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Algunas de las obras que ha instalado en León.
Cuando unos órganos sexuales te elevan al estrellato... anónimo

Cuando unos órganos sexuales te elevan al estrellato... anónimo

El polémico artista que ha salpicado León de su obra en los últimos años se describe como «un pueblerino con estudios» que usa sus esculturas como provocación «sin pisar el pie a nadie»

Sábado, 16 de noviembre 2024, 09:27

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Se describe como una persona provocativa, cáustica y oposicionista. Recorrió varios colegios durante su adolescencia porque era «imposible». Y a sus 40 años sigue explorando un mundo de «cosas extraordinarias» que le siguen divirtiendo.

No se reconoce bajo el nombre de 'Banksy de León', prefiere que le llamen Jadama o Jicho. Muchos le conocen aunque pocos saben quien es. Se trata de un artista que en los últimos años ha ido dejando una serie de esculturas por la ciudad que no han pasado inadvertidas. A sus espaldas lleva mucho más que formación artística y se considera «un pueblerino con estudios» que tiene «más títulos que la duquesa de Alba».

Visita Leonoticias para salir del anonimato ante sus redactores, aunque rechaza hacerlo de una forma pública. Sus orígenes como artista de lo efímero -porque sus obras duran lo que tarda la policía en descubrirlas- estuvieron con su primer objeto abandonado en el Musac, en 2012. Y su salto mediático llegó con el 'Cagador de León' que instaló en la explanada de los Pendones Leoneses.

Su último capítulo hizo protagonista al alcalde de León en el caso Koldo, al mostrar como José Antonio Diez orinaba en la cerveza que Ábalos y su grupo compartían en una barra de bar. Y eso es el arte para él: «Primero diversión, luego algo diferente en un sitio poco habitual, y que llegue a un punto de remover conciencia y dé qué hablar». Y en parte también una protesta.

Su obra ha pasado de durar una tarde a quedarse para siempre en la noticia. «Podría llamar al Ayuntamiento de León y pedir que la quitaran porque ya no me interesa que siga», reconoce. En parte muestra preocupación por la «nueva hornada» de policías que están retirando y fotografiando sus creaciones. Sin embargo, cree que «no piso el pie a nadie» y valora de la Alcaldía de León que esté siendo «muy tolerante con esto que es exclusivamente arte». «En estos momentos, podrían llegar en dos horas a saber quién soy y tenerme fundido».

En múltiples ocasiones sus instalaciones habrán sido grabadas por cámaras de seguridad. Entiende que unas ratas de cinco metros «o una polla de cuatro metros» no pasa desapercibida. Y así se mueve con su tractor un remolque, con la colaboración a veces de su hermano, en un ejercicio que para él es pura diversión. «Seis de la mañana, yo con el tractor; a ver qué explico como me pillen. Ese momento para mí es pura adrenalina porque estoy a medio camino de lo legal y lo ilegal».

La obra que más le representa es la instalación de la rata gigante en la plaza del Dos de Mayo en Madrid, que la quiso llevar ante el Ministerio de Igualdad como crítica. Aunque reconoce que su escultura más icónica y que le lanzó a la fama popular fue el órgano sexual masculino. «Lo más estúpido es lo más cómico y lo que más se viraliza. Seguiré jugando con eso, polla o coño, pero detrás hay más que eso», explica sonriendo.

Para el futuro ya tiene planteados nuevo proyectos. Ahí aparecerá el leonesismo, que comprende sin ser activista, y al que hará un guiño. Y volverán los órganos sexuales, algo parecido a lo que le elevó al estrellato popular. Lo está ejecutando sin prisas, tomándose su tiempo porque lo suyo es «pura diversión; es un hobbie que puede meterme en líos», confirma consciente.

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