«Los pueblos de León me hacen sentir como en casa»

María de los Ángeles, artísticamente conocida como Rozalen, aterriza en León. La cantautora y compositora española actuará el próximo 29 de junio en el Palacio de Exposiciones y Congresos de la capital con su nueva gira «Abrazos» que forma parte de su cuarto trabajo editado.

Aunque es la primera vez que la albaceteña pisa un escenario en la capital, confiesa haber pasado un par de veces de turismo visitando una ciudad que «no puede ser más bonita». La Catedral, los pueblos y el «sentimiento» del arraigo conquistaron a la cantante que espera una «buena acogida» por parte del público.

«El año pasado estuve en Valderas un par de días, y al final, te das cuenta de que haces las mismas cosas que hago en mi pueblo», confesó. Con mucha «similitud» y un «acercamiento a la gente», Rozalén destacó la importancia de los pueblos y el «acercarnos todos un poco».

Su nueva gira «Abrazos» es una «mezcla de emociones» además de innovar con distintos estilos musicales. Un viaje al pasado con sentimiento en el que «vuelvo a muchas cosas de mi primer disco». Con partes «muy emotivas» en las que canta al pasado y relata su experiencia vivida con nostalgia durante los últimos cinco años mezcla también la diversión de «bailar sin parar». La pérdida de varios de sus seres queridos ha generado que este disco sea un viaje al pasado, a su infancia en el pueblo y, por lo tanto, sea una de sus giras más «especiales».

Conectar y «echar la lagrimita» son dos bases de esta gira. Con el público unido ante lo humano y lo animal. «Sentir con las letras y volverte un poco salvaje bailando hasta morir», asegura Rozalén. Una sintonía entre «llenarse y vaciarse» que te hace «abrazar» la ausencia. «Cuando abrazas la nostalgia sientes el aquí y ahora», añade. Un sentimiento con el que, tras la pérdida de su padre y sus abuelos, incide en la importancia de amar la vida. «Les gustaba tanto vivir que voy a disfrutar lo que os gustaba por vosotros», indica.

El padre de la artista murió de golpe, una pérdida que recuerda como «un gran golpe» al que ha querido identificar como «el abrazo eterno». Una de las canciones de su disco hace alusión a esta etapa de su vida, a la despedida y al reencuentro con ella misma. Pero el disco no solo abraza al pasado, sino también al futuro. Su sobrina, aparece en esta gira de la mano de «La cara amable del mundo». Además de sus amigos, con los que comparte una de sus canciones más «locas» con electrónica de por medio. Sus abuelos, presentes en la canción «Cenizas», han marcado una gran parte de su vida. «Mi abuela era como mi madre, en el pueblo todo gira en torno a ella», confiesa.

Los leoneses, expectantes con la llegada de la cantautora, podrán disfrutar de un momento «único». «Hay una mezcla de estilos que, o la ves en una orquesta, o no es lo normal», añade. Con un concierto que intenta que el público se sienta en casa, la mezcla de electrónica sinfónica, rap o valadas genera una «locura» de diversión que llega desde el pasado de su juventud.

Desde niña se acercó a la música tocando la bandurria, no como folklore puro sino, en el propio pueblo. El paso del tiempo llevó a que esta aterrizase tocando jotas mientras, su madre, le cantaba copas y su padre le podía cantautores. La mezcla de géneros era algo que la acompañó desde niña. Los años, el Viña Rock y el gusto variado por diferentes estilos musicales hizo que nunca le tuviese miedo a enfrentarse a nada. «Escucho todo tipo de música pero a las cinco de la mañana no me pongo a Silvio, me pongo música que me haga perrear», bromea. Definida como una «super disfrutona» y con una banda de «melómanos» totales a los que les encanta la música han conseguido jugar y disfrutar con su público.

Los retos para Rozalén no son un problema. «Ibarra siempre me estaba diciendo que me atreviera a rapear y pues me fui con R de Rumba y con una base funky y al final, me puse los deberes», explica. Un trabajo con el que consiguió dejar a un lado las etiquetas y jugar y divertirse «siempre desde el respeto».

El trabajo, la pasión a la hora de escribir y el sentimiento en sus canciones ha llevado a la cantautora a ser una de las grandes figuras musicales del país. Con éxitos como 'La puerta violeta' o 'Comiéndote a besos' ha podido recorrer cientos de escenarios y conseguir 'Sold Out' en la mayoría de ellos. Pero nunca ha dejado atrás a la joven estudiante de psicología clínica que un día se planteó el futuro haciendo musicoterapia para ayudar en los rincones más escondidos del país donde poder acercar a los más mayores el motor de su vida.

Su hipersensibilidad hizo que, montarse en una furgoneta y llenarla de instrumentos en una ruta por los pueblos, se convirtiese en una realidad aunque, un poco diferente. Trabajó con personas mayores, con Parkinson y Alzheimer, algo que ayudó a ver más aún el impacto de la música en la mejora de la calidad de las personas enfermas. «Es brutal poder observar el cambio de cerca», indica. Un secreto de la magia de su música que quizá hace que el público la sienta tan cercana.

Las colaboraciones son otro de sus puntos fuertes. Los más grandes de la historia de la música como Victor Manuel, Sabina o Ana Belén fueron un sueño para la albaceteña que nunca pensó que fuese posible. «Tú imagínate la primera vez que yo canté con ellos. No me explicaba qué estaba pasando», asegura. Nervios de la «fanática» que lleva dentro pero que, con el tiempo, ha sabido gestionar encima del escenario. «Aún no soy consciente de que los tengo delante o de que me envío WhatsApp con ellos», indica. Una «realidad» que ha generado muchas amistades detrás del escenario.

• Temas
• Bandas de Música
• Música