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Cuando había decido volver a la carretera y reactivar su carrera como cantante con un nuevo disco, el asfalto segó abruptamente la vida del también actor, poeta, narrador, productor y profesor universitario Patxi Andión. Con 72 años, el polifacético artista perdía la vida este ... miércoles en un trágico accidente de tráfico. El Land Rover que conducía se salió de la vía de buena mañana en el kilómetro 59 de la A-15, en el término municipal de Cubo de la Solana, en Soria.
Joseba Andión González, Patxi para el mundo del espectáculo, había celebrado el año pasado su medio siglo de carrera musical con 'La hora lobicán', disco con nueve canciones propias e inéditas y un poema de Pessoa. Volvía así el inetiquietable y rebelde cantautor, de desigual y 'guadianesca' trayectoria con altibajos y largos silencios. Su momento estelar llegó en los años setenta y ochenta del siglo pasado, gracias a un voz áspera y profunda y a unos temas muy pronales al margen de las modas.
Su fama se acrecentó con sus apariciones en el cine y la tele y el fugaz y tormentoso matrimonio con Amparo Muñoz, Miss Universo y bellezón que marcó época, a quien Andión conoció en el rodaje de 'La otra alcoba', de Eloy de la Iglesia. Fue un matrimonio convulso con cuatro separaciones en apenas catorce meses, según contó el propio Andión, que se casaría luego con Gloria Monis, madre de su tres hijos.
Nacido en Madrid el 6 de octubre de 1947, su familia republicana se trasladó a Azpeitia (Guipúzcoa), donde transcurrió su infancia. «Vasco de Madrid» se definía el comprometido cantante, actor de cine y teatro, carne de la crónica rosa reconvertido en sociólogo y pulcro profesor universitario, además de avezado productor audiovisual, guionista y novelista, que llevaba a gala «haber estado siempre en las fronteras».
Cuando se apagaron los focos dejó su voz en barbecho, pero se disponía a volver al primer plano de la música y escribir otro capítulo en una vida jalonada con más de quinientas canciones para otros y para él, un resistente que se hallaba siempre cómodo en su piel y con sus plurales ocupaciones, sin nostalgias, lastres ni complejos. Se tenía «por incrédulo y poco vanidoso», y reivindicaba su manera de estar en el mundo picoteando aquí y allá. «Soy heterodoxo, fronterizo, mestizo, y un permanente extrañado, y eso se refleja en todo lo que hago», aseguraba. Se ufanaba de probarlo todo, y no se arrepentía de haberse dispersado en lugar de poner toda su energía en la música.
Inició la carrera de Obras Públicas, que abandonó para cursar Periodismo y doctorarse en Sociología con una tesis sobre 'El cambio social en España y la prensa del corazón entre 1975 y 1985'. Vivió en París el mayo francés y llevó una vida bohemia con su primera actuaciones 'La Candelaria', sala del Barrio Latino de París. De vuelta a España, trabajó con Luis Eduardo Aute y compuso canciones para Mari Trini.
Al mirar atrás, veía a alguien que concebía «canciones como herramientas, como un martillo o un pico, un instrumento para ir más allá». Concebía sus temas, como antes sus poemas y luego sus ficciones, como «productos artesanales del taller que también me ha servido para construirme como persona». Temas como 'Una, dos y tres' -su visión del popular Rastro madrileño-, 'Si yo fuera mujer', 'La Jacinta' -retrato de una prostituta- o 'Canto', las dos últimas censuradas por el franquismo.
En grupos como 'Los Dingos' o 'Los Botos' hizo sus primeros pinitos musicales. 'Retratos' su primer álbum, salió en 1968. Le siguieron 'Once canciones entre paréntesis' (1971), 'Palabra por palabra' (1972), 'Posiblemente' (1972), 'A donde el agua' (1973) y 'Como el viento del norte' (1974), su homenaje a Lorca Sus discos se fueron espaciando y 'Balcón abierto apareció en 1986.
Debutó en el cine protagonizando 'El libro del Buen Amor' (1975), donde mostró el trasero e hizo historia, y apareció luego en 'La otra alcoba', 'Libertad provisional', 'Asesinato en el comité central' -en el papel del mítico detective Pepe Carvalho, de Manuel Vázquez Montalbán-, 'Caperucita y roja', o 'Acto de posesión, de nuevo junto a Amparo Muñoz. Junto a Ana Obregón protagonizó 'Corazón de papel' y siguió su carrera con 'La noche de la ira', 'Puzzle'. 'La sal de la vida' o 'Nunca nadie'. En televisión apareció en series como 'Página de sucesos', dirigida por Antonio Giménez-Rico, y 'Brigada Central'.
'La virtud del asesino' (1998), su única novela, tuvo mucho que ver con la homónima serie de televisión de la que Andión fue productor y coguionista. Estrenaba oficio dando otra vuelta de tuerca a su propio material. Poeta antes que narrador, creía que cada género tiene su momento y su tiempo. «La poesía es un vómito, una necesidad compulsiva, un sentimiento que te tiraniza. La novela exige otra disposición, más reposo. La narración es síntesis de experiencia, conocimiento, reflexión y recuerdo. La poesía y la canción son urgencia» explicaba a COLPISA al presentar su novela.
Entre el cantautor que él fue desde los 70 y sus colegas a caballo entres dos siglos, veía una diferencia sustancial. A aquéllos les zurraba el poder y la intransigencia y a éstos no. «Ahora cualquiera sabe que no le van a dar un porrazo por decir o cantar lo que le plazca. Me aterra el dolor físico, pero tenía que cantar contra una gente que me pegaba, que me torturaba. Estuve tres días en la cárcel de Cieza por decir que la gente de izquierdas es más lista que la de derechas», rememoraba. «Lo que nos iguala es que somos el espejo de nuestro tiempo, el que refleja lo más cotidiano y próximo al sentir de la gente».
Se definía como «hombre de izquierdas» y participó en actividades de Comisiones Obreras y de la Unión de Artistas Populares del FRAP. A comienzos de los ochenta se identificó con Euskadiko Exkerra y el Partido Socialista de Euskadi.
En su cartera de mano, más neopija que progre, se mezclaban los documentos de trabajo de un sociólogo en activo y algunas de las lecturas heterodoxas por las que se interesaba. «Además de los temas de comunicación, leo cosas como los evangelios apócrifos, textos gnósticos, tratados sobre herejía y apostasía, Prisciliano, cosas así... reflejos de personalidades marginales, fronterizos», explicaba Andión sin complejos.
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