Un recorrido por la historia de los edificios más importantes de León
Del Hospital de San Antonio Abad hasta la imprenta Moderna
(II) El declive del hospital de San Antonio Abad ·
El violento incendio que sufrió el Hospital de San Antonio Abad y el crecimiento exponencial de la población propiciaron diversas propuestas para su traslado y demolición
Cruzo la calle ya descrita en el anterior artículo, Legión VII, anexa al antiguo ayuntamiento y entre los edificios de la Imprenta Moderna y el Roldán, y pienso en la imposibilidad que resuena en mi cabeza de que en ese compacto espacio que comunica la plaza de San Marcelo con Independencia y ambas con la plaza de Santo Domingo existiera un hospital de dimensiones abismales que diese cobijo a cientos de enfermos durante más de novecientos años.
Como bien saben ustedes, el Hospital de San Antonio Abad se ubicaba en la manzana que hoy transito, sobre la calle inexistente de Legión VII, volcando su fachada hacia Santo Domingo y hacia la calle Independencia.
Durante sus primeros años de vida, alrededor del siglo XI, el hospital llevó el nombre de San Marcelo, profesando su culto al santo, pero en el siglo XV adoptó el nombre de la orden de los antoninos debido a la gran cantidad de bienes que estos entregaron al hospital entonces presente.
Pero, y me pregunto mientras observo la fachada modernista de la Imprenta Moderna, ¿qué ocurrió para que un hospital casi milenario como el de San Antonio Abad, que ocupaba la gran mayoría de la superficie en la que hoy viven miles de familias, cayera en el olvido y desapareciera del panorama geopolítico de la ciudad de León?
¿Qué ocurrió con el Hospital San Antonio Abad?
Características interiores y exteriores
Ya en el silo XVI, los médicos de León se vieron obligados, debido a la gran cantidad de pequeños albergues en los que se cuidaban a los enfermos, escapando estos al control de los archivos, a solicitar al rey Carlos I que centralizase los ejercicios médicos y del cuidado en el Hospital San Antonio Abad, aprobándose esta petición el 1 de marzo de 1535 y convirtiéndose así en el más importante de la provincia.
Pero, y aunque solo habían transcurrido 500 años de su construcción, la población de León contaba con 4.700 habitantes, lo que convertía a la ciudad, aun habiéndose triplicado sus habitantes, en una controlable urbe que poco se había extendido extramuros.
Según los planos firmados por Ventura Rodríguez el 20 de septiembre de 1783, apenas sesenta años después de que el peregrino Guillaume Mainer escribiera sobre el Hospital San Antonio Abad, se asegura que el Portal, o la entrada principal, se proyectaba hacia la plaza de San Marcelo, tal y como observamos en la fotografía superior de la maqueta de Emilio Salgado Benavides sita en el Museo de los Pueblos de León.
Sigamos, por lo tanto, el recorrido de entrada, encontrando la Iglesia y la Sacristía a la izquierda y la botica al lado contrario. Adentrándonos en el Hospital, encontraríamos el pasillo principal que nos dirigiría hacia los patios interiores y, entre la Iglesia de San Marcelo y la botica, existía una pequeña puerta que miraba hacia la antigua plaza de Santo Domingo. Tanto la fachada de la calle Independencia, como la colindante, que da hacia Santo Domingo, se habían edificado gracias a la reutilización del material romano de la muralla.
Este que observan ustedes es el torreón comúnmente denominado como «Almanzor» que servía de esquina o chaflán entre Independencia y Santo Domingo, otorgándole la utilidad de guardarropas para los enfermos, siendo estas apartadas de los demás internos del Hospital en caso de que alguna contuviera rastro de virus y se vieran obligados a realizar severas cuarentenas.
