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La calle Matasiete de la capital leonesa.
La calle Matasiete de la capital leonesa. Nestor Santos

El Odonista de la ciudad de León

El origen de las calles de León

La calle Matasiete, la más sangrienta de León... y algo más

La sangre que corrió por ese callejón bañó también los periódicos, cuyas líneas fueron repletas por la tinta de la historia

Miércoles, 15 de noviembre 2023, 08:16

¿Qué es León sin sus leyendas? Sin lugar a dudas, el callejero leones es uno de los más ricos de toda España, pues por sus avenidas y callejones han caminado reyes, han paseado doncellas y sí... han muerto caballeros.

Comprenderá el lector que, acercándome a la plaza Mayor, no pueda evitar acordarme de la leyenda del Rincón del Coracero, que da nombre a esas escalinatas lúgubres que conectan la citada plaza con Puerta Sol, y donde un caballero francés, cuenta la leyenda, que perdió la vida al precipitarse por ellas.

Imagen después - Plaza mayor a principios de Siglo. 1906.
Imagen antes - Plaza mayor a principios de Siglo. 1906.
Plaza mayor a principios de Siglo. 1906.

Pero hoy debemos fluir, a través del tiempo, muchos años atrás, casi hasta el siglo XIV, cuando la plaza mayor apenas existía y llevaba por nombre la del Pan. Como ferviente Odonista de nuestro plano urbano, me dispongo a desgranar, para ustedes, uno de los nombres más antiguos de nuestro callejero, pues lo posee una calle que apenas ha cambiado su fisonomía en setecientos años y cuya historia nos ha sido heredada. La calle Matasiete.

Antes de la Plaza Mayor

Imagen después - Plaza mayor a principios de Siglo. 1906
Imagen antes - Plaza mayor a principios de Siglo. 1906
Plaza mayor a principios de Siglo. 1906

Como ciudad más medieval que renacentista, las callejuelas de León, sobre todo en su centro «húmedo» y en el barrio de San Martín, servían de confuso laberinto en el que se desarrollaba la actividad comercial. Pues en algún momento, la plaza de San Martín llegó a llamarse la de las Tiendas o plaza de Carnicerías.

Pero, como tal, León no contaba, allende el siglo XVII con un zoco comercial castizo en el que poder desarrollar dichas funciones sociales. Nada más había que la plaza del Pan que, para la época, ya resultaba escasa pues sus dimensiones distaban mucho de la actual plaza mayor.

Imagen después - Calle Matasiete (1915)
Imagen antes - Calle Matasiete (1915)
Calle Matasiete (1915) Archivo Santos Flórez

Como cúmulo de edificaciones, la Plaza Mayor no se compone tan solo de un proyecto arquitectónico, sino de varios y muy diferentes propuestas que han de encuadrarse dentro de un mismo plantel urbanístico. En él confluyeron decenas de mecenas y promotores para dar forma a la plaza que hoy conocemos, entre los que resaltamos a Antonio Ambrosio, con su maqueta de madera, a Francisco de Piñal, confeccionando los tramos de los lienzos norte y sur y la construcción del Mirador del Concejo promovida por Juan Feloaga de Ponce de León. Otros muchos proyectos culminaron la construcción de la Plaza Mayor, por lo que les incito a visitar la página de Arquitectura Algorri, donde se presentan dichos movimientos, explicados con una precisión profesional que este escritor jamás llegará a alcanzar.

Calle Matasiete (1940) Soportales de la plaza Mayor.

Como ven, y ya han comprobado en muchos otros artículos, el plano de León se ha ido transformado conforme las necesidades de sus habitantes así lo han precisado, expandiéndose cuando el centro neurálgico de la ciudad ya no podía albergar tanta evolución. Pero, aunque lo renacentista, lo barroco, lo romántico, lo contemporáneo, dibujasen una nueva vista de la ciudad de León, una calle permanecía incólume al paso del tiempo e, impertérrita, observan la metamorfosis de su querida ciudad. Conozcamos, pues, la historia de Matasiete.

La historia de la Calle Matasiete

Como de esta leyenda ya han bebido mucho los leoneses, hay ríos de tinta narrados sobre ella y hay una historia mucho más interesante en la que profundizar, resumiré a grandes rasgos la leyenda de la calle Matasiete.

Dícese que corría el año 1330, y no sería lo único que correría aquel año por el callejón citado, pues la sangre vestiría los adoquines desde la plaza de San Martín hasta la, por aquel entonces, plaza del Pan. El rey Alfonso XI, mandó a sus dos emisarios, don Juan de Velasco y Don Gil de Villasinta, a compartir un mensaje secreto con el caballero don Gutierre. En aquella taberna trapacera, llamada del Tío Joroba, en la que descansaban, no se sabe si por un desliz desventurado con una doncella o debido al descubrimiento de su actividad por parte de un sector afín al Infante don Manuel, públicamente enemistado con el Rey, salieron a prisas del local, llegando a la actual calle.

En ella, se dieron cita los episodios sangrientos que desembocaron, como no, en la muerte de siete de los combatientes. Algunas narraciones afirman que don Gutierre también acudió a la lucha y que de ella Velasco no salió con vida. Pero el mensaje fue entregado y Villasinta recompensado por su valor.

