Restaurando el hastial sur de la Catedral. Se observa el provisorato. (1901)

El Odonista de la ciudad de León

El origen de las calles de León

¿Por qué derribaron Puerta Obispo?

La desaparición de Puerta Obispo constituye uno de los enigmas arquitectónicos de la ciudad de León

Miércoles, 8 de noviembre 2023, 08:14

Después de dejar a mi alter ego, ese Flâneur que pasea por las calles de León observando los Edificios de la Ciudad, y desprendiéndome de la extraña sensación de inmediatez y rapidez que me confieren las manecillas del Reloj de Santo Domingo, aún remanecen, en ... este Odonista, retazos de ese individuo enamorado de la arquitectura. Mis pasos, tras avanzar por la Plaza de la Regla dirigiendo extenuantes vistazos de admiración hacia la maravillosa Catedral, se dirigen hacia la Plaza de Puerta Obispo.

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¿Por qué ese Odónimo, querido Lector? ¿Por qué dicho nombre, tan específico y concreto para delimitar la toponimia urbana de una plaza, si ni Puerta ni acceso ya hay a la ciudad? ¿Habría, años ha, una preciada puerta de paso al centro que comunicase el barrio de San Lorenzo con la calle Ancha? Conozcamos, en este artículo, la historia de Puerta Obispo y las razones de su desaparición.

El origen de Puerta Obispo

Puerta Obispo 1895 Provisorato en obras. (Santos Flórez)

Ha debido acudir, este humilde Odonista, a sus historiadores de confianza, Javier Tomé, que redactó parte de la historia callejera de León y Armando G. Colino, pieza fundamental en el laborioso trabajo y con quien mantengo una grata amistad, para conocer los orígenes de un edificio que da nombre a una plaza, y que ya no existe.

Antes de contextualizar, como ya saben que adoro, el edificio y la plaza, me gustaría señalar la importante, pero a veces ingrata, labor de los historiadores, de los redactores, periodistas y amantes de la Historia que consiguen rescatar del pasado leyendas como las narradas en este artículo. Sin ellos, la información de los edificios, de las calles y de los personajes, incluso actuales, caerían en el olvido, por no hablar de aquellas construcciones que ya han desaparecido y que, a los ojos del presente, ya nunca estuvieron allí.

Puerta Obispo en 1910

Como ya habrán descubierto, por otros magníficos episodios de esta serie Odonista (entienda el lector que no por su calidad literaria, sino por su fuerza histórica) que alrededor del siglo X León sufría las terribles consecuencias del ataque de Almanzor. Por ello, durante el reinado de Alfonso XI, se ordenó construir, entre los años 1217 y 1220, proyecto incluido en la «operación Puertas», un edificio que uniera el Palacio Episcopal con la propia catedral y que contuviera una puerta ojival que actuase tanto de paso como de muralla protectora de la ciudad. De esta manera, nació Puerta Obispo.

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Catedral de León (1903) Al fondo Puerta Obispo

Como ven en la fotografía, la Puerta Obispo fue anexionada a la Catedral de León, utilizando incluso materiales que provenían de ella. Estaba conformada por dos partes y a cada una le correspondía una puerta; aunque una era usada como acceso al provisorato de la Catedral. Tenía una extensión de 18 metros y en su planta superior, había un corredor privado.

¿Han escuchado ustedes hablar sobre el Corredor Vasariano de Florencia?

Un gran compañero de andanzas, y ferviente lector de estas líneas me narró una maravillosa historia sobre este concepto que mucho tiene que ver con Puerta Obispo.

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Plaza de la Regla y Puerta Obispo (1904)

Entrenando mi concisión, intentaré ser breve. Dícese que Giorgio Vasari construyó, en cuestión de meses, un corredor privado que recorría la parte superior de la Galería de los Uffici y el Ponte Vecchio, así como varias calles aledañas a los monumentos, con intención de que su patrocinador, Cosme I de Medici, pudiera pasar directamente desde el Palacio Pitti al Palacio Vecchio sin la necesidad de mezclarse con la población autóctona.

De esa manera, este corredor superior de Puerta Obispo, decorado con un valioso artesonado, conectaba la Torre del Tesoro, con el Palacio del Obispo.

Restaurando el hastial sur de la Catedral. Se observa el provisorato. (1901)

Mientras camino por esta calle, que discurre entre el Palacio citado y la Catedral, me imagino cómo se conservaría hoy la estructura, casi ciento diez años después de su derribo y ochocientos años tras su construcción. Paso bajo lo que entonces fue el arco abovedado y siento en mis carnes todos los acontecimientos históricos que se dieron cita en este lugar, desde los cañonazos a la ciudad de León, durante el cerco de 1843, hasta el desfile del destronado rey de Cerdeña el 8 de abril de 1849.

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Puerta Obispo en 1906 (Santos Flórez)

Miren ustedes qué portentosa edificación se presenta ante nuestros ojos. No esperen de mí una nostálgica divagación acerca de su utilidad, pues yo tan solo soy un Odonista que presenta a los lectores la historia y no me posiciono sobre su derrumbe. Eso se lo dejo diligentemente a ustedes.

Puerta Obispo desde dentro. (1906) (Santos Flórez)

Y aunque uno pueda llegar a pensar que derribar las puertas de León simboliza ahora un ataque acérrimo a la Historia, en aquella época Puerta Obispo suponía un impedimento visual para disfrutar con pleitesía de la fachada de la Catedral de León. Por esa razón, comenzaron a sucederse, a partir de finales del siglo XIX, una serie de testimonios y opiniones que pedían al Ayuntamiento una solución hacia el progreso, impulsada por la tendencia al Ensanche de las ciudades que, sin lugar a dudas, marcó un antes y un después en el plantel urbanístico de todas las grandes capitales.

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Fernando Merino.

Antes de proseguir con las verdaderas razones del derribo de Puerta Obispo, una breve leyenda que alimentará su curiosidad. Dícese y se comenta que el gran magnate y político de la zona, don Fernando Merino, hijo de Dámaso Merino y, no sé si recordarán, marido de nuestra querida Esperanza, la Condesa de Sagasta, deseaba poder pasar con su coche por la citada puerta y que, debido a la anchura de su automóvil, le era imposible atravesar dicho escoyo.

Según periódicos locales, apenas existían diez coches censados por aquel entonces, pero el poder y la presión del político sobre el Ayuntamiento, bien pudo impulsar las obras de demolición. Aunque esta es, como muchas otras, leyendas de la ciudad de León.

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Derribo de Puerta Obispo

Derribo de la Puerta Obispo en 1910 (Santos Flórez)

Con la intervención de Merino o sin ella, un movimiento hacia la expansión había nacido entre los políticos de León. Desde el siglo XIX, la necesidad de derribar las puertas, y ensanchar las calles, para darles más luz, empujaban a los arquitectos a presentar proyectos de demolición más que de construcción.

Puerta Obispo exterior desde Plaza de Puerta Obispo (1910)

Comenzaron a eliminar lo que ellos comprendían como barreras arquitectónicas allá por 1864, con la primera pérdida de la Puerta Gallega. En 1866 continuarían con la destrucción del Arco de Puerta Sol, de la que ya hemos hablado en pasados artículos y que se ubicaba en la calle homónima conectando directamente con la calle Caño Badillo. Años más tarde, en 1905, se perdió Puerta Moneda y, entre 1910 y 1911 comenzaron las obras para derrumbar la ya conocida por todos ustedes como Puerta Obispo.

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Derribo de la Puerta Obispo en 1910 (Santos Flórez)

Aquí pueden observar, con veleidosa tristeza, cómo sale a la luz el corredor del Obispo, citado anteriormente, que conectaba el Palacio Episcopal con la Catedral. Se dice que la Iglesia, intentando no profundizar en cuestiones religiosas por mi parte, intentó impedir el derrumbe, ya fuera por preservar el patrimonio o por intentar no perder los bienes que en los edificios precarios que conformaban Puerta Obispo guardaban y custodiaban. Pero les fue imposible sobreponerse a la opinión del pueblo.

Derribo de Puerta Obispo

Esta opinión fue soslayada por el Ayuntamiento y redirigida por los periódicos de la época, impulsados por el alcalde Barthe, que consignaba su discurso con eslóganes tan penetrantes que condicionaban el pensamiento de los vecinos. Tildaron a Puerta Obispo de «Casona» y de «Edificio feo» y la intentaron alejar de la Iglesia, para que los feligreses no encontrasen ese hecho como intrusivo.

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Puerta Obispo derribada en 1911 (Santos Flórez)

Incluso se dice, según algunos historiadores, que permitieron a los vecinos, quién sabe si para ganarse su favor ante tamaña y delicada cuestión ética, sustraer material y escombros de la obra, para rellenar sus tierras o para ser utilizados dichos restos en la construcción de cualquier edificación privada, perdiéndose gran parte del patrimonio que Puerta Obispo había ofrecido a León.

Se preservaron varios detalles de Puerta Obispo, que aún pueden contemplar los lectores; pero para descubrirlos, les remito a las investigaciones de Carlos J. Domínguez, ante cuya investigación se sorprenderán.

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La Catedral en 1915, con la Puerta ya derribada.

Para 1912, la puerta había desaparecido y de Puerta Obispo ya no restaba más que el odónimo de la plaza adyacente. A través de esta instantánea se puede observar la magnificencia de la Catedral que, desde este ángulo, nos confiere una portentosa perspectiva de su importancia histórica.

¿Mereció la pena derribar las puertas de León en pos del desarrollo urbanístico y del Ensanche de León, comunicando barrios de lo que entonces era extramuros con el centro? Leeré encantado sus opiniones, lectores y lectoras, en los comentarios pues, como buen mediador y escritor amante de la historia, que tan solo saca a colación el tema, este Odonista ha de adquirir una actitud neutra sobre todo aquello sobre lo que escribe.

Barrio de San Lorenzo visto desde arriba. (1946)

Se despide este Odonista con una nueva idea para su compañero Flâneur. Una de las personas a cargo del derribo de Puerta Obispo fue el arquitecto Manuel de Cárdenas y él, como tantos otros en la época, gozó de un gran esplendor durante el periodo de oro de la arquitectura en León. Por ello, camino de vuelta a la plaza de Santo Domingo, ya conociendo la leyenda del Reloj de la plaza y dirigiendo mi vista hacia dos de los edificios más emblemáticos de la misma, que ocuparán los artículos del Flâneur durante las próximas semanas y que también fueron obra de Manuel de Cárdenas: la Casa Goyo y la Casa Ciriaco.

Pero una parte del Odonista permanecerá en el medievo, pues encaminando sus pasos hacia la plaza mayor, dará a conocer a los lectores la historia de la calle más sangrienta de la ciudad... ¿Sabrían decirme cuál es?

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