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El dramaturgo, poeta y narrador Oscar Wilde. R. C.
Oscar Wilde, el hijo pródigo de la nueva Irlanda
Literatura

Oscar Wilde, el hijo pródigo de la nueva Irlanda

Relegado al olvido desde su escabroso proceso hace más de un siglo, se rescata la maltrecha memoria del escritor en el 125 aniversario de su muerte / «Es el autor en inglés más citado después de Shakespeare, pero se le lee poco y no se le valora lo suficiente en su país»

Miguel Lorenci

Dublín

Sábado, 19 de abril 2025, 18:09

Oscar Wilde no quiso saber nada de su Irlanda natal. Como Irlanda ignoró al genial y escandaloso escritor, que cambió Dublín por Londres para labrarse una carrera literaria y librarse de su delator acento 'irish' en favor del elegante 'british'. A los 125 años de su sórdida muerte en París, solo y en la indigencia, una nueva Irlanda moderna, pujante, tecnificada y joven, recupera la memoria y la atención que merece una de las figuras más señeras de sus letras. El autor británico más citado tras Shakespeare, un temprano astro global de la literatura cuyas huellas enterró el escándalo de su juicio por sodomía en una ultracatólica e intransigente Irlanda que es historia.

Hoy es el país más joven de la UE, con el 21,6% de su población menor de 15 años y sólo un 11,9% mayor 65 años. Desde de 2015 el matrimonio entre personas del mismo sexo es legal en la nueva Irlanda que reivindica a Wilde. Lo hace con festivales, exposiciones y actos tanto en Dublín de su infancia y juventud como en Enniskillen, en Irlanda del Norte, donde Wilde estudió en su adolescencia.

Con cuatro premios Nobel de Literatura, Irlanda tarda en ser generosa con sus grandes escritores. James Joyce salió de la isla para no volver tras dinamitar la novela con su 'Ulises'. Lo mismo hizo Samuel Beckett, que cambió el teatro con su 'Godot', como tampoco regresó para quedarse Oscar Wilde, que se avergonzaba de su acento irlandés y quería a toda costa ser inglés.

Dani Osborne creó esta ecultura 'pop' de Wilde en St. Stephen's Park, frente a la casa familiar en Dublín. M. L.

«Wilde no está en los planes de estudios», lamenta Martin Burs, director de la Oscar Wilde House y comisario del festival Oscariana, que, por iniciativa privada y con una magra subvención pública, celebrará en octubre su tercera edición. Empeñado en el rescate de Wilde, ha diseñado la ruta que parte de su casa natal, donde una placa recuerda el nacimiento de Oscar Fingal O'Flahertie Wills Wilde el 16 de octubre de 1854. Fue el segundo de los tres hijos del otorrino y cirujano William Wilde –que protagonizó su propio escándalo acusado de violación por la joven Mary Travers– y de la poetisa Jane Frances Agnes Elgee, más conocida como Speranza, acérrima nacionalista irlandesa y determinante para Oscar.

No hay placa, efigie ni apenas rastro de Wilde en el legendario Trinity College de Dublín, donde el escritor pasó cuatro años y sí se recuerda y celebra el paso de genios como Jonathan Swift –creador del viajero Gulliver– o Bram Stoker –padre de Drácula– en la formidable biblioteca que custodia el legendario Libro de Kells. «Para Wilde ser irlandés suponía pertenecer a una categoría inferior, algo imperdonable para el orgullo patrio», asegura Loic Wright, experto en literatura irlandesa en las salas del Trinity que también acogieron a Samuel Beckett o Sally Rooney.

Martin Burs, director de la Oscar Wilde House y comisario del festival Oscariana. Espacio dedicado a de Wild en el Museo MoLi y la escultuara del estcritor ante el pub Kennedy 's M. Lorenci
Imagen principal - Martin Burs, director de la Oscar Wilde House y comisario del festival Oscariana. Espacio dedicado a de Wild en el Museo MoLi y la escultuara del estcritor ante el pub Kennedy 's
Imagen secundaria 1 - Martin Burs, director de la Oscar Wilde House y comisario del festival Oscariana. Espacio dedicado a de Wild en el Museo MoLi y la escultuara del estcritor ante el pub Kennedy 's
Imagen secundaria 2 - Martin Burs, director de la Oscar Wilde House y comisario del festival Oscariana. Espacio dedicado a de Wild en el Museo MoLi y la escultuara del estcritor ante el pub Kennedy 's

Hay otro medallón conmemorativo en la casa familiar de los Wilde, en el número uno de Merrion Square, donde el autor pasó su infancia. Está frente a Saint Stephen's Park, donde se alza una colorida escultura 'pop' diseñada por el artista Danny Osborne, en la que Wilde reposa sobre una roca y a la que cada vez peregrinan más wildenaos. Wilde veía desde su ventana el parque que le inspiró 'El gigante egoísta'. Su otra escultura dublinesa está ante el pub Kennedy 's y permite al turista sentarse en un banco de bronce junto al dramaturgo, poeta y narrador. «Allí tuvo su primer empleo como reponedor cuando el pub era una tienda», cuenta Burs.