Imagen después - Plaza mayor desde Calle Matasiete (1951)
Imagen antes - Plaza mayor desde Calle Matasiete (1951)
Plaza mayor desde Calle Matasiete (1951) Santos Flórez

Me imagino, con la vista puesta en la plaza del Pan, pues esta visión de la fotografía apenas fue inaugurada en el siglo XVII, los caballeros, henchidos de furia y de venganza, dieron por terminada la reyerta, huyendo del lugar, y dejando allí los siete cadáveres que darían nombre a la calle.

Pero, por mucho que mi forma de narrar sea precisa, o quizás no, o engalanada con suntuosas palabras, no puedo compararme con aquellos dos cronistas de la época que narraron el episodio con maestría y una ironía política que bien se echa de menos hoy en día.

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Estoy hablando de dos personajes fundamentales en el bestiario de la ciudad de León, cuya pasión por el periodismo y por la verdad quedó patente en la casi desaparecida Guía Cómica de León (1929), publicada por el «Bujía» y «Lamparilla». Sus nombres reales eran Ángel Suárez Ema y Carmelo Hernández Moros, respectivamente.

Cuesta imaginar, casi al albor de una nueva década, y cuando el famoso crack del ´29 en Estados Unidos hundía la economía mundial, cómo los escritores utilizaban la sátira para acercarnos la historia de León.

En esta guía, cientos de referencias, pero, en concreto, una que nos interesa mucho. Un cantar sobre la historia de la Calle Matasiete. ¿Desean conocerlo?

El Crimen de la Calle Matasiete (Por Bujía y Lamparilla)

Bujía Y Lamparilla Nestor Santos

Espero que hayan podido comprobar la veracidad de mis afirmaciones al conocer la sagacidad de estos dos escritores de León, conocidos en su época, admirados por unos pocos hoy en día y desprestigiados por el tiempo, que ha caído sobre ellos como una pesada losa de olvido. Volveremos al Bujía y al Lamparilla, para rememorar otros episodios de la ciudad de León, de los que ellos se hicieron eco.

Matasiete actualmente

Imagen después - La calle Matasiete, la más sangrienta de León... y algo más
Imagen antes - La calle Matasiete, la más sangrienta de León... y algo más
Nestor Santos.

Cuenta la leyenda que, tras el duelo, se colocó una hornacina con una pequeña virgen, al final de la calle, a la que los vecinos colocaban velas encendidas siempre que había algún enfermo en la familia. Pero fue el mítico Lamparilla el que, en 1927, impulsó una colecta que incluía a todos los vecinos del barrio de San Martín para dar vida a la nueva hornacina que albergaría al Santo Cristo de la Buena Muerte.

También añadieron dos faroles que siembre habrían de brillar, confeccionados por el maestro Santiago Becerril, muy parecidos a los de la parroquia aledaña de San Martín. Lamentablemente, después de casi cincuenta años, el Cristo fue víctima de un terrible acto vandálico, siendo sustraído en 1977. Hubo varios intentos por recuperar su figura, pero el Cristo volvía a desaparecer después de un tiempo.

Después de treinta años sin Cristo, la hornacina recuperó su esplendor allá por 2013, cuando el Ayuntamiento de León llegó a un acuerdo con el dueño de la fachada para revitalizar la hornacina y devolver al Cristo de la Buena Muerte a su lugar de origen.

Imagen después - Calle Matasiete y soportales de la plaza Mayor
Imagen antes - Calle Matasiete y soportales de la plaza Mayor
Calle Matasiete y soportales de la plaza Mayor Archivo Santos Flórez

La calle Matasiete cuenta con una de las leyendas más sangrientas y macabras de toda la ciudad, pero su importancia va mucho más allá, sobre todo en el callejero leonés, pues a través de ella, se conectan las arterias principales por las que más de uno, camino a casa después de una severa melopea, ha vagado en busca de ese caballero fantasma que los vecinos aún aseguran ver retorcerse de dolor por la calle.

Las leyendas nos ofrecen una visión de nuestros ancestros y, aunque los acontecimientos ocurrieran hace setecientos años, aún corre por las venas del leonés y la leonesa ese amor por la tierrina y por los odónimos (o nombres de las calles de León).

Me alejo de ella sin dejar de imaginarme cómo el Bujía y el Lamparilla, representaron, para principios del siglo XX, hace casi cien años, una tragedia que acabó apareciendo en la Guía Cómica de León y pienso en los caballeros, que lucharon aquella cruenta batalla, y cuyos acontecimientos nos han servido para moldear la historia de León.

Lamparilla asomado a lo que hoy es «La Marcela» Manuel Martín Martínez

¿Será usted, lector o lectora de mis líneas, con sus acciones (esperemos que menos sangrientas y más comedidas), protagonista de un nuevo callejero leonés en el futuro? Seamos conscientes, valientes, responsables y prestemos servicio al presente, pues con nuestros actos, como le ocurrió a don Gutierre, a don Gil de Villasinta y a don Juan de Velasco, trazamos la historia de León en las arterias que luego recorrerán nuestros nietos.

Se encamina el enamorado Odonista hacia su siguiente parada, donde una ignominiosa verdad asoma y donde de varias calles, historias, hechos y edificios, se acabó construyendo tan solo una; La Calle del Cid.

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