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La historia de la Iglesia de Santa Marian la Real es muy curiosa y anecdótica, pues, como precedente a una breve investigación, no estuvo en su ubicación actual hasta el siglo XVIII, cuando fue trasladada desde el brazo norte de la muralla de León.
Gracias al trabajo de investigación de José María Villanueva Lázaro, podemos asegurar que la iglesia, junto con el grupo escolar de Ponce de León, formaban en el siglo XVI el colegio de San Miguel de Jesús, que data de alrededor de doscientos años antes.
El colegio fue fundado por don Juan de San Millán, quien fuera nombrado obispo de León por Felipe II. Lo curioso de esta figura histórica es que lo único que remanece de él no son sus restos, sino el epitafio que recoge el investigador citado y la estatua de jaspe de la capilla de la iglesia de San Miguel.
Juan de San Millán, natural del Barrio Nuevo de la Rioja, fue obispo de Tuy y demostró su facundia y su dominio de las situaciones bajo presión durante los largos debates sobre el Concilio de Trento; en 1564 traslada su diócesis a León, donde funda, gracias a la amistad que le unía a Francisco de Broja, el Colegio de la Compañía de León, inaugurado en 1571.
El obispo San Millán fue enterrado en la capilla que él mismo había erigido, pero hay que tener presente, según las investigaciones de MCR Rodríguez, que el templo cambió de ubicación varias veces. Pero hubo de ser similar su colocación, pues así lo especifican en las crónicas de la época.
De la escultura, resalta su gran estatura, casi de dos metros, y según Mariano Domínguez Berrueta, que secundaba la atribución de Martín González: «es una pieza de gran calidad escultórica, del tercio del siglo XVI. Guardaba estrecha analogía con el arte de Esteban Jordán. Sin embargo, nos retrae de una atribución categórica ese rostro tan bien modelado, con unas cantidades carnosas que superan lo habitual en Jordán».
Ya sin dudas para confirmarlo, el escultor Esteban Jordán termina la pieza en 158, y obtuvo un finiquito de 200 ducados por ella. Y tal vez sirviera la misma de mascarilla funeraria, obteniendo una calidad altamente expresiva, según asegura la profunda investigación de MCR Rodríguez.
Poco o nada queda de aquella iglesia que fundó San Millán, pues las continuas actualizaciones y el progreso han conducido a la iglesia al olvido. La iglesia actual fue remodelada y protegida en 1979 gracias a las aportaciones económicas de María Guerrero Herrero. Pero la antigua iglesia de Santa Marina la Real se alzaba en la calle que siempre llevó el nombre de la Santa, próxima al convento de las descalzas, y cerca también de la Puerta de San Alvito. Argumenta Villanueva que uno de los cubos de la muralla, fue sustituido por una torre de sillares blancos, como la de San Isidoro, y como el resto de los cubos, desapareció a comienzos del siglo XX cuando se llevó a cabo el plan de ensanchamiento de la ciudad.
En ese solar, en el que ahora reposan los restos del asentamiento romano, aún se puede ver la portada de piedra sillería y en el dintel, ha quedado grabada una jarra con azucenas y el año 1784, con una espadaña con la imagen de la Virgen.
En el interior de la actual iglesia, encontramos un maravilloso órgano datado del siglo XVIII, que fue reparado en 1975 y que formó parte del catálogo del Patrimonio Artístico de la ciudad de León.
Paseando por la calle Santa Marina, observando los restos romanos y su historia medieval y renacentista y barroca, nos acercamos hasta la Iglesia de Santa Marina la Real para contemplar los vestigios de un bello pasado leonés, que ha concluido con la adoración de una de las iglesias más bellas de León.
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