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Plaza de Santo Domingo en 1960. Recopilada en Archivo
Plaza de Santo Domingo en 1960. Recopilada en Archivo Santos Flórez
Edificios Emblemáticos de León

El derribo del Instituto General y Técnico

La especulación que rodeó a la desaparición del Instituto General y Técnico. Los testimonios de un lugar que cambió la vida de muchos leoneses

Lunes, 9 de septiembre 2024, 08:16

La semana pasada tratábamos los orígenes del edificio modernista del Instituto General y Técnico. Acompañamos a los investigadores Serrano y Laiz por el camino y la trayectoria de la historia de la institución para ser testigos también del testimonio de alguno de sus alumnos. En este artículo, que actúa de corolario, se expondrán las causas de la desaparición del instituto, la posible especulación y recorreremos su interior por última vez.

Vista aérea del Instituto General y Técnico. Compartida por Esteban Rodríguez Rodríguez

El 19 de mayo de 1964, y según se recoge en el manuscrito «Crónica del Instituto Padre Isla de León», el Claustro de profesores envía al director General de Enseñanza media el siguiente escrito (p. 99):

«Cumplido el plazo de presentación de pliegos para la adjudicación de las obras del nuevo edificio destinado a este Instituto, y no habiendo surtido efecto alguno las gestiones hechas por la Junta de Catedráticos, el Señor director del centro […] en el sentido de dar mejor solución al problema de la construcción de un nuevo edificio para este centro expone lo siguiente:

Derribo del Instituto General y Técnico. Recopilada en Art Chist

-Nuestro deseo de colaborar en todo momento para tratar de conseguir que el nuevo edificio destinado a este Instituto reúna las condiciones pedagógicas necesarias.

[…]

-En vista de los equívocos que más tarde podrían surgir, y para evitar los gastos que, en definitiva, no serían del todo eficaces, elegimos como última posibilidad esta de dirigirnos oficialmente a las autoridades locales —tan generosamente interesadas en nuestros problemas— y a las autoridades ministeriales, que sin duda desearán resolver los problemas de la enseñanza Media en León, pidiendo que se amplíe el crédito en la cantidad que permita una construcción duradera y pedagógicamente intachable a la vez que solucione el problema, cada vez más apremiante, del incremento de puestos de estudio en la ciudad».

Lateral del Instituto Juan del Enzina. León. 2024. Daniel Casado Berrocal

Por lo que parecemos comprender del texto, y de los documentos rescatados del Archivo Municipal, uno de los mayores problemas con los que tuvo que lidiar el Instituto General y Técnico fue la falta de espacio para las aulas. Nos encontrábamos durante los primeros años de la historia del edificio cuando, en la parte superior, se hallaba la casa del director, lugar que quedó deshabitado años después y reconvertido en cinco nuevas aulas para los alumnos y alumnas (aunque casi inexistentes) del Instituto.

Puerta Principal del Instituto General y Técnico. En el libro «Crónica del Instituto Padre Isla»

En 1965 el Instituto llegó a tener, según los datos vertidos por los investigadores más de 1.500 alumnos oficiales, 250 en turno nocturno, 120 en preparatoria y libres adoptados 432 y 833 en Bachillerato. Existió, durante un breve periodo de tiempo, la esperanza de poder salvar el edificio, construyendo diversos pabellones o aulas que pudieran albergar el generoso aumento de los estudiantes de León, pero se desterró la idea tras dilucidar que acondicionar un edificio de tales características supondría un esfuerzo que no se vería recompensado con el tiempo.

Eligieron, por lo tanto, una nueva sede, que no corresponde al presente edificio, ocupado por el Instituto Juan del Enzina, sino que fue en el Paseo de la Facultad de Veterinaria, en una parcela de más o menos 10.000 metros cuadrados, donde se hubiera ubicado en un principio el famoso Monasterio de San Claudio, del que ya hemos hablado en un par de ocasiones.

Puerta principal del Instituto Juan del Enzina. León. 2024. Daniel Casado

Por sus aulas pasaron grandes personajes de nuestra historia, tanto directivos del centro, que luego hubieron de tener un nombre en el olimpo callejero de nuestra ciudad, (ya sean Policar Mingote o Mariano Domínguez Berrueta) o personajes ilustrísimos que luego fueron laureados doctores (como José Eguiagaray Pallarés) o incluso alcaldes (como José Aguado Smolinski, Diego Mella Alfageme o Fernando González Regueral).

Fachada del I.G.T. Archivo Santos Flórez

Pero es Julián, un alumno del desaparecido Instituto, el que nos hace llegar su testimonio, permitiendo que entre el lector, por una última vez, en el Instituto General y Técnico, para maravillarnos con su umbral, con su escalera y con su majestuoso hall principal.

Julián nos avisa que la nieve, en muchas ocasiones, no dejaba al portero abrir el gran portalón que permitía la entrada al patio principal y los alumnos, en lugar de ayudar al pobre trabajador, que se peleaba con el hielo y la nieve, esperaban pacientemente a que terminase la faena, pues tenían la esperanza de que no llegase a término y pudieran regresar a sus hogares. La fachada principal, modernista, muy similar en una vertiente humilde al gran Palacio de Cibeles de Madrid, fue obra de los arquitectos Emilio García y José Luis Oriol, quienes plasmaron la belleza virtuosa de un nuevo Instituto en el Centro de León.

Plaza de Santo Domingo en c.a. 1960. Archivo Santos Flórez

En su interior, un gran hall daba la bienvenida al alumno o alumna, y en él, en los días de lluvia, y permitiéndolo su gran extensión, se llevaban a cabo ejercicios gimnásticos que no se hubieran podido realizar en el exterior. Julián nos devuelve al pasado, cuando el cronista de la ciudad, don Suárez Ema, gran personaje de nuestro bestiario social, lanzase una bofetada al pobre entrevistado cuando este se riera al mencionar el profesor una figura geométrica difícilmente dibujable en la pizarra.

Y llegando al final de la historia, cuando ya Julián hubo hecho su vida fuera de León y volvió a la ciudad, casi como diletante ya experto en muchas doctrinas, le ocurriera como a muchos otros que migraron para buscar un futuro mejor; que al regresar al hogar, con nostalgia y emoción, se encontraron un tremendo hueco en la historia arquitectónica de nuestra bella ciudad: el Instituto General y Técnico había desaparecido para siempre.

Fachada del Instituto General y Técnico. El Racimo de Oro

Esta es una herida que muy difícilmente ha de sanar en el recuerdo de los que disfrutaron de este maravilloso espacio. Les animo, como siempre, a compartir su experiencia a través de los comentarios, donde leo con gusto sus mensajes y sus historias. Por último, agradecer las bellas palabras de Julián, su testimonio y el de muchos otros, así como aconsejarles fervientemente la lectura de los documentos recogidos en los Archivos y la consulta del magnífico libro de los investigadores José Antonio Serrano Serrano y María Luisa Caballero Laiz, quienes nos enseñan, de primera mano, la historia de uno de los Edificios más Emblemáticos de León.

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