Del Hospital de San Antonio Abad hasta la imprenta Moderna

Hemos llegado, por lo tanto, al tercero de esta serie de artículos, encontrándonos con el final del Hospital de San Antonio Abad y el nacimiento del sentimiento arquitectónico útil de la ciudad de León: el ensanche, que llegó a la provincia tras levantar pasiones en la capital francesa, con la participación, cincuenta años atrás, del barón Haussman en la modernización de París a cargo de Napoleón III o en la más cercana Barcelona, que sufrió de este movimiento en 1860 gracias al Plan Cerdá que implementó un novedoso plano arquitectónico.

El crecimiento debía llegar también a León, cuya población ya rozaba los 20.000 habitantes a comienzos del siglo XX. Pero existía un serio problema logístico: el Hospital de San Antonio Abad.

La expansión territorial encontraba un bloqueo arquitectónico en la figura del Hospital, así como una creciente insatisfacción con la utilidad del mismo, hallando incoherente su ubicación en el centro de la urbe, siempre en contacto con el continuo fluir de viajeros y personas que deseaban disfrutar del casco histórico.

Como último colofón, pretendo ahondar en la figura de los médicos que sucumbieron a los encantos de las afueras y otorgaron al Hospital de San Antonio Abad una nueva localización, llegando así a su consiguiente subasta y demolición y brotando, como brizna de hierba incandescente, el edificio de la Imprenta Moderna entre los escombros de un pasado glorioso.

A principios del siglo XX, el hospital contaba con tan solo 166 camas para los más de 20.000 habitantes que la ciudad ya albergaba en su núcleo. Sumado a esta incoherencia, existía la cuestión ya citada del avance urbanístico de la zona, que colocaba al Hospital de San Antonio Abad en el centro neurálgico de la ciudad, cuando ochocientos años atrás se había comenzado a edificar en ese mismo lugar debido a que la muralla separaba el interior y el exterior de una ciudad en plena expansión

En el anterior documento gráfico estadístico se puede observar una ingente cantidad de enfermos que, debido a lo ya expuesto, el Hospital no podía gestionar en una ubicación como aquella. Por ello, en el año 1903, sin mucho éxito, comenzaron las negociaciones para trasladar el complejo a las afueras de León. No fue hasta 1904, cuando los doctores Lorenzo Mallo García y Emilio Hurtado Merino publicaron una monografía que cambiaría la historia de León. En dicho ensayo, «Frutos del Hospital de León», Mallo y Hurtado describen la precaria situación del Hospital y critican su localización, proponiendo los altos de Nava, su actual ubicación, como una perfecta zona en la que emplazar el nuevo complejo:

«El emplazamiento de este hospital, higiénicamente considerado, tal vez sería bueno en los tiempos de su fundación; pero hoy, es indiscutible que el edificio ocupa uno de los más impropios puntos de la ciudad, y que gracias al exquisito aseo, a la higiene y al orden que de todo género reina en su interior, es muy poca o nula la influencia que ejerce en la salud pública. Más ante el considerable desarrollo que en la actual época ha adquirido esta ciudad, en la que está triplicando el número de habitantes que tuvo en la Edad media y se aproxima a veinte mil, resulta que hoy el Hospital de San Antonio Abad casi se halla en el centro de la población»

Diez años después, se crea la comisión del nuevo Hospital, concretando así que se hará todo lo posible para propiciar el traslado del mismo a otro punto de la ciudad, atendiendo a los ruegos de los doctores y de la población. Este plano urbanístico, fechado en 1901 es, por lo tanto, el último vestigio visual del Hospital de San Antonio Abad desde las alturas.

Es en 1919, una vez se tiene constancia de que todos los enfermos existentes en el «Antiguo» Hospital de San Antonio Abad, han sido trasladados al nuevo emplazamiento, en los altos de Nava, cuando el edificio, totalmente desocupado y abandonado, es subastado.

Los materiales y los recursos médicos que poseían poco o ningún valor fueron dejados en las instalaciones del hospital y, alguno de ellos aún se conserva a la perfección en diferentes museos de la provincia que podrá consultar en el artículo VIII de esta serie.

Es entonces, tal y como se reconoce en el artículo anexo, sale a subasta el edificio al completo del Hospital de San Antonio Abad, siendo adquirido este por Luis González Roldán el mismo 27 de enero de 1919 por un total de quinientas mil pesetas. Con una superficie de más de cinco mil metros cuadrados, Roldán encarga al arquitecto Echevarría la construcción de un edificio modernista que corone la plaza de Santo Domingo.

Este edificio, en principio, será un conjunto de almacenes comerciales, aunque familiares directos de Roldán alteran este proyecto y lo convierten en algo diferente, siendo este edificio protagonista de otro de los artículos de edificios emblemáticos de León: la Casa Roldán.

En 1923, después de adquirir Roldán el edificio al completo y cerciorarse de que la totalidad de facultativos y enfermos se hallaban ya en el Nuevo Hospital de San Antonio Abad, presenta un proyecto arquitectónico con el que pretende abrir una nueva calle, llamada Legión VII, que separará el edificio encargado a Federico de Ugalde Echevarría del edificio que será años después la casa de la Imprenta Moderna. Desaparece el recodo que se introducía en la plaza de Santo Domingo y que continuaba hasta el torreón Almanzor y la calle Ancha se alarga hasta el propio Santo Domingo, donde no encontrará impedimento arquitectónico alguno hasta su unión con Ordoño II.

El Edificio Roldán se construye en cuestión de dos años irguiéndose como un balaustre de la plaza de Santo Domingo, representativo de nuestro tiempo y como eterno vestigio de lo que un día fue el Hospital de San Antonio Abad.

¿Habéis observado el derribo del Hospital de San Antonio Abad?

En este plano arquitectónico podréis deleitaros con la planta actual y la anterior, con el Hospital representado por la línea de puntos.

Con mucho pesar, ha llegado el momento de despedirse del Hospital de San Antonio Abad que, durante tres semanas ha ocupado nuestra investigación.

Casi después de 100 años del derribo del mismo, debemos recordar su figura y sentirnos orgullosos de la expansión que sufrió la ciudad de León, viéndose obligada a prescindir de sus prominentes edificios para perfeccionar el plantel urbanístico que ahora nos ofrece. Ese centenario, el de su desaparición, es también una fecha clave que celebrar, pues, con la aparición de la calle Legión VII y con la construcción del edificio Roldán, apareció en escena la Casa de la Imprenta Moderna, objeto de nuestro estudio y protagonista de nuestros siguientes artículos.

Pero, ¿qué hicieron los constructores con todos los escombros que se originaron del derribo del Hospital de San Antonio Abad? ¿Cree el lector que no hay documentación al respecto? Podrá comprobar que está muy equivocado en el siguiente artículo de esta serie:

(IV) El transporte de escombros tras el derribo del Hospital San Antonio Abad y conexión con la Imprenta Moderna.

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