Para hacer una breve aproximación al estado de la cuestión, es necesario que nos acerquemos a la historia de la Reina Isabel II, que a los veintiocho años, y seguramente impulsada por el ímpetu expansionista de la corona y con intención de acercarse al pueblo, decide emprender un extenuante viaje por las provincias de España acompañada por su marido Francisco de Borbón y por el daguerrotipista, Charles Clifford, que documentó todo el viaje gracias a su magnífico dominio del lápiz.
Publicidad
Aunque Clifford cubrió todo el viaje, tan solo se conocen imágenes de su paso por Valladolid, Toledo, o País Vasco, y el paso de la Reina Isabel II por León apenas ha perdurado en la memoria de los leoneses, quienes ya por 1858, recibieran a la reina con honores en una ciudad que apenas contaba con 10.000 habitantes.
La crónica de aquel momento la podemos observar en la fotografía que comparte nuestro ya conocido lector, y curioso Jorge Diez, y que nos relata de primera mano, cómo los cronistas de la época recibieron la noticia de la visita de Isabel II a León:
«Hemos dicho que la ciudad de León rivalizaba dignamente con la de Valladolid en el recibimiento dispensado su Majestad. Desde el día veintiséis la población se había convertido en una verdadera Babilonia. Las gentes discurrían por las calles y por las plazas en tropel y la ansiedad de ver a su Majestad se pintaba en todos los semblantes. Vistosas danzas recorrieron las calles distrayendo así la impaciente muchedumbre que esperaba a su majestad. Todos los edificios públicos ostentaban el pabellón Nacional. Las casas de los vecinos particulares se veían así mismo engranadas con vistosas colgaduras. El Palacio episcopal donde se alejó la real familia ofrecía todas las comodidades posibles.»
Como pueden comprobar, algunos aseguran que la Reina se alojó en el Palacio Episcopal, y otros en la Casona de don Merino Villarino, que fuera arreglada por Julián Sierra Pambley, según las maravillosas crónicas de Armando G. Colino. Sea como fuere, la Reina recorrió nuestro León admirándose de las engalanadas fachadas y disfrutando de un recibimiento digno de las grandes ciudades. Sigue el reportaje de 1858:
Publicidad
«Ante anoche se hallaba todo iluminado con profusión lo mismo que la catedral situada enfrente de dicho palacio. Volviendo a la entrada de sus majestades de la cual hicimos mención aunque ligeramente diremos que los reales viajeros eran esperados con grande ansiedad. La población se hallaba inundada de personas que habían acudido de todas las provincias. Contábanse muchas casas en las cuales los patios los corrales y los desvanes se habían transformado en habitaciones. A la una y media los cohetes y el repique de campanas anunciaron la entrada de la reina en León. Las autoridades militares con todas las tropas de infantería y caballería del ejército se hallaban a la entrada y en las calles de la ciudad. Sus majestades entraron en ella por el arco de Santo Domingo donde como dijimos ayer había un bello arco también de triunfo. Antes de ir a descansar y no obstante lo avanzado de la hora la reina se dirigió a la catedral. En la mañana del día veintiocho, fecha histórica para aquella ciudad tradicional, asistieron sus majestades a misas conventuales en la Santa iglesia metropolitana donde fueron recibidas por el Cabildo con el ceremonial establecido y se ofreció con toda solemnidad. Después sus majestades visitaron el santo templo y real Colegiata de San Isidoro. La municipalidad dispuso distribuir a los pobres dos mil doscientas libras de pan en los días de la permanencia de sus majestades en ella y el juzgado de primera instancia dio un rancho a los presos de la cárcel. Los últimos partes telegráficos recibidos a última hora anuncian que la regia comitiva continuará su viaje el día treinta. Son tantas las instancias de las autoridades y de los habitantes de Oviedo para que la reina haga su entrada de día en dicha ciudad que su Majestad parece haber accedido a sus deseos. Con este motivo es probable que el itinerario del viaje sufra alguna alteración y que sus majestades hagan en Mieres más descanso que el que se habían propuesto.»
Según recogen las crónicas, los institutos de León también se vistieron de gala para recibir a la Reina, que quedó impresionada con el muestrario arquitectónico de varios de los edificios emblemáticos de León.
Publicidad
En síntesis, la Reina quedó satisfecha con su viaje, pues emprendió con ilusión su partida a la ciudad de Oviedo apenas dos días más tarde, no sin quedarse compungida por un acontecimiento ocurrido durante su estancia. La Reina Isabel II presenció la aparición de una momia en León. ¿Conocen esa historia? ¿Pueden intentar averiguar de qué cuerpo se trata y qué ocurrió con aquella momia por la que la Reina Isabel II quedó tan sorprendida a su paso por la ciudad de León en 1858?
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.