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Hoy paseamos por una calle muy transitada por los leoneses más intrépidos, que guiados por su curiosidad, caminan desde el barrio de Santa Ana al centro de León a través de una pequeña avenida que les lleva hasta las puertas de la ciudad Medieval.
Veremos, en el siguiente artículo, cómo se accedía al núcleo urbano del siglo XIV a través de Puerta Moneda, pero en el presente, exploraremos el brazo que comunica el barrio judío extramuros, con una de las puertas (desaparecidas) más famosas de León. La calle Barahona.
Etimológicamente, muchos advierten que el nombre de esta calle puede estar hermanado con el topónimo de una gran parte de la provincia de Soria, denominada de igual manera, pero reconoce Armando G. Colino que pudiera estar basada en el nombre de un mantero o capellero, que cobró cierta fama por recitar melódicamente salmos judíos durante el siglo XVI.
Debió de morir este Barahona sin nombre durante las Guerras de las Comunidades. Su nombre fue pasando de generación en generación hasta nuestros días, donde muchos descendientes judíos cuentan con el Barahona entre sus apellidos.
La calle Barahona tuvo un origen práctico, pues se utilizaba para conectar el centro de la ciudad con la entonces Carretera Valladolid, y formaba parte del recorrido del peregrino a su llegada a la ciudad. Llegando desde Puente Castro, atravesando el Rollo de Santa Ana y pasando por Barahona hasta llegar a la Iglesia del Mercado y, desde allí, a la Catedral.
Este es, según la Junta de Castilla y León, el recorrido Jacobeo original y principal, aunque durante siglos, los peregrinos pudieron optar por atravesar el Rollo de Santa Ana para llegar hasta la puerta homónima, antes conocida como Puerta Cal de Moros, para llegar así hasta la Catedral de León.
En un principio y desde el siglo XIX, la calle Barahona llevó el nombre de Calle Real, y fue adornada con bonitas casas y edificios que permitían al transeúnte sentirse más auspiciado por la cordialidad y la bienvenida que le ofrecían los leoneses.
Estas casas tan peculiares y características de Barahona fueron también añadidas posteriormente, cuando en el Boletín Oficial de la Provincia de León se reconociese, en su versión de 1935, que «se acuerda conceder el apoyo moral y subrogación de derechos que solicita D. Guillermo Suárez Crossa, para construir un grupo de casas baratas en la Calle de Barahona, cumplimentando la Ley de Previsiones contra el paro obrero. Se acuerda aprobar el informe de Comisión de obras, recaído en la construcción de casas en la Plaza de Regla».
Para complementar estas construcciones, apenas nueve años después, se procedía a modernizar este barrio judío a través del siguiente texto encontrado en el BOPL de 1944: «Se acuerda la aplicación de contribuciones especiales por alcantarillado en la calle de la Independencia hasta calle de Barahona, así como proceder al vallado del solar contiguo al Dispensario de la Cruz Roja, que pertenece al Ayuntamiento.»
Existen varios documentos que ya aluden a la relación entre esta calle y la Casa Barahona, desde 1822, pero el episodio más importante que vivió la calle, sin lugar a dudas, fue un capítulo sombrío de nuestra historia, apenas unos años más tarde, cuando la protagonista de su historia, un elemento arquitectónico que daba vida al compendio, fue demolido para dotar a la ciudad de esa luz de la que carecía. Conoceremos en el siguiente artículo del Odonista la historia de Puerta Moneda, su derribo y la desaparición de otras importantes puertas de León.
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Abel Verano, Lidia Carvajal y Lidia Carvajal
Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
José A. González y Álex Sánchez
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