Posteriormente, en el Siglo XIX, el 25 de octubre de 1846, se realiza la primera de las adaptaciones a los nuevos tiempos, trayendo consigo el Teatro del Ayuntamiento, unido al Ayuntamiento en la plaza de San Marcelo y que sustituía al antiguo patio de comedias ya caído en el olvido y abandonado. Años después adoptaría el nombre de Teatro Principal, pero otro artículo de los edificios emblemáticos de León se ocupará de desgranar la historia del Ayuntamiento y del Teatro Principal.
Años después se produce el derribo de la puerta del Arco de Ánimas, lo que supone un engrandecimiento de la ciudad y una proyección hacia el futuro. Comienzan, por lo tanto, las primeras reflexiones sobre si un hospital como el de San Antonio Abad ocupa un correcto lugar en el panorama urbanístico de León.
Incendio y posteriores reformas
Y aunque a principios del siglo XIX el Hospital no fue víctima de ninguna remodelación ni cambio sustancial, sí que se vio rodeado por la desdicha durante el año 1864, cuando sufre un terrible incendio que destruye gran parte de su patrimonio e instalaciones, obligando a la ciudad de León y a los promotores económicos de la misma a volcar su esfuerzo en apoyar de cualquier forma el proyecto de restauración. Poco sabían entonces que al Hospital le restaban cuarenta años para ser trasladado a otro punto de la ciudad, más alejado del centro neurálgico de la misma.
Gracias a la citada ayuda, y a los impuestos recabados por la administración pública, se consiguió que, a principios del siguiente año, las obras de restauración dieran comienzo devolviendo el esplendor característico al Hospital de San Antonio Abad.
Debido a la pronta necesidad de arreglo y a la calamitosa situación en la que se hallaban muchos de los enfermos, todo ello sumado a la suculenta pero aun así escasa dote económica con la que contaban, el Hospital se restauró mediante la utilización de materiales reciclados de otros derrumbes y de casas colindantes que se anexionaron y que aportaron mayor espacio al compendio.
Peligrosa falta de higiene y traslado
El paulatino declive del Hospital de San Antonio Abad era contradictorio en relación al continuo crecimiento de la población de León, que para comienzos del siglo XX ya contaba con más de 15.000 habitantes.
No había lugar a dudas, por ende, de que el Hospital, que un día se ubicó en un lugar predilecto, junto a lo que entonces fue el punto limítrofe de la ciudad, hoy resultaba peligroso tanto para los enfermos como para los viandantes.
Este nuevo aliciente, un crecimiento demográfico exponencial, hizo que muchos de los encargados del Hospital se planteasen la posibilidad de abandonarlo.
Sigo la estela de este precioso edificio que, aunque poco tenga de esbelto y de delicado, proyecta su encanto a través de su atrayente historia. Una que te envuelve y te rodea pues, acercándonos cada vez más al presente y llegando a la orilla que separa la demolición del Hospital de San Antonio Abad y la Imprenta Moderna, veo con más claridad la importancia que reside en los mapas urbanísticos que, como vestigios del paso del tiempo, nos muestran la cara oculta de nuestro pasado.
He de continuar descubriendo qué ocurrió con el Hospital y qué propició su derribo. ¿Quiénes fueron las personas encargadas de abrir los ojos a la administración y trasladar el Hospital a su ubicación actual?
¿Qué ocurrió en 1923, cumpliéndose en el vigente año el centenario de ese momento, cuando el edificio del Hospital de San Antonio Abad desapareció del panorama leonés, propiciando el ensanche de la capital de la provincia y realizando los cambios necesarios que traerían consigo la creación de la flamante y reciente calle Legión VII y la proyección de la actual plaza de Santo Domingo?
Solo el perenne fluir de la historia y la redacción de estos artículos podrán contestar a dichas preguntas.
Fuentes documentales
«Enfermos, Enfermedades y Tratamientos en el Hospital de San Antonio Abad»
José Luis Olcoz Goñi
«El Antiguo Hospital de San Antonio Abad de la ciudad de León»
José Fernández Arienza
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