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'París 2024' se titula el trabajo final del llorado genio de la historieta Francisco Ibáñez. Es la última e inconclusa aventura de Mortadelo y Filemón y ya está en las librerías. Son veinte páginas inéditas con guion mecanoscrito y dibujos a lápiz sin colorear ... que abren las puertas del laboratorio del genio del tebeo. Se publica de forma póstuma en el sello Bruguera y con un prólogo de Arturo Pérez-Reverte. «Nunca habíamos tenido el privilegio de asomarnos al taller del artista, hasta ahora», celebra el escritor y académico.
A este inacabado álbum para la historia le corresponde el número 222 de la colección Magos del Humor. En su última peripecia, los atrabiliarios agentes de la T.I.A. -Técnicos de Investigación Aeroterráquea-, los personajes más famosos del tebeo español, deben resolver un misterio que pone en riesgo el evento deportivo más importante del mundo y salvar a los atletas.
El Súper les envía a la capital francesa para proteger a los olímpicos de posibles atentados con drones. Como siempre, acaban metidos en líos y apaleados. 'Touristes a la guillotine!', 'Touristes hors fuera largo!', se lee en la pancarta de una viñeta al más puro estilo Ibáñez, con palos, ladrillos y llaves inglesas para mortificar a los guiris.
El magistral dibujante y guionista fallecido en julio pasado, con 87 años y las botas puestas, trabajó en el álbum hasta el último día. La veintena de páginas con el guion mecanografiado en su vetusta Olivetti y las viñetas dibujadas a lápiz desvelan su minuciosa labor llena de dinamismo y talento.
En circunstancias normales, el álbum tendría 44 páginas. Se detiene en la número 20, que se quedó a mitad para siempre. «Si hubiera vivido un día más, estaría terminada», explicó Nuria Ibáñez, hija del dibujante, a la emisora RAC1. Antes había confirmado que no se baraja la posibilidad de retomar la serie Mortadelo y Filemón con otros autores, como ocurrió con Astérix y Obelix. Sí se reeditará la vasta obra de su padre, que a buen seguro hallará nuevos y agradecidos lectores. Con las mismas páginas y formato con tapa dura que los de la colección Magos del Humor, el álbum sigue la estela de publicación de obras inacabadas del gran autor francobelga Hergé, como 'Tintín y el Arte-Alfa'.
«Con 'París 2024' nos infiltramos casi sigilosamente en el estudio del gran Ibáñez, en la trastienda de su mundo entrañable», escribe Pérez-Reverte, para quien la trayectoria de Ibáñez convertía al dibujante en un buen candidato al Premio Cervantes. No en vano, en su prólogo defiende Pérez-Reverte el valor literario de la obra de Ibáñez y la sitúa en la tradición de la novela picaresca.
El álbum póstumo «recoge las últimas ideas y esbozos de Ibáñez«. »Es el libro en el que trabajaba cuando lo alcanzó la muerte y es un álbum inacabado. Sin lugar a dudas es el Magos del Humor más emotivo, que pone punto final a su larguísima trayectoria», dice Gemma Xiol, directora editorial de Bruguera.
«Es ya historia viva del cómic porque nunca hasta ahora habíamos tenido una perspectiva tan privilegiada del proceso de trabajo de Ibáñez, lo que convierte su lectura en una experiencia única e íntima», agrega Xiol. Precisa que Ibáñez «jamás» mostró a sus editores «un trabajo que no estuviera ya acabado, que fuera definitivo», de modo que en este álbum «podemos ver algunas viñetas que están todavía en proceso y eso es algo único».
Nacido en Barcelona el 15 de marzo de 1936, Francisco Ibáñez es el historietista español más reconocido nacional e internacionalmente. La primera historieta de Mortadelo y Filemón apareció en el número 1.394 de la revista Pulgarcito, el 20 de enero de 1958, en la misma editorial Bruguera que ahora publica el último de la serie más longeva del cómic español.
Fue el germen de otras grandes series y personajes que, además de Mortadelo y Filemón Ibáñez, extrajo de su infatigable e inagotable magín, como la desquiciada familia Trapisonda, los vecino del 13, Rue del Percebe, el descacharrante botones Sacarino, el cegatón Rompetechos y los inflables Pepe Gotera y Otilio y sus chapuzas a domicilio.
Con unas 20.000 páginas elaboradas a lo largo de más de 65 años de actividad, Ibáñez fue el dibujante más prolífico de una brillante generación de viñetistas. Elaboraba sus tebeos de forma artesanal, como al inicio de su carrera, armado solo con un lápiz, papel y un borrador que apenas utilizaba. Esbozaba cada viñeta con unas suaves líneas a lápiz. Después lo afirmaba con un trazo más fuerte y marcado que es el que aparece en 'París 2024', antes del entintado a color que se hacía en la editorial. Jamás quiso cambiar su Olivetti por el ordenador que le regaló su familia y publicó un álbum titulado 'El ordenador, ¡qué horror!'.
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