Uno de los edificios más elegantes de León y su curioso origen

En este largo camino, que hemos recorrido y que seguiremos recorriendo con el Flâneur de la ciudad de León, casi convertido ya en un cronista, vagamos por las aceras de nuestra bella urbe contemplando como se yerguen, hirsutos, los edificios más emblemáticos de León. Pero hay, sin lugar a dudas, uno, que llama la atención por su maravillosa elegancia.

Comencemos un largo trayecto por la historia de este edificio, que aún no lleva un nombre de promotor, pues es una entidad la que lo ocupa. Conozcamos la historia del Edificio del Banco Santander.

Van a acercarse a una historia nunca antes vista, pues por mucho que ha indagado este humilde caminante solitario, no ha hallado vestigio de que otros investigadores se hayan atrevido a contar su historia. Muchos dicen que data de 1903, otros que se construyó en 1915. Muchos que en el 36 tuvo su apogeo y los últimos que hasta el 1984 no se levantó este edificio. Y permítanme que les adelante que todos ellos, a su manera, tienen algo de razón. Comencemos.

Después de mucho buscar, fue Magín, mi ya buen amigo del Archivo Municipal, lugar que ya reconozco como un refugio para investigar, el que halló, en aquella jungla tan bien ordenada, los primigenios documentos de la construcción de la casa. Desconocemos al dueño, pues me resulta ininteligible este documento. Pero sí que nos suena el arquitecto: Juan Crisóstomo Torbado, ya famoso y conocido por ustedes.

Lo que sabemos con seguridad, es que un nuevo proyecto sale a la luz en 1915, doce años después de su planificación. Si se fijan, a la casa de Crisóstomo Torbado le ocurrió como a otras muchas, solo que a esta le ocurrió primero. Solicitaron la elevación de un piso de altura. Y aquí aparece por primera vez el nombre del promotor de esta obra. Telesforo Hurtado.

La obra, como les digo, data de 1915, y aquí aparece el nombre del titular. ¿Cuál es el único inconveniente? Pues que, como nos confirma su descendiente, Camino Álvarez García-Lubén, Telesforo Hurtado había fallecido ya en 1914.

¿Quién era Telesforo Hurtado?

Seguro que muchos de ustedes ya lo conocen, o al menos les suena. Telesforo Hurtado fue un conocido empresario de la zona, a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Tuvo 17 hijos e hijas y su descendencia fue digna sucesora, pues se contaban por decenas los almacenes de coloniales que estos abrieron. Una de sus hijas, Eloína Hurtado Merino, también ya famosa entre nuestras líneas, fue la esposa de Cipriano García Lubén, quien fuera yerno de Telesforo, empresario de León y promotor de la Casa Lubén, cuyos terrenos pertenecían a la familia de Eloína.

Durante muchos años se creyó que los almacenes de Telesforo no habían tenido sucursal alguna en Ordoño II, pues él nunca se había llegado a establecer allí. La prueba que rebate este hecho es la placa que se encuentra tras los errantes comerciantes, en la que bien se diferencian las grafías que componen la frase: Almacén de Coloniales: Telesforo Hurtado. Y que Wenceslao A.O. ha conseguido localizar en Ordoño II, nº15. En el punto exacto en el que se ubica ahora el Banco de Santander.

Su nombre también aparece en la Guía Comercial y Artística de León de 1923, que este Flâneur ha localizado en la Biblioteca Digital de Castilla y León. Pero, como bien sabemos, Telesforo ya había fallecido en 1914.

La curiosidad no puede ir mucho más allá, pues Eduardo Hurtado nos confirma, con la frase «Sucesores de Telesforo Hurtado» que quizás, en honor a su padre, decidieron mantener el nombre de la empresa hasta que las condiciones les permitieran emprender caminos separados. Por ello, quizás Telesforo nunca llegó a ver sus almacenes ocupando los locales del bajo de la casa que era de su propiedad.

Aquí se observa a la perfección, en la foto de 1927 de la visita de Alfonso XIII a León, la casa que es protagonista en nuestro artículo. Pueden reconocerla por las características cristaleras que la adornan y por los capiteles del portal, que también coinciden con la representación de la casa, tal y como fue entonces.

Para cerrar, concluir y dar una respuesta a ese interrogante. Aquí la prueba de que los herederos utilizaron el nombre de su padre, como empresa, para seguir trabajando, como mínimo, hasta 1927, cuando la placa todavía se localizaba en los bajos del edificio. Ya no lo hacía en 1937, cuando la visita de otro jefe de estado, Francisco Franco, nos permitía contemplar esta instantánea.

En ella, de nuevo las cristaleras, que nos permiten reconocer el edificio. Pero ya no hay placa. Sería precisamente un año antes, en 1936, cuando la familia propietaria del edificio decidiera remodelar un soportal que miraba hacia Ordoño II.

Su alteración es muy leve, casi estructuralmente insignificante, pero nos da la oportunidad, la última oportunidad, de ver cómo fue la Casa de Crisóstomo Torbado, que luego pasó a ser propiedad de la familia Hurtado Merino.

Y es que, como ya habrán adivinado, el edificio de entonces dista mucho de parecerse al contemporáneo. Sobre todo si observan la disposición de elementos ornamentales, como el corredor, los balcones o el maravilloso mirador octogonal que se proyecta hacia la esquina entre Gil y Carrasco y Ordoño II.

Pero, ¿qué ocurrió para que el inmueble haya cambiado tanto hasta nuestros días? ¿Cuál es la historia de su remodelación y quién fue el encargado de dar forma a una de las más bellas y elegantes construcciones de León?

Sigan conociendo la historia de León, de mi mano, de la de este incansable Flâneur que desgrana los secretos de León. Vengan y maravíllense con el pasado de nuestra ciudad, con su belleza, con su grandeza y con una historia que no les dejará indiferentes.

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