró removiendo las ruinas de castillo; la Virgen de Yecla en el Cea, elevada sobre venerables ruinas castreñas; La Virgen de la Seita en Rodicol (Laciana), sobre un campo elevado que seguramente fue una fortaleza circundada de foso, que eso significa seita en leonés, donde los cristianos edificaron la ermita a la Virgen, para que se olvidase el culto pagano; Nuestra Señora del Castro en Castrocalbón; Nuestra Señora del Castillo Viejo en Valencia de Don Juan y así seguiríamos con una larga relación que reafirma presencias anteriores al cristianismo en estos lugares eminentes.

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Corona, Castro, Castillo, Castil, Castiello son sinónimos que denominan ámbitos defensivos y sagrados, donde las huellas paganas permanecen solapadas en el culto cristiano. Las generaciones pasan pero el soplo ancestral permanece en los mitos de multitud de invenciones, apariciones y en los rituales deambulatorios que los leoneses realizamos alrededor de esas ermitas.

Estos santuarios esparcidos por todo el glorioso Reino de León siguen recordándonos de dónde venimos, quiénes somos y ojalá sigan protegiéndonos en estos tiempos estragados y difíciles para León y para España, cuando unos pocos, de forma torticera han decidido cambiar las leyes sobre sedición y malversación, también el marco en el cual ha trascurrido la vida de la nación desde la Transición, un momento crítico que está pasando desapercibido para la mayoría de la población.

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