Entrevista con Jairo Zavala, voz y guitarra de Depredro

«Las lentejas están muy buenas pero se disfrutan más cuando no las comes todos los días»

Por eso no le cuesta «nada» bajarse del escenario. Este sábado, 23 de septiembre, se sube a las tablas de la sala Vaca en Ponferrada dentro del Ciclo Momentos Alhambra. «Que la música me lleve a Ponferrada es un privilegio», apunta Zavala.

De alguna manera para Jairo esto es un viaje donde cada concierto es una parada en la que muestra su equipaje, que son las canciones. «Me quedo asombrado con que tengamos la oportunidad de tocar en tantos sitios y escenarios diferentes y con la experiencia, uno ya tiene la capacidad de adaptarse. Es una maravilla tener la ocasión de hacer esto de manera diferente, te vas refrescando y disfrutando de cada espacio», afirma.

Un equipaje que ha ido cambiando a medida que ha crecido el proyecto de Depedro. «Que aburrido es comer siempre lentejas, hay que probar cosas nuevas sino, ¿qué sentido tiene esto?, evidentemente no me puedo olvidar de esos temas que han conseguido crear una conexión especial porque es muy difícil, pero el camino es hacia delante, que no hacía una cima, no te puedes quedar encajado siendo un tributo de ti mismo», comenta este músico al que no le cuesta «cambiar de plato de comida porque siempre puedes volver. Las lentejas están muy buenas pero se disfrutan más cuando no las comes todos los días».

Pero cambiar de plato para nada es una obsesión, es algo que ha ido llegando de manera paulatina porque Jairo Zavala demuestra que lo importante es disfrutar comiendo sin que te agobie la próxima comida. «No pienso en lo que me falta sino en lo que tengo, porque si piensas siempre en los que te falta, te asustas», reflexiona.

Esto no quiere decir que no piense en el futuro. «Si no tienes un límite siempre estás frustrado, por lo que es muy interesante saber lo que quieres. Pero ves gente que no le falta de nada y no disfruta», apunta. Por todo ello, simplifica, «el éxito es disfrutar de lo que uno hace de muchas maneras»

Para fortuna de la música, el viaje sigue. Un niño del barrio madrileño de Puerto Chico, «del que sigo siendo pero sin ser excluyente» continuó agrandándose a lo largo de los años a través de sus experiencias con Calexico, Amparanoia, La Vaca Azul o Micro Mambo y ahora lo hace con Depedro llegando a la conclusión, tras llevar su ritmo por todo el mundo, que «el motor de la música es el mismo en todos los sitios».