Alfonso IX regresa al origen de todo

Fue en aquel año cuando, en medio de un conflicto familiar con Urraca -su madrastra- por el trono del Reino de León decidió autoproclamarse rey y buscar el apoyo del pueblo. Para ello, convocó a la curia, que hasta entonces estaba formada por el clero y la nobleza, y a ello sumó a representantes de los ciudadanos a quienes otorgó voz y voto.

Además, con la firma del documento conocido como 'Los Decreta' se exponía la ampliaba la voluntad del pueblo, quien tomaría parte en decisiones como acudir a las guerras o la subida de impuestos, dejando de ser norma exclusiva de reyes.

Este hecho sirvió para que la Unesco concediera a León el título de 'Cuna del Parlamentarismo' europeo, en un reconocimiento que posteriormente aprobaron las Cortes de Castilla y León, cuando en 2016 llevó hasta San Isidoro un pleno; y que recientemente lo han hecho las Cortes Generales con un acto en el Congreso de los Diputados.

Se trata de una escultura castrense a pie de Alfonso IV en bronce fundido a la cera perdida. Porta en el brazo derecho un estandarte sobre una lanza y apoya el brazo izquierdo en un escudo apuntado según los modelos italianos con una figura simple de un león. El rey está coronado sobre una cota de malla con capa ondeando al viento y espada ceñida a la cintura.

Las dimensiones de la estatua de Alfonso IX respeta la altura real del rey, ya que existe una norma europea no escrita por la que la estatua de un rey en la ciudad en la que reinó no debe ser inferior a su tamaño. Alfonso IX era un hombre corpulento de 1,90 metros de altura y ojos azules, del que se sabe cómo era porque al poco de reinar se acuñaron monedas con su imagen.