Críticas, temor y sobre todo dudas ante un proyecto en una zona «única» y que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por su valor «universal excepcional y auténtico». Tras el anuncio de la Junta de Castilla y León de promover una ruta de senderismo y ... cicloturista por el canal de Las Médulas CN-2 que se complementará con un descenso de MTB -mountain bike-, asociaciones en defensa del patrimonio y arqueólogos han puesto el grito en el cielo ante una actuación que, aseguran, «no tiene ningún sentido».
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Con una inversión que supera los 800.000 euros, el 'Proyecto de actuación para la recuperación del canal romano CN-2 entre Peñalba de Santiago y Las Médulas como ruta de interés turístico' pretende habilitar un recorrido para la práctica de senderismo y «en la medida de lo posible» también para el uso de bicicleta de montaña.
Según explican desde la Consejería de Medio Ambiente, encargada del proyecto que desarrolla a través de la Fundación Patrimonio Natural con fondos europeos, el objetivo principal de la actuación es «dar forma a la unión física por una gran ruta de senderismo-bicicleta entre Peñalba de Santiago y Las Médulas utilizando el canal CN-2 como eje principal, lo que daría lugar al establecimiento de un recorrido señalizado e interpretado de 60 kilómetros».
Es la actuación sobre este canal romano la que ha activado las alarmas de asociaciones como Promonumenta o Hispania Nostra, que han pedido la paralización del proyecto al temer que se ponga en peligro el patrimonio con siglos de historia de Las Médulas.
Entre las voces más críticas la de Javier Sánchez-Palencia, investigador del CSIC y uno de los principales expertos en la zona arqueológica que en 2021 y junto a Almudena Orejas coordinó el proyecto ZAMRedH, uno de los más ambiciosos e importantes realizados en la antigua mina romana y su red hidráulica.
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En su opinión, es «lamentable» que se pretenda «hacer una pista cicloturística». «No me cabe en la cabeza, no lo entiendo», reconoce el arqueólogo, que asegura que hacer una pista en un lugar «tan excepcional como este no es lógico y no tiene ninguna base arqueológica que quieran reconstruir el canal».
Porque el principal temor de los defensores del patrimonio es que se ponga en peligro la historia que recoge el canal CN-2. Según el proyecto de la Junta, la intervención básica «consistirá en el desbroce manual de la caja del canal en su estado actual y el establecimiento de una huella que permita una cómoda circulación por el trazado original». Además, apuntan que, en el caso de que este se haya convertido en «carril», la actuación se limitaría al «desbroce de la vegetación, reparación de muros donde sea necesario para facilitar la circulación por el canal y la recuperación de los pasos en los arroyos principales».
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Unos trabajos de «limpieza y acondicionamiento» que, aseguran, «respetarán la integridad de los restos del canal». Ante el temor de una reconstrucción del mismo, desde la Fundación Patrimonio Natural se asegura que «no se va a profundizar ni se va a excavar en el canal, de tal forma que los sedimentos acumulados desde hace más de 2.000 años se preserven para el futuro» y cuyos trabajos estarán «en todo momento bajo supervisión arqueológica para que los canales no puedan sufrir deterioros».
«Una vez realizada la apertura del corredor de acceso se acondicionará el firme en una capa superficial de este nivelándolo horizontalmente de forma manual, respecto de la pendiente del terreno, y retirando aquellas rocas y tierras que puedan haberse deslizado hacia la caja del canal con el paso del tiempo», explican desde la Fundación Patrimonio Natural de Castilla y León.
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Uno de los principales temores de expertos y asociaciones, además de una reconstrucción que aseguran «es ilegal e ilógica», es la incidencia que el paso de las bicicletas puede tener sobre el canal. El proyecto detalla que la situación «prácticamente llana» del canal, con «apenas un 0,3 por ciento de pendiente», logrará que las velocidades que se puedan alcanzar sean «mínimas».
La obra de la senda cicloturista se complementará, ahora sí, con un descenso de MTB «fuera del canal», desde el entorno de la Quiana hasta la localidad de San Clemente de Valdueza y otros pueblos del Valle de Oza con más de mil metros de desnivel.
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Esta es la segunda parte del proyecto, que pretende «ampliar la oferta» con la habilitación de varias rutas de MTB «que de una forma u otra tengan continuidad a través del canal romano CN-2, principalmente entre el Pico de la Aquiana y las localidades de San Clemente y San Adrián, pero que discurre en su mayoría por senderos fuera de la traza del canal», afirman.
Para asociaciones como Promonumenta, la adecuación del canal romano para la circulación de MTB supondría «una grave alteración de sus caracterísiticas» así como «un vaciado de la huella y registro arqueológico de esta obra de máxima importancia, casi única en su finalidad». De igual forma, denuncian que la intervención supondría «un obstáculo en la pretendida declaración de Patrimonio de la Humanidad de la red hidráulica de Las Médulas al alterar su modo original». Al respecto, la Junta defiende que «no se va a excavar en el canal y se protegerán los sedimentos».
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Aunque la Junta recuerda que las obras cuentan «con todas las autorizaciones necesarias», expertos y asociaciones piden «una reflexión». «Todo lo que se conserva en Las Médulas, las partes que conforman la mina, el yacimiento en sí, todo se conserva en una parte muy importante, y lo que se conserva es auténtico», señala Sánchez-Palencia, que critica al mismo tiempo que de la inversión superior a 800.000 euros «no se va a invertir nada en arqueología».
«La riqueza de un canal romano es fundamental para entender la historia. Desde que se abandonó por los romanos la tierra es importante porque da muchísima información, permite realizar dataciones y no tiene ningún sentido actuar sobre los canales», insiste Sánchez-Palencia, que recuerda que la razón que hace única a Las Médulas es que lo que se conserva «es auténtico».
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Frente a la postura del experto que apoyan tanto Promonumenta como Hispania Nostra, la Consejería de Medio Ambiente se posiciona asegurando que «revivir la huella del canal sobre el terreno, lejos de someterlo a una mayor degradación frente a los agentes naturales, va a poner en relieve su existencia y garantizará su conservación frente a otras agresiones como el trazado de pistas o las repoblaciones forestales».
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