El color de Zuloaga vuelve a León

Cuando en 1928, el diseñador José Galicia Alonso llevó su idea al taller de la familia Zuloaga nada hacía presagiar el devenir que una auténtica obra artística sufriría en la ciudad de León.

Apenas aguantó algo más de una década. La posguerra acabó por enterrar, de forma literal, un preciado legado monumental que adornaba la plaza que vigilaba el primer monumento nacional, la Catedral de León, y que quedó eliminado del recuerdo.

No fue hasta 1998 cuando la urbanización de la plaza del Regla caminó hacia aquel recuerdo. En el subsuelo yacía la fuente original que cumplimentaban los ocho bancos cuyos azulejos habían sufrido la degradación del abandono y el paso del tiempo y fueron llevados a la Beneficiencia -actual residencia en la que se han puesto en valor-.

Tras años en un depósito, esta impresionante colección ha vuelto a la vida casi un siglo después de que fueran diseñados para poner en color a una ciudad que aún vivía en las imágenes del blanco y negro.

La residencia de mayores Virgen del Camino tiene desde ahora uno de los mayores tesoros artísticos que decoraron la urbe regia en la década de los 30. La restauración del conjunto mobiliario urbano con piezas cerámicas vidriadas del taller Zuloaga reposa ya bajo una pérgola en la zona ajardinada de este complejo que será de acceso público para los ciudadanos.

El alcalde ha acudido a la puesta en valor «de una parte de nuestro patrimonio» compuesto por una fuente monumental y ocho bancos en los que aparecen imágenes de algunos de los principales monumentos de León: la plaza Mayor, la catedral, San Isidoro, el Palacio de los Guzmanes y Botines, la plaza del Grano y el santuario de La Virgen del Camino.

El trabajo de restauración al que han sido sometidos durante varios meses ha supuesto una inversión de 234.000 euros con los que se ha recuperado «de la forma más fidedigna posible» las piezas dañadas y aquellas que faltaban.

El arquitecto encargado del proyecto de recuperación, Ramón Cañas, ha explicado que los trabajos se han divido en dos partes: zona de bancos y fuente.

La fuente, con una vida útil de escasos 12 años, se encontraba con numerosos desperfectos por el uso del agua que se le había dado. Encontrarse a la intemperie y las inclemencias del tiempo en León habían dejado el capitel por el que brotaba el agua «destrozado» y la coronación de la fuente estaba «perdida», por lo que se ha tenido que realizar una labor de reintegración. En el centro de la fuente, la imagen de la Catedral de León, tenía un «importante mordisco» que complicó la recuperación de pigmentos y colores, para lo que hubo que aplicar técnicas de calco y escaneados con tonos más bajos del original.

Todo ha sido más fácil gracias a la vuelta a sus orígenes. En el Museo Zuloaga aparecieron los calcos originales con el punteado de los alfileres que permitieron repasar de nuevo los dibujos en la cerámica. De hecho, uno de los descendientes de la familia de artistas, Juan Daniel Zuloaga, fue uno de los contactos que remitieron al original y permitieron reintegrar las piezas, dibujadas a mano una a una, cocidas y colocadas y dispuestas de nuevo en su lugar.

En total se han reinsertado las 400 piezas que dan color y dibujo a los bancos y la fuente, de las cuales el 60 por ciento son originales. Eso sí, se descarta recuperar el uso para el agua par evitar que se vuelve a degradar el complejo central.

Además, se ha colocado una pérgola que proteja al monumento de la intemperie y las inclemencias meteorológicas y la actuación ha servido para «poner en valor el patrimonio, recuperar una esencia del mismo y ponerlo en valor». El complejo será «visitable y usable» por todos los ciudadanos al que dar expuesto en una zona ajardinada que será abierta al público en esta residencia de mayores.

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