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Samuel Rubio, en su casa de León, frente a la Catedral.
Samuel Rubio: «No entiendo el miedo de la Iglesia a que un seglar sea organista de la catedral»

Samuel Rubio: «No entiendo el miedo de la Iglesia a que un seglar sea organista de la catedral»

El que fuera director del Festival Internacional de Órgano de la Catedral de León está jubilándose de sus trabajos para escribir e investigar a su gusto

Jueves, 25 de junio 2020, 09:08

Eligió los 75 como fecha para el cambio de agujas. Samuel Rubio, referente musical de León, dejó el asiento del flamante 'kleis' y se está despidiendo de la dirección coral, para escribir y dar rienda suelta a la pasión musicológica. Hasta este miércoles seguía al ... frente del Festival Internacional de Órgano de la Catedral de León (FIOCLE).

–¿Ha vuelto al órgano durante el confinamiento?

–Del despacho de mi casa al órgano de la Catedral tardo cinco minutos. Pero desde el primer día del estado de alarma dejé de ir, nos invadió el temor. Para mí ha sido un atropello frontal como del que despiertas en el hospital sin saber que pasó y, lo que es peor, sin saber qué pasará.

–Hace un año se jubiló como organista ¿se ocupó la plaza ofrecida solo a presbíteros?

–Me preocupa que después de haber conseguido el órgano que compite con los mejores de Europa esté vacante. Parece que tengo la culpa por haberme jubilado, deseaba hacer cosas pospuestas. No hubo un sacerdote apto para esta empresa y el Obispo acabó llamando a uno que se había presentado de Guadix y parece que sí vendrá, pero aún no hay nada firme. También teníamos a un italiano, Giampaolo di Rosa, gran intérprete y gran improvisador, lo que necesita el órgano.

–¿Tiene miedo la Iglesia a admitir a profesionales seglares?

–No sé qué miedo hay. Llega un momento, por la razón que sea y es culpa de la Iglesia, en el que no se encuentra gente capaz dentro del clero para la actividad. Se descuidó la historia de la música en los seminarios. Y no sé que miedo que vergüenza se tiene a que un seglar capacitado, especialista y buen intérprete ocupe la plaza , como en Notre Dame o Westminster.

–Concilio a concilio se ha ido abandonando la música.

–En los concilios se hartan a decir que la música es el alma de la liturgia, su sierva, cuando podría ser su señora. La música dignifica el acto, que a palo seco no llega. Hemos perdido hasta el rito, que no solo es culto sino cultura. Desde que se ha intentado separar culto de cultura, esto a caído en picado.

–Ha colocado a León en el mapa musical europeo ¿satisfecho?

–Me enorgullece que el Festival haya ayudado. Eso solo se consigue con trabajo, esfuerzo y bastantes disgustos, así que estoy contento de que León se haya convertido en un centro musical importante. Reto a la gente a que me diga una catedral que dedique dos meses cada año a la música. Quizá en Europa haya alguna, en España, no. Hemos cumplido los objetivos y sentiría que se rompiera la tradición.

–¿Celebrará el FIOCLE su edición en otoño?

–De momento creo que habrá descanso, da miedo lo que vemos, no se puede trabajar con la improvisación. Los concertistas internacionales también temen viajar.

–Mentor de Sonsoles Espinosa, ¿León le debe su órgano al matrimonio presidencial?

–José Luis Rodríguez Zapatero tenía relación con nosotros por Sonsoles. Cuando llegó a Moncloa fui un día a verles y les invité al concierto inaugural del FIOCLE. Le ofrecí el micrófono y se comprometió a que el Ministerio de Cultura financiara el 30% del órgano. Tras él fueron Caja España y los demás. De modo que se consiguió lo que se venía reclamando desde hacía 30 años y lo inauguramos en 2013.

–¿Frecuenta Omaña?

–Todos decimos que nuestro pueblo es el más bonito. Me da pena la despoblación, en invierno no encuentras a nadie pero me gusta ir a la montaña, aún sigo subiendo cumbres.

–Dirige el coro El Canto de la Sibila ¿qué le fascina de la música vocal?

–Cualquier instrumentista puede dar un concierto aunque le duela la cabeza, su instrumento está fuera de él. Un cantante no, lo lleva consigo. La voz humana es el instrumento más sublime y misterioso. Un coro te da la importancia individual y colectiva de ti mismo. Podría estar hablando horas de la música; el arte más sensible, intangible y espiritual. Se hace y se extingue en el mismo momento. Lo escuchas y te llena el alma.

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