Internado exclusivo

«Para conocer a fondo la vida y obra de Wilde vayan a Londres», dice sin complejos Flora Gusmao, tarbajadora de del Museo de Literatura de Irlanda (MoLI) cuya estrella es Joyce, recuperado tras otro largo y profundo olvido. El museo que atesora el primer ejemplar de la edición príncipe del 'Ulises', dedica apenas un plafón al autor de 'El retrato de Dorian Gray'. Una carencia que remedia, al calor del aniversario, con la exposición 'De Profundis', videoinstalación en la que activistas LGBTIQ leen la conmovedora carta de amor escrita por un Wilde recluido en la cárcel de Reading a Alfred Douglas, su amante y su tormento.

Seán Doran, director del festival In our Dreams en Enniskillen. Cuadro de Honor del internado Portora Royal School y una de su alumnas actuales ante la placa que recuera el paso de Wilde por la escuela entre 1864 y 1971. M. Lorenci
Imagen principal - Seán Doran, director del festival In our Dreams en Enniskillen. Cuadro de Honor del internado Portora Royal School y una de su alumnas actuales ante la placa que recuera el paso de Wilde por la escuela entre 1864 y 1971.
Imagen secundaria 1 - Seán Doran, director del festival In our Dreams en Enniskillen. Cuadro de Honor del internado Portora Royal School y una de su alumnas actuales ante la placa que recuera el paso de Wilde por la escuela entre 1864 y 1971.
Imagen secundaria 2 - Seán Doran, director del festival In our Dreams en Enniskillen. Cuadro de Honor del internado Portora Royal School y una de su alumnas actuales ante la placa que recuera el paso de Wilde por la escuela entre 1864 y 1971.

A dos horas al norte de Dublín, en el condado norirlandés de Fermanagh, se encuentra Enniskillen, en cuyo elitista internado Portora Royal School, –entonces el Eton irlandés– estudió el joven y brillante Wilde de los 10 a los 17 años. Su nombre se ha restituido en el tablón de honor de 1871y del que se borró tras su escándalo por homosexualidad.

«Es el segundo autor en inglés más citado, famoso y conocido después de Shakespeare, pero se le lee poco y no se le valora lo suficiente en Irlanda», admite Seán Doran, director del festival In our Dreams –del 16 al 20 de octubre– y que sueña con hacer la Enniskillen un enclave wildeano. Lamenta que «sus frases sean más famosas que sus libros». «Fue una celebridad. Hablaba aún mejor que escribía y se le trató como hoy a una estrella del rock cuando en 1882 recorrió Estados Unidos ofreciendo más de cien inferencias en un montón de ciudades» dice Doran.

Oscar Wilde en plenitud de su fama. R. C.

Los bucólicos paisajes de Enniskillen inspiraron a Wilde 'El príncipe feliz', un cuento seminal. «Todo lo que veía desde de su ventana en al escuela se reconoce en el relato, incluido el monumento al general Lowry Cole», dice Elizabeth Armstrong, directora de hoy llamado Royal Grammar School, centro público mixto con un millar de alumnos. «No creo que se estudie a Wilde en profundidad fuera de mi escuela», dice en su puerta una joven alumna a quien sorprende el interés de un grupo de periodistas por la huella de Wilde. «Queda mucho camino por recorrer», se resigna Doran.

Oscar Wilde y lord Alfred Douglas, Bossie. R.C.

Verdades, mentiras y condenas

Un capricho del destino hizo que Edward Carson, compañero de Oscar Wilde en el Trinity College, fuera el abogado del marqués de Queensberry, el padre de lord Alfred Douglas, Bosie, en el juicio en el que el escritor sería condenado por indecente. Fue Queensberry quien insultó a Wilde en una nota que dejó en el club del escritor. «Para Oscar Wilde, que alardea de sodomita», escribió el aritócrata. El orgulloso Wide creyó que su enorme fama le salvaría de todo y denunció al padre de su amante por difamación e injurias. Una decisión se volvería contar él. Acusado de «grave indecencia y sodomía», acabó encarcelado por uno de los mayores escándalos de la época victoriana. «La verdad rara vez es pura y nunca simple», decía Wilde, fallecido en la indigencia el Hotel Alsace de París, convertido al catolicismo en su agonía y cuyos restos descansan en el cementerio Père-Lachaise de la Ciudad de la luz.

La Irlanda pacata, clerical, ultraconsevadora y paupérrima que enterró la memoria de Wilde ha mudado de piel. Acoge las sedes de potentes multinacionales -Google, Apple, Pfizer, Amazon, Facebook, Linkedin, TikTok, o Intel– y se le llegó a llamar el 'tigre celta' por su pujanza económica antes de la última crisis. En otro giro histórico, hay ahora más irlandeses que regresan a la isla que los que emigran del país que in comparte su emblema, un delicada arpa gaélica, en su bandera y en escudo de su cerveza Guinnes.

Con cinco millones de habitantes el único en el mundo donde las creaciones artísticas están exentas de impuestos, suma cuatro premios Nobel del Literatura: Samuel Beckett, Georges Bernard Shaw, William Buttler Yeats y Seamus Heaney.

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