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Carretera de los Cubos. Catedral al fondo.
Carretera de los Cubos. Catedral al fondo.
El Odonista de la Ciudad de León

¿Por qué derribaron los cubos de la muralla romana?

La historia de las calles aledañas a la muralla romana, que han siervido de conexión entre los barrios del centro de León y el extrarradio romano: la Carretera de los Cubos y Carreras

Miércoles, 10 de abril 2024, 07:54

Puede ser buen momento, ahora que hemos abordado la historia de Genarín, que han conocido dónde nació y cómo llegó a convertirse en el mito que hoy es, para conocer la calle en la que el famoso camión de la basura lo atropelló fortuitamente produciendo su muerte. Camina este Odonista por la Catedral, adentrándose en el Arco de las Cien Doncellas, y recorriendo la Carretera de los Cubos hasta el Arco de la Cárcel o Puerta Castillo.

Imagen después - ¿Por qué derribaron los cubos de la muralla romana?
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Mis pasos, tan dirigidos hacia la historia de León, beberán de los testimonios de los expertos, que han tenido a bien investigar la historia de una de las calles más famosas de León. En el Callejero Leonés, la Carretera de los Cubos y en la memoria de todo oriundo, Traslacubos o Trasloscubos.

Carretera de los Cubos. 1903. Archivo Santos Flórez

Para poner en situación al lector, es necesario diferenciar entre la Calle Carreras, y la Avenida de los Cubos, aunque comúnmente son tomadas como la misma arteria principal de León. Recordarán ustedes cuando aún se podía conducir por ambas calles, que comunicaban el barrio San Lorenzo con el Espolón y este con el centro de León, prácticamente ahora inundado por las calles peatonalizadas.

Trazado de la muralla romana desde el cielo.

La muralla romana se extiende, en forma de rectángulo casi seiscientos metros en su lado más largo y trescientos cincuenta en el corto. Su construcción, como habrán imaginado, parte de la necesidad de protección del nuevo asentamiento romano, que data del año 75 después de Cristo, por la celebérrima Legio VII Gémina.

Croquis de las murallas de Alfonso V y Alfonso XI. José Manuel Martínez Pinto

Nos relata mi buen amigo Armando G. Colino, en sus Calles de León, cómo explicaba Vitrubio la metodología precisa para levantar una muralla correctamente. Ya saben del fanatismo de los romanos, por lo que les ruego no se escandalicen con la narración de los hechos:

Tras elegir un terreno propicio para la construcción de la muralla […] después dejaban que manadas de ganado pastasen a sus anchas en las tierras elegidas. Luego los animales eran sacrificados para que los aurúspices, especialistas que examinaban los hígados de las víctimas dedicados a los dioses, emitiesen su veredicto. Si hallaban los hígados oscuros o con alguna anomalía, sacrificaban otros animales para comprobar si la anormalidad se debía a las condiciones del animal o si la proporcionaba la alimentación. Después los soldados cavaban hasta encontrar la roca viva, para hacer los cimientos de las murallas y las torres.

Imagen después - ¿Por qué derribaron los cubos de la muralla romana?
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Al principio, durante el siglo I después de Cristo, los romanos levantaron una muralla más baja, dispuesta con sillares de piedra, de los cuáles tan solo se conservan los restos de alguno de ellos en la vertiente norte de la muralla. Cuatrocientos años más tarde, e impulsados por el pánico ante un ataque por parte de los enemigos, reforzaron el grosor de las murallas y aumentaron la altura de las mismas, dotando al compendio de torres macizas y de una altura de alrededor de ocho o diez metros y un grosor de cinco. Se dispusieron también los famosos cubos, con un diámetro aproximado de 8 metros y dispuestos de manera regular a lo largo de la muralla cada quince metros.

Al fondo de la imagen Puerta de San Albito o Alvito.Calle Carreras. 1910. Archivo Santos Flórez

Ya saben, y lo recalca el historiador, Emilio Morais Vallejo, que durante el siglo X, los ataques de Almanzor destrozaron gran parte del patrimonio romano. Sobrevivió la Torre de los Ponce, cuya historia ya han conocido en el artículo dedicado al Caño Badillo. Pero aunque Almanzor sí devastó, a su paso, nuestra bella ciudad medieval, no eliminó del mapa las murallas que la protegían, sino que aportilló la misma para penetrar, a través de las brechas que surgían, en el centro de la urbe que pretendía destruir.

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En la calle Carreras, adosado a la muralla, como un bulto protector que se desprende de ella, surge el Castillo, que representa una fortificación milenaria que ha servido de bastión, de Cárcel y, actualmente, Archivo Histórico Provincial. Del castillo ya hablaremos en otro momento, pues es menester del Flâneur sacar a relucir los detalles arquitectónicos más llamativos del mismo.

Avenida de los Cubos. ca. 1914. Archivo Santos Flórez

Debido a la estratégica posición de la Puerta Castillo, esta fue un lugar muy importante para la defensa de León. Tanto es así que las labores de mantenimiento se extendieron hasta el siglo XX, cuando los conflictos bélicos habían desaparecido del panorama leonés y las murallas, antiguas fortificaciones esenciales, dejaban de tener sentido urbanístico.

Carretera de los Cubos. ca. 1970. Archivo Santos Flórez

De hecho, todo aquello a lo que se enfrentó Almanzor, y cuya destrucción no pudo llevar a término, sucumbió ante otro gran enemigo de la historia, el Ensanche. No me malinterpreten, queridos lectores, pues sepan que León es tan bella y luminosa, tan abierta al mundo y atractiva gracias a la intervención urbanística y, sobre todo, al ensanche de León. Pero ello no es óbice para que la corriente urbanística represente la desaparición, en ciertas ocasiones, del patrimonio urbano.

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Al igual que ocurrió con el Hospital de San Antonio Abad, que era el eje central de la unión entre Ordoño II y la Calle Ancha, otros puntos estratégicos de la ciudad, vestigio del orgullo histórico leonés, perecieron ante la apertura de la misma, como Puerta Obispo, o Puerta Sol, así como varias puertas y tramos de muralla que perecieron ante la evolución y el crecimiento de León.

Avenida de los Cubos. 1927. Archivo Santos Flórez

De esta manera, a mediados del siglo XIX, en concreto en 1856, la muralla, ya sin sentido lógico como hemos expuesto, comienza a desmantelarse. Primero en la calle Ramón y Cajal, que como verán ustedes, ya poco vestigio remanece de las mismas, para finalizar, entre 1906 y 1911 con el derrumbe de los cubos de la calle carreras, en un intento de ensanchar las arterias de León. Aquí disponen de una maravillosa fotografía tantas veces compartida en la que se observa la demolición de los cubos allá por 1906.

Demolición de los cubos de la muralla. 1906-1911. Calle Carreras. Archivo Santos Flórez

Veinte años después, Genaro Blanco saldría a pasear, de madrugada, por la misma avenida, y sería atropellado por el camión de la basura, que, a gran velocidad, recorría las calles de León. En la inconmensurable Tesis de Rocío Fernández Ordás ya nos avisa sobre la gran cantidad de Cubos de la Muralla que se han conservado hasta nuestros días.

Avenida de los Cubos según Laurent. Néstor Santos

En concreto, habla sobre la posibilidad que existieran, en su día, alrededor de setenta u ochenta cubos, de los cuales se conservan tan solo cuarenta y tres. De la época medieval, solo permanecen intactos dos en el lienzo este, de la presente avenida de los cubos, con almenas rectangulares saeteras (como rescataría M.Ranilla García.)

Avenida de los Cubos. Archivo Santos Flórez

Para que la calle Carreras y, sobre todo la avenida de los cubos, pudiera poseer el estado del que ahora hace gala, previo por supuesto a la actual peatonalización, hubieron de sucederse varios desmantelamientos de curiosos chamizos que la población había levantado a lo largo de la vía. Los huecos entre los cubos de la muralla siempre han sido comprendidos como espacios perdidos, que bien eran aprovechados por los ciudadanos de la época para construir diversas edificaciones o garajes que utilizaban como vivienda o como trastero. Aún se pueden observar, en la prolongación de la avenida de los cubos hasta Puerta Obispo, donde aún hoy existen casas de dos o tres pisos que se ubican entre los famosos cubos de las murallas.

Ábside de la catedral de León. Final de la Avenida de los cubos. Archivo Municipal.

Pero no son solo Genarín o Almanzór los personajes emblemáticos que han estado relacionados con estas murallas que miran hacia el este y hacia el norte. Pues, incrustado en la parte septentrional, encontramos el arco de San Alvito.

¿Quién era San Alvito? Sin pretender adelantar los acontecimientos de los siguientes artículos, pues esta figura del Santo es digna de un solo reportaje, pretendo asegurarles que su leyenda les dejará boquiabiertos. Fernando I encarga, a Alvito la tarrea de viajar a Sevilla en busca de las reliquias de Santa Teresa, fallecida en el siglo II después de Cristo. Su revelación, su implicación en la travesía, serán fundamentales para comprender cómo la empresa viró en cuanto a su objetivo final y en lugar de traer los restos de la Santa a León, se hicieron con los de San Isidoro, cambiando así la historia de nuestra ciudad.

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Ya se han asomado al pasado, para conocer cómo era, hace milenios, siglos y décadas, las calles más famosas de nuestra ciudad. Ahora cabe preguntarse: ¿Se han encadenado errores y malas decisiones al erradicar del plano leonés los cubos de la muralla? ¿La peatonalización de las calles inmediatamente extramuros es propicia para el desarrollo de la ciudad? ¿O resulta de una inmaculada planificación este aprovechamiento del espacio de nuestro querido León para el disfrute de los paseantes solitarios?

Vista parcial de la muralla de León. Gregorio S.

Como ya se imaginan, estas cuestiones las lego a su criterio, que sin duda será mucho más certero que el mío. De momento, paseen, conmigo, por un León olvidado.

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