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Tras haber dejado el rollo de Santa Ana atrás, caminamos hacia el centro de León para llegar a los pies de la Pulchra Leonina. De ella se desprenden varias calles que, aledañas, marcan el callejero leonés, como lo son la de las Cien Doncellas, la de la Canóniga Vieja y, siempre hacia ese lado, la de la Canóniga Nueva: ¿No saben de qué calle les hablo? Entonces quédense para conocer la curiosa historia de la Calle Pablo Flórez, anteriormente conocida como Canóniga Nueva.
La calle Canóniga Nueva es importante por muchos motivos. Aunque para mí encierra recuerdos complejos, sobre todo debido a su laberíntico trayecto y a su forma de embudo, que desde su recodo en el Corral de Villapérez continúa sin ningún tipo de calle transversal que la corte. Pero el dato más anecdótico de la Calle Pablo Flórez, nombre que tiene actualmente, es que cuenta con varios nombres a lo largo de su trayectoria vital.
Como dato relevante, sobre todo para el grueso del estudio y para el origen de esta necesidad de realizar este artículo, una vez, paseando por el museo de León, observé un odónimo con el nombre de «Canóniga Nueva». Era una pieza de cerámica original que llegó a colgar de la esquina de la calle. En ese momento me pregunté a qué calle pertenecía esa cerámica, que, como no podría ser de otra manera, conocerán al final del artículo. Ya sabía de antes, de artículos anteriores, a Canóniga Vieja, pero no conseguí ubicar, en un principio, la historia de esta calle paralela. Es, en efecto, Pablo Flórez.
Como resumen, esta calle, la Canóniga Vieja, o Pablo Flórez, es un caso peculiar muy llamativo, pues El Nomenclator aduce que el primer nombre que recibió la calle fue el de Canóniga Vieja, después, la del Instituto. En la década de 1920 pasó a llamarse Pablo Flórez, para cambiar de nombre, en 1938 a Daoiz y Velarde. Y, como sabrán, la calle volvió a denominarse como Pablo Flórez, nombre que ahora ostenta.
En su trayecto se encuentran, o se encontraron, grandes y magníficos edificios, como el Colegio de las Teresianas y la Escuela de Arte o la Sociedad Económica de Amigos del País, de la que hablaremos más adelante. Sus vistas a la catedral son envidiables, y su entramado, aunque como ya digo, es demasiado extenso sin la aparición de un recodo, une las dos puertas romanas de la ciudad: Puerta Obispo y Puerta Castillo. Conozcamos, ahora, tomando el testimonio del siempre sabio Armando G. Colino, la historia completa de la Calle Canóniga Nueva.
Fue en la época de los sesenta cuando el nombre de Pablo Flórez volvió a ponerse sobre la mesa, aunque fue en septiembre de 1980 cuando muchos recordarán que se intentó recuperar el nombre de Canóniga Nueva. Suponemos que, al estar ya implantado el nombre de Cardenal Landázuri para la Canóniga Vieja, y el de Pablo Flórez para la Canóniga Nueva, el odónimo cayó en desuso y fue olvidado por los leoneses.
Recorramos parte de la calle Pablo Flórez para toparnos con uno de esos edificios que alberga las risas de los niños y que da vida al barrio con el ir y venir de los padres que se asoman a la calle para recoger a sus hijos. Hablamos del Colegio Teresianas. En su patio, si se asoman con cautela a las vallas, verán el Torreón de Doña Sancha, hermana del Emperador de León, levantado en canto rodado y piedra de sillería. También es conocido como el de Berenguela.
Otra denominación de la calle Canóniga Vieja es la de Instituto, aunque muchos dicen que oficialmente nunca llevó ese nombre. Lo cierto es que, según narra Armando G. Colino, en el siglo XIX, don Patricio de Azcárate trajo a este edificio el Instituto Provincial de Segunda Enseñanza, que desarrollaría su función en la Calle Canóniga Vieja hasta 1917, cuando fueran trasladadas sus clases al Instituto General y Técnico. De este seguro que ya les ha hablado mi buen alter ego, el Flâneur de la ciudad de León. Lo que seguro que no saben es que yo, como gemelo de este escritorzuelo, tengo acceso a su calendario y les adelanto que, de cara a septiembre, pretende publicar una gran investigación sobre el Instituto General y Técnico, así como otras tantas sorpresas más. ¿Qué calles desearían conocer, de la mano del Odonista, de cara al mes de septiembre? Como siempre, soy todo oídos, y escucharé sus peticiones.
El odónimo de esta avenida proviene del ilustre Pablo Flórez, quien fuera personaje revolucionario importante de la sociedad de León. De hecho, ostentó durante muchos años la presidencia de la Sociedad Económica de Amigos del País. Hubo de vivir en Portugal, retirado y exiliado, debido a sus ideas republicanas, hasta que abdicó la reina Isabel II y los grandes diletantes pudieron regresar a su ciudad. Veremos, a continuación, cómo esta Sociedad Económica de Amigos del País fue tan importante para León.
Observan en esta imagen cedida por Jorge Díez, cómo se procedía, durante los años cincuenta, a la construcción de la actual Escuela de Arte, o lo que sería durante mucho tiempo la Sociedad Económica de Amigos del País. (En adelante S.E.A.P.). Pero su origen data del siglo XVIII, en concreto de 1782, cuando fuera bautizada como la Sociedad Patriótica de Amigos del País. Más adelante, en el siglo XIX, la Sociedad ocupó el Beaterio de Santa Catalina de Siena, una antigua casa que fue sustituida por el convento de las Siervas de Jesús.
Este gran edificio fue sufragado por la Caja de Ahorros y el Monte de Piedad de León y se le atribuyó, en honor a este apoyo, el nombre de Económica. El arquitecto elegido para el proyecto fue Ramón Cañas y del Río, quien nos es ya conocido por su contribución a la arquitectura leonesa con casas como la Casa de Ceremonias, la Iglesia de San Claudio, o nuestra querida Casa Arriola. Contaría, según reconoce Jorge Martínez Montero en su dosier sobre el Edificio de la S.E.A.P. con una superficie de 1.145 metros cuadrados, con dos accesos bien diferenciados para los trescientos niños y doscientas niñas que pudieran habitarlo.
La inauguración del Edificio se produjo el 19 de abril de 1955. Es curiosa la fecha, pues, apenas restaban pocas semanas, (de aquel 1955), para que nuestra querida Cultural y Deportiva Leonesa ascendiese a Primera División en el Estadio del Ejido. Volviendo al tema principal, fue el rr. Vicario Fernando Álvarez Rodríguez quien se encargase de conducir el acto, junto a personalidades como el presidente de la diputación, el arquitecto del proyecto; Jordá Cantó, el gobernador Militar, y Álvarez Cardóniga, quien fuera alcalde durante aquel lapso.
La entidad leonesa se encargó, por aquel entonces, de nutrir a los alumnos con conocimiento de calidad, creado diferentes grupos escolares, como «Amigos del País». Y en 1982 se crea la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos, que se ubicaría en el mismo edificio y que hoy ocupa la totalidad de las dependencias de la gran construcción. Muchos de los anteriores documentos gráficos y la información provienen de las investigaciones de Jorge Martínez Montero y de Armando G. Colino, de quienes nos sentimos epígonos por ser adalides del patrimonio artístico, arquitectónico y cultural de la ciudad de León, permitiéndonos también aprender sobre su pasado.
Pero este edificio no es el único que llama la atención por su construcción y por su historia, pues nos encontramos, al terminar la calle, con el Colegio Ponce de León, reconstruido y dispuesto como colegio. Para mí guarda un lugar especial en mi corazón, pues es allí donde comencé la aventura más emocionante de mi vida. Sí, lectores y lectoras, me refiero al amor... Pero, como supondrán, eso se lo guarda este Odonista para sí mismo. Nosotros, terminemos con la historia de la calle Pablo Flórez.
Tras este maravilloso recorrido, no hay mejor broche que aquella cerámica con la que me topé en el Museo de León, que les convido visitar. Su antigüedad nos asombra, pues es parece prácticamente romana, conservándose en perfecto estado hasta nuestros días. Nosotros nos alejamos de la Calle Canóniga Vieja, Instituto, Daoiz y Velarde o Pablo Flórez, como prefieran llamarla, para adentrarnos en un curioso acontecimiento literario que ha sido olvidado conforme el paso de los años. Me refiero a uno de los grandes escritores de nuestra tierra, aquel al que le fuera dedicada una calle y cuyo nacimiento marcase un antes y un después para la literatura. Conozcamos, la semana que viene, la historia del Conde de Rebolledo.
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José A. González y Álex Sánchez
Clara Alba y José A. González
Juan Cano, Sara I. Belled y Clara Privé